¿Cómo retracto una historia que carece de historia?

No se como empezar este escrito, mucho menos cómo acabarlo. ¿Cómo retracto una historia que carece de historia? Adentrándome en mi cerebro a través de las palabras escritas: día uno de práctica, “el enfrentamiento entre Razón y Pronto”.

-Encerrado en un cuarto oscuro, tapiado hasta imposibilitar la entrada de oxígeno. Las paredes ásperas y frías. Ese es el desolador panorama que vivían ambos.

Una música sonaba siempre, impuntualmente, era hermosa, pero nunca conseguían escuchar el final. Siempre se cortaba antes de finalizar la sonata, a veces por la mitad, otras segundos antes de finalizar. Otras, otras solo se escuchaba una mínima parte del comienzo. Pero era mágico, despertaba en ellos un sentimiento que parecía marchitarse. Y para que eso no ocurriese, Razón siempre cantaba su versión de la canción. El cuarto oscuro y frío parecía volverse más cálido y amplio cuando sonaba esa melódica serenata, y él quería que Pronto así lo sintiese.

Un día, sin saber definir cuándo; pues Cuando no sabía desde cuando estaban allí Razón y Pronto; Pronto, vio algo en la oscuridad del cuarto, una mínima pero perceptible luz que procedía de un pequeño rincón.

Sin decirle nada a Razón, se acercó a ver que era. Cuando más se acercaba, más intensa era la luz y el agujero del que procedía, además parecía hacerse más grande a su paso. Pronto, haciendo uso a su nombre, decidió adentrarse e introdujo su cabeza por el agujero. No podía creerlo, era como si pudiese ver y dar forma a la música que sonaba de cuando en cuando, pero con un final distinto, como si el final de la canción que sonaba no fuese el que Razón siempre le cantaba. Estaba viendo la viva imagen de lo que él creía y quería pensar que era la belleza, la felicidad. Observó durante unos instantes, saboreó ese momento en su paladar queriéndolo hacer eterno, pero no aguantó más y se dispuso a avanzar. Medio cuerpo cruzó el agujero que irradiaba la luz.

Un vistazo más detallado deslumbró tras su ideal una sombra que le retenía, o eso creía. Y cuando solo tenía que estirar los brazos para alcanzar su objetivo, decidió cruzar por completo el agujero, para poder librarlo de su opresor, pero notó como algo tiraba tras de él. Pronto retrocedía cada vez más por una fuerza que lo movía contra su voluntad. Cada vez le costaba más enfocar o tan solo distinguir algo entre la luz, hasta que el agujero se volvió a hacer minúsculo. Pronto se dió media vuelta para ver qué era lo que le había hecho retroceder. Para su sorpresa, allí estaba Razón, diciéndole que no se preocupase, que todo iba a salir bien. Pronto, tan solo había tenido una alucinación, un impulso hacia la nada, un pronto. Razón era el encargado de protegerlo en aquel lugar tan siniestro en el que se encontraban, pues sabía que si no fuese por él, acudiría a la alucinación como lo hizo en su momento Locura.

La

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