Contrastes en la relación protagonista – antagonista en la obra Edipo Rey de Sófocles
Enviado por ADOB • 6 de Agosto de 2017 • Ensayo • 1.378 Palabras (6 Páginas) • 2.695 Visitas
Contrastes en la relación protagonista – antagonista en la obra Edipo Rey de Sófocles
Durante la Grecia del S.V a.C. nació un pensador que dio muchas obras magistrales a la humanidad. Sófocles es el autor de la famosa obra dramática Edipo Rey. La obra está ambientada en el ciclo tebano de la Grecia antigua específicamente relatando la dinastía de los labdácidas. El autor utiliza distintas técnicas de contraste para poder enfatizar o bien resaltar algunos aspectos de sus personajes conllevando a un leve individualismo que marca a la obra en su totalidad. También lo usa con mucha implicación en los agones para exaltar aún más el conflicto entre los mismos. El contraste en sí mismo tiene un objetivo estético que ayuda a estilizar su obra con una complejidad mucho mayor además de buscar implantar una lección al pueblo griego y causar la reflexión del mismo, dando a entender que las leyes humanas son inferiores a las divinas y no se pueden escapar de ellas. Ese mismo contraste se percibe además en la lucha y esencia del protagonista, un simple mortal con cierto poder en contra de los dioses que han orquestado su tragedia.
En este ensayo se profundizará específicamente en los contrastes que giran en torno a la relación protagonista – antagonista de la obra. Se analizarán los diversos énfasis que se dan a través de dichas técnicas de contraste que utiliza el autor y por tanto, el lenguaje presente en la obra, el cual resalta la caracterización e individualidad de los personajes y genera un efecto emocional en el espectador. Con todo ello se pretende demostrar las críticas establecidas por el autor al nuevo estilo de vida liberal que había generado tendencia y con el que él se encontraba en oposición.
El primer aspecto contrastado que se analizará en el conflicto que envuelve a los personajes protagonista y antagonista es la marcada diferencia entre ambos percibida a través de las posiciones antagónicas con respecto a su perspectiva, opinión y postura. Es importante rescatar que dichas diferencias se hacen aún más evidentes por efecto del tono de voz o el vocabulario empleado que delimitan aspectos sobre la actitud, estado anímico y posición en conflicto de cada personaje. Tal es el caso del protagonista, Edipo, quien en un tono colérico, ansioso y necio marcado por el uso de interjecciones, el lenguaje sentencioso y extremadamente acusativo manifiesta la soberbia que le obnubila el pensamiento y parametriza sus ideas debido a la desconfianza que condicionan sus reacciones hostiles: “EDIPO.- […] Has de saber que para mí, tú tramaste el crimen, tú lo ejecutaste, aunque no lo perpetraras con tu propia mano […]”[1]. Por otro lado, Tiresias, antagonista, se expresa de una manera más sensata y que en medio de la discusión, utilizando un tono más frío y objetivo, busca optimizar el estado alterado de la situación con una entonación enunciativa:
“TIRESIAS.- Me voy; pero diciendo antes aquello por lo que fui llamado, sin temor a tu mirada; que no tienes poder para quitarme la vida. Así, pues, te digo: ese hombre que tanto tiempo buscas y a quien amenazas y pregonas como asesino de Layo, está aquí, se le tiene por extranjero domiciliado; pero pronto se descubrirá que es tebano de nacimiento, y no se regocijará al conocer su desgracia. […]”[2]
Creonte, otro antagonista, se expresa del mismo modo: tono persuasivo y pacificador:
“CREONTE.- […] Por lo que a mí respecta, no tengo más deseo de ser rey que de actuar como si lo fuera, ni ninguna otra persona que sepa razonar. En efecto, ahora lo obtengo de ti todo sin temor, pero, si fuera yo mismo el que gobernara, haría muchas cosas también contra mi voluntad. […]”[3]
Otro de los aspectos en donde los contrastes predominan corresponde al conocimiento que maneja cada personaje. El conflicto existe mayormente debido al manejo de verdades parciales en contra de una verdad absoluta. Y es, en realidad, la búsqueda de la verdad uno de los temas predominantes en el texto y que se ven reforzados por la utilización de la ironía sofoclea, recurso típico del autor que consiste en ambientar cierto sentido de ambigüedad marcado por la creación de incoherencias e imprecisiones a partir del rol o diálogos de los personajes; es decir, el personaje es “autor o víctima, consciente o inconsciente de un discurso o acto en doble sentido”[4]. El buscador y al mismo tiempo el buscado. Dejando evidente la incoherencia que consiste en una especie de círculo vicioso, en la que la audiencia ya conoce el destino final del protagonista, produciendo, entonces, el efecto emocional esperado que pretende llevar a que el espectador se identifique con una de las posturas en pugna.
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