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COMENTARIO: Platón, República, 487c-489ª


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2021  •  Práctica o problema  •  2.030 Palabras (9 Páginas)  •  143 Visitas

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COMENTARIO DE TEXTO III

Platón, República, 487c-489ª

Rodrigo Pérez-Fontán Domínguez

Platón nació en Atenas o tal vez en Egina en torno al año 427 a. C. y murió poco después de cumplir los ochenta años de edad, en torno al año 347 a. C. En este periodo se producen acontecimientos especialmente significativos en la historia de Grecia. Del año 431 al 404 a. C. tuvo lugar la Guerra del Peloponeso, un largo enfrentamiento con Esparta y sus aliados que culminaría con la pérdida del imperio ateniense.

Tras su derrota, con el apoyo de los espartanos, se instaura el régimen oligárquico de los Treinta Tiranos en el que participan familiares y conocidos de Platón. Reinstaurada la democracia (403 a. C.) y tras un periodo de amnistía, Sócrates, considerado por Platón el hombre más justo de su tiempo, es condenado a muerte por un jurado popular de acuerdo a ciertas acusaciones como la de corromper a los jóvenes, aunque las motivaciones de esta denuncia son también de carácter político.

Posteriormente, la inestabilidad política continúa hasta aproximadamente la muerte de Platón, sucediéndose tres periodos que corresponden a tres dominios, primeramente, la supremacía de Esparta, después, la de Tebas, y finalmente una breve hegemonía ateniense. Esta situación se mantendrá hasta que Filipo II de Macedonia acabe con el dominio de estos tres estados.

Platón presenció el final de una gran época de Atenas en la que demagogos participaban decisivamente en la política, manipulando con frecuencia la opinión pública. Por este motivo considera que, a pesar de los éxitos materiales conseguidos por el régimen, se había producido una degradación moral. No es de extrañar, por lo tanto, que tuviera una cierta añoranza por el anterior tipo de gobierno, que restringía la participación política.

Para entender adecuadamente el texto, resulta pertinente comentar, en general, el sentido de su pensamiento.

En primer lugar, Platón rechaza las explicaciones dadas por los presocráticos ya que, a su juicio, las causas mecánicas enunciadas por estos para entender la naturaleza no son más que condiciones de la acción causal, no las auténticas causas. En su lugar, entiende que la naturaleza se rige por causas de tipo teleológico, que se dirigen a un fin. En este sentido, afirma Álvaro Vallejo:

“No es suficiente con afirmar que la tierra es plana o esférica (cf. Fed. 97d-e), sino que, a su juicio, hay que decir «la causa y la necesidad» de que sea así, es decir, hay que explicar por qué es «mejor» para ella haber adoptado una u otra manera de ser. La verdadera respuesta al por qué radica para Platón en el fin y este no puede ser otro que el bien, porque parte de toda una concepción metafísica de la naturaleza, según la cual cada cosa tiene la disposición que mejor le permite cumplir la función que le corresponde, tanto en sí misma como en el todo al que pertenece.” (Vallejo, 2017: 164)

Esta visión presocrática de la naturaleza, en la que una serie de elementos primarios actúan de acuerdo a una necesidad ciega, “sin intervención de la inteligencia (noûs), ni de un dios ni del arte” (Ley. X 889c5-6) que armonice y dirija todo hacia un fin determinado, había sido trasladada al ámbito humano. Dado que la política, al suponer fines, guarda mayor relación con el arte que con la naturaleza, los sofistas, al aplicar el mecanicismo presocrático, despojan a la legislación y todo lo que de ella se deriva de realidad propia, ya que no tiene fundamento en el mundo natural.

De este modo, es preciso señalar como principal propósito de la filosofía platónica el suministrar un fundamento a los valores morales para hacer frente al convencionalismo y el escepticismo sofístico.

Entrando en materia, este texto es un fragmento de La República, una de las obras más importantes e influyentes de Platón. Este diálogo gira en torno al tema de la justicia y en él se postula la ciudad ideal. Para ello se presentan elementos esenciales de su filosofía, abordando campos como la ontología o la epistemología, y de esta manera estableciendo una cosmovisión.

En este fragmento, Adimanto, hermano de Platón y uno de los interlocutores de este diálogo, señala que aquellos que ejercen la filosofía a lo largo de toda su vida, es decir, los filósofos, resultan en la práctica inútiles para las ciudades. El personaje de Sócrates, coincidiendo con dicha observación, establece una comparación para determinar el motivo de este hecho.

En ella, es posible identificar fácilmente al patrón con el pueblo o la sociedad ateniense.

“hay un patrón más corpulento y fuerte que todos los demás de la nave, pero un poco sordo, otro tanto corto de vista y con conocimientos náuticos parejos de su vista y de su oído”

Es llamativo cómo destaca su poder, evidente en una democracia, pero señala, por otro lado, su falta de conocimientos acerca del pilotaje de la nave, es decir, de cómo gestionar los asuntos comunes de la polis y, además, pone de relieve su torpeza, tal vez haciendo alusión a su condición de manipulable.

Por otro lado, podemos identificar a los marineros con los aspirantes a gobernar, que en este caso hace referencia a los sofistas y demagogos en específico, que, como ya comentamos, en esta época copaban en gran medida la esfera política. Estos marineros, señala, niegan frontalmente que la navegación sea cuestión de arte o de técnica.

“aseguran que no es cosa de estudio”

“Y en cuanto al modo de regirla, quieran los otros o no, no piensan que sea posible aprenderlo ni como ciencia ni como práctica, ni por lo tanto el arte del pilotaje.”

Esto engarza claramente con el convencionalismo sofístico, que niega la existencia de la llamada téchne politiké, y que entienden por lo tanto que cualquier individuo debe poder participar en asuntos públicos. Para comprender esto y la concepción de Platón de la política como un arte, resulta oportuno comentar cómo entiende el sofista la justicia.

El mito del anillo de Giges, expuesto en esta misma obra, aborda este asunto. Este anillo, que vuelve invisible a su poseedor, convierte, según el personaje de Glaucón, al hombre justo en injusto, puesto que al hacerse invisible se estaría deshaciendo de la coerción social. De este modo, la justicia no se concibe como un bien en sí, sino como imposición externa. He aquí la noción de justicia de la sofística. Ante esta idea, el cometido de Platón será, por lo tanto, indicar que valores como este concuerdan con la naturaleza e intereses del individuo.

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