Buscando A Feyerabend

BUSCANDO A FEYERABEND

Las imperfecciones de las propuestas de Popper y Kuhn no implican que no puedan ser herramientas útiles para analizar la ciencia. Simplemente hay que aceptar la paradoja, la contradicción y el exceso de retórica. Feyerabend proponía que la filosofía no puede proporcionar una metodología ni una base lógica a la ciencia; los científicos pueden y deben hacer lo que sea para seguir avanzando.

Tras la retórica de Feyerabend se ocultaba la idea de que la compulsión humana a encontrar verdades absolutas, por nobles que sean, desemboca muy a menudo en la tiranía. Él atacaba la ciencia porque reconocía su potencial para borrar del mapa la diversidad de la cultura y el pensamiento humanos.

Le molestaba el colosal engaño de nuestros intelectuales, convencidos de que saben exactamente qué es lo que necesita la humanidad. Feyerabend aseguraba que la retórica, más que la verdad, era crucial a la hora de exponer un argumento. La verdad como tal es un término retórico. Lo que él defendía básicamente era que no existía ningún método científico, estaba convencido de que limitar la ciencia a una metodología concreta, la destruiría. Rechazaba la idea de que la ciencia fuera lo primero, en cierta ocasión comparó la ciencia con el vudú, la brujería y la astrología. Él estaba cansado de ser un relativista radical, de defender los variopintos sistemas de creencias del mundo. ‘La respuesta’, la teoría destinada a acabar con todas las teorías seguirá estando siempre, como debe ser, fuera de nuestro alcance. (Toda descripción de la realidad es necesariamente inadecuada).

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