Cómo Dialogar Argumentadamente
Enviado por edypacheco • 20 de Febrero de 2015 • 699 Palabras (3 Páginas) • 6.435 Visitas
Cómo dialogar argumentadamente
Para que nuestras reflexiones sean cuidadosas y bien hechas, es bueno disponer siempre de algún interlocutor que las cuestione. En este sentido, el diálogo filosófico, o diálogo argumentado, es uno de los mejores métodos para pensar con rigor.
Cotidianamente discutimos sobre muchas cosas. Pero una discusión filosófica no debe entenderse como una pelea. Cuando dialogando argumentadamente con otros nos podemos ver obligados a aceptar que estamos equivocados, que no hemos perdido, sino que hemos ganado, pues hemos aprendido algo nuevo.
Tipos de desacuerdo
Por lo general, un debate se origina en un desacuerdo. Para desarrollar con rigor un diálogo argumentado, hay que comenzar por identificar el tipo de desacuerdo. ¿Sobre qué estamos debatiendo?, es una útil pregunta filosófica.
R Desacuerdos verbales. Cuando las personas no están de acuerdo en el uso de una palabra. Se resuelve haciendo precisión sobre el término, acordando nuevo uso del término o cambiándolo.
R Desacuerdos sobre la verdad de una creencia. Se resuelve defendiendo la creencia con argumentos que la hagan evidente, atacando la creencia con argumentos que muestren su falsedad, proponiendo un contraejemplo o sencillamente cambiando de creencia.
R Desacuerdos sobre la pertinencia de un argumento. Cuando las personas no están de acuerdo en que el argumento sirve para sustentar la tesis en discusión. Se resuelve defendiendo el argumento con nuevos argumentos que lo hagan relevante o cambiando el argumento.
R Desacuerdos con respecto al peso de un argumento. Cuando las personas no están de acuerdo en que el argumento es bueno. Se resuelve defendiendo el argumento con nuevos argumentos que lo hagan más fuerte o cambiando el argumento.
Qué argumentos son mejores
Cuando dialogamos argumentadamente debemos evaluar los argumentos propuestos. Pero ¿cómo saber si un argumento es mejor que otro? Estudiando los tipos de argumentos y sus reglas de construcción; es decir, estudiando lógica. Por el momento, podemos aprender a usar dos procedimientos elementales para poner a prueba un argumento:
R El test de validez. Cada vez que alguien proponga un argumento, distingamos las razones o premisas ofrecidas de la tesis o conclusión que se quiere defender. Luego de ello, preguntemos: ¿la pretendida conclusión del argumento puede establecerse siempre a partir de las razones ofrecidas? Si la respuesta es negativa, rechazamos el argumento; si es afirmativa, lo podemos aceptar como un argumento válido.
R El test de las premisas. Si el argumento es válido, pasamos al segundo test. Esta vez preguntamos: ¿Son ciertas las premisas? Si no son ciertas, rechazamos el argumento; si son ciertas podemos concluir que el argumento es sólido o bueno.
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