Contrato Social

DEL CONTRATO SOCIAL Y SU NATURALEZA HUMANA

Un contrato puede ser definido como el acuerdo de voluntades que se manifiesten en común entre los hombres, es decir, todos aquellos convenios a los cuales el hombre recurre dentro de una sociedad, como elemento fundamental para la sana convivencia en la misma, siendo a su vez, partidario y protagonista de esta, en el dar y el recibir.

No obstante, este tema es mucho más profundo de como habitualmente tendemos a concebirlo, no es solamente un hecho de un acuerdo verbal o escrito basada en algún punto de convergencia, sino, que va mucho más allá de lo obvio. Podemos ver por ejemplo, como el hombre desde su nacimiento y formación, realiza o es fiel a un pacto con la sociedad que lo rodea, un contrato social que le da beneficios y responsabilidades dentro de la sociedad, este pacto viene cargado de un amplio y complejísimo conjunto de elementos, dentro de los cuales éste se verá envuelto.

Dentro de los elementos podemos incluir: la cultura, las creencias, las costumbres, la moral, los hábitos y actitudes adoptados, en fin, una seria de elementos ontológicos y epistemológicos, que darán al hombre un modelo o patrón dentro del tiempo y sociedad en la que se desenvuelva, obteniendo una experiencia en común, donde está implícita la pluralidad, la unión y la convivencia.

Se puede decir entonces, que si bien este acuerdo o esta convergencia de ideas, propuestas y construidas dentro de las sociedades, denotan un convenio entre los hombres, también pues, requiere un cumplimiento obligatorio de las disposiciones planteadas dentro del mismo, para que los resultados sean beneficiosos a todos.

Dicho esto, vemos como de igual manera y en su amplia aplicabilidad, el contrato social toma un aspecto organizacional y de control dentro de la sociedad, y no sólo es simple imitación de la realidad, es decir, si bien en la realidad el hombre adopta toda una serie de elementos como ya lo indicamos en el párrafo anterior, también está implícita la necesidad de crear un orden dentro del cuerpo social, cuya herramienta empleada para sembrar dicho orden, son los códigos de conducta que permitan al ciudadano vivir en acuerdo con los otros y en satisfacción con sus propias necesidades.

Este orden no es creado e implementado de manera arbitraria o impuesta, sino, que es producto de toda una evolución y desarrollo social, que a su vez, van dando forma a la historia, con sus acuerdos y desacuerdos, intereses y búsqueda de estabilidad y beneficios, sus luchas y sus triunfos, con todas esas ebulliciones sociales donde los hombres son los protagonistas de sus historias individuales y colectivas, cambiando y construyendo su realidad, las cuales son llevadas a cabo en aras de un mejoramiento, bien sea material o espiritual.

Como bien señaló Aristóteles: “El

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