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Comentario De El Proslogion


Enviado por   •  10 de Abril de 2014  •  394 Palabras (2 Páginas)  •  452 Visitas

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El Proslogion

El Santo Anselmo no sostuvo un argumento ontológico, porque nunca se apartó del concepto de “fe”. Es así, porque principia con una premisa que presupone tal concepto: “Dios es aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado”. Es decir, cuando sostiene que Dios “es así” (aquello mayor que lo cual…), entonces asume que Dios, ante todo, “es” (que existe); y aquí ancla el concepto de fe. Entonces, el discurso de San Anselmo no concluye nada, puesto que dice: “Si crees que las cualidades de Dios existen, entonces primero crees en Dios”. Esto no es debatible, porque en la primera proposición está implícita la segunda. Y por ello, todo lo que se diga después, estará sujeto a la misma premisa: la fe.

En su discurso, San Anselmo dice que si Dios asume la perfección – en todo criterio que suponga la “existencia” – será superior al resto de consideraciones reales; por ejemplo, a todo lo perceptible. Pero si Dios es superior, debe poder ser también real (así como lo perceptible), sino no cabría una comparación. En esta línea, no se puede decir, por ejemplo, que las sirenas son tan bellas como la mujer más bella que se haya visto; porque si nos referimos a la belleza, lo hacemos a un objeto existente, y declarar que las musarañas son bellas significaría que está implícita la existencia de las mismas. Para este caso, la premisa es que las musarañas existen, lo cual, por cierto, es falso. Entonces, al haber una premisa previa a la demostración de la existencia de Dios, no hay garantía de que la idea por sí sola sea cierta.

Por esta razón, pienso que San Anselmo no revela una definición – o algo así de ontológico-; de hecho, en el capítulo II se lee “No intento, Señor, penetrar tu profundidad, porque de ninguna manera puedo comparar con ella mi inteligencia; pero deseo comprender tu verdad, aunque sea imperfectamente, esa verdad que mi corazón cree y ama.” Si él mismo anticipa que esa no era su intención, entonces es obvio que se limita solamente a reconocer aquello que sí se debe tener en cuenta cuando se piensa en Dios. No obstante, es curioso que después San Anselmo enfrentase a Gaunilo y a su mala comparación de la isla perfecta, defendiendo lo ontológico de su discurso; si se suponía que había una premisa imperante.

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