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Conocimiento Y Felicidad


Enviado por   •  30 de Julio de 2013  •  2.229 Palabras (9 Páginas)  •  307 Visitas

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El conocimiento humano como resultado de la investigación debe contribuir a la obtención de la felicidad del hombre en la medida que el hombre es el resultado de su inteligencia y de sus conocimientos, un conocimiento de si mismo, un conocimiento de su mundo y de la sociedad en la que está inmerso. Desde los clásicos griegos el conocimiento es una virtud que contribuye a la obtención de la felicidad porque realiza la naturaleza humana en una búsqueda permanente para hacerla más humana y para hacer más humano el mundo en el que se vive. Los griegos llamaban a la felicidad eudaimonìa y la usaban para expresar bienestar, felicidad, buena fortuna, abundancia. Era consideraba por los filósofos como el mayor bien, “eu” que significa bien y “daimòn” que significa divinidad, y al asociarse a las divinidades malignas derivó hacia nuestra palabra “demonio” (eudaimòn) quien lleva un buen espíritu o quien tiene buen ánimo o quien es un dios bueno.1 Un regalo de los dioses consideraban los griegos a la felicidad como resultado de una vida de bien.

El hombre no es feliz por naturaleza sino que debe buscar la felicidad también en el conocimiento porque el conocimiento también lo realiza como ser humano. Hay quienes buscan la felicidad en el dinero y en la obtención de las cosas materiales pero ellas no la dan, al lo sumo se obtiene confort pero no la felicidad. La felicidad es algo más que tener una vida confortable. La felicidad es un estado más íntimo del hombre que tiene que ver con la realización de su espíritu y de su intelecto. La concepción de concebir el conocimiento como una de las formas de la felicidad no es una concepción romántica ni idealista sino una visión intelectual y humanista que desde los griegos se ha concebido. Sócrates identificaba la virtud con el conocimiento, la veía como un bien supremo para el ser humano sin la cual no podemos ser felices, aunque para Sócrates no existía felicidad sino virtud y la virtud es la condición necesaria y suficiente para la felicidad. El verdadero conocimiento es el que transmite sabiduría y no se agota en la información sino que va hasta la reflexión y la creación de una visión nueva de las cosas, es aquel que inaugura un nuevo horizonte o una concepción distinta de pensarnos y de ser. 2.

El filósofo inglés John Stuart Mill afirmaba que la dignidad del ser humano está en nuestra inclinación al conocimiento, la satisfacción de los deseos intelectuales y que no debemos renunciar a este tipo de placer aunque parezca que no nos hace tan felices como la permanencia en la ignorancia, ya que la felicidad que nos depara, no siendo igualmente intensa, puede calificarse como más humana 3, y con esto no pretende insinuar que haya hombres sean más

1. Mariano Amal. La felicidad. Pág, 1.

2. El conocimiento es: interiorizado, estructurado, sólo puede crecer lentamente, sólo es humano y conduce a la acción. La información en cambio es: externa, informe, rápidamente acumulable, se puede automatizar y es inerte. (J.A. Millán 2004) 2. Citado por Martínez Berriel, S. Sociología urbana.

3. Victoria del Blanco Pérez. La felicidad y el saber. Revista El Recreo, EU de Magisterio de Toledo, # 13 Dic, 2006. Pág. 1

que otros o más digno de serlo por el mero hecho de saber más 4. Como seres humanos que somos, dice Mill, deberíamos renunciar al cúmulo de placeres primarios por los intelectuales, pues aún siendo estos más difíciles de satisfacer y más lenta su culminación, son beneficiosos, según el principio de utilidad, por otorgar una felicidad mayor 5. Las religiones señalan que la felicidad solo se logra en la unión con Dios, que no es posible ser feliz sin esta comunión, la felicidad como obtención definitiva de la plenitud, pero la felicidad de las religiones está concebida para alcanzarla después de la muerte. Aristóteles, por su parte, señala que la felicidad es el fin último, el bien supremo, pero que es difícil definirla y describirla.

El conocimiento, que epistemològicamente tiene su origen cuando el sujeto se relaciona con el objeto, obteniendo imágenes que se convierten en ideas, es una aventura del pensamiento que produce felicidad porque es la búsqueda por explicarnos el mundo y las cosas, por más dolorosas o injustas que ellas sean. Sin embargo, el conocimiento también produce dolor porque pronto descubrimos que vivimos en un mundo injusto y duro, pero la aventura de pensar también tiene sus momentos de felicidad aunque a veces nos vuelva un poco amargos, escépticos o pesimistas. La educación superior, no obstante, debe estar dirigida a que el conocimiento nos vuelva más felices sin perder el espíritu crítico. El conocimiento puede contribuir a la felicidad humana porque no hace más sabios de las cosas, nos hace entender mejor el mundo y sus contradicciones y, como se ha concebido desde siempre, el conocimiento es poder, pero no un poder para explotar o esclavizar al otro, sino para liberar y fortalecer la condición humana. El conocimiento debe formar seres humanos, personas y no déspotas ilustrados. El hombre es hombre gracias al conocimiento que determina su condición humana.

El conocimiento hace que el hombre se construya a si mismo y tenga una sensibilidad social más humana sin perder de vista sus orígenes y su lugar en el mundo. El conocimiento no puede seguir siendo un arma para la destrucción masiva, ni para el fomento del mercantilismo salvaje que quiere hacer de todo lo humano un negocio, una transacción económica, aunque esta seria la utopía del conocimiento. El conocimiento debe promover una cultura de la justicia, una cultura de la paz, una cultura ciudadana, una cultura de la tolerancia, una cultura de la solidaridad y una cultura de respeto por la diferencia. El conocimiento tiene que ser ante todo una cultura de vida antes que una cultura de muerte. La “cultura de la muerte” es la cultura del pensamiento autoritario que reduce la condición humana. Los medios de comunicación nos venden una felicidad artificial que se reduce a los objetos, que esta fundamentada en el tener antes que en el ser, un mundo deshumanizado sin conocimiento ni espíritu critico, un mundo donde todo se compra y se vende sin importar la dignidad humana de las personas. En esta perspectiva, sólo el conocimiento crítico de cómo funciona el sistema puede darnos el necesario espacio de libertad de conciencia situado fuera de los condicionamientos de aquél.6.

6. Mario Roberto Morales. Sólo el conocimiento crítico de cómo funciona el sistema puede darnos el necesario espacio de libertad de conciencia, Art. La Ventana, Portal informativo de la Casa de las Amèricas, E 2007.

El conocimiento afianza una recuperación de la dignidad del hombre y de sus valores porque lo sitúa en su condición humana

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