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Historia Local, Historia Regional E Historia Nacional. ¿Una Historia Posible?


Enviado por   •  26 de Junio de 2012  •  2.348 Palabras (10 Páginas)  •  984 Visitas

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REVISTA 2

ESCUELA DE HISTORIA

Año 2, Vol. 1, Nº 2, 2003

CONFERENCIA

Historia local, historia regional e historia nacional. ¿Una historia posible?

Sara Mata de López

Introducción

Una de las tareas más complejas del historiador es precisamente la definición del universo de análisis. Desde los inicios lejanos inaugurados por Heródoto, a la necesidad de conocer lo que “pasó” con la finalidad de preservar la memoria de los hechos más notables de los pueblos, o de evitar la repetición de los errores cometidos en el pasado, fue preciso definir un espacio, un lugar, un territorio en la cual acontecieron esos “hechos que merecían ser recordados”. Con la normatización de nuestra disciplina a mediados del siglo XIX y su inclusión entre las ramas del conocimiento científico, a la impronta de la particularidad de los hechos, que continuó conservándose, se agregó el énfasis por alcanzar una objetividad entendida ésta como la “reconstrucción de lo acontecido tal como fue” encubriendo de esta manera la función social de la historia como actividad intelectual legitimadora de la burguesia triunfante que se expresaba en el poder a través de la consolidación de los estados nacionales. Los relatos de los “acontecimientos” particulares se engarzaron así en una secuencia lineal y causística cuya finalidad residía en la construcción de un historia cuya direccionalidad y destino era la NACION, entendida como el pasado común de una sociedad en un espacio definido políticamente. Lo sucedido, la historia, adquiría sentido en la cristalización de ese estado-nación. Se impuso así, casi simultáneamente con la Historia Científica la historia Nacional como el “objeto” de la Historia.

Al repasar la historiografía relativa a la nación argentina, encontraremos que Bartolomé Mitre, el historiador fundante de la historia nacional, utilizará el recurso de la biografía, el estudio del personaje cuya actuación en el plano militar o político forjará esa nación anunciada y se impondrá por lo tanto como ejemplo a emular. Centrar la atención en un personaje de relevante actuación política considerado “hacedor” de la historia habrá de constituir entonces una vertiente a partir de la cual se intenta reconstruir el pasado “nacional”. La memorable publicación encarada por la Academia Nacional de la Historia bajo la denominación de “Historia de la Nación Argentina (desde los orígenes hasta la organización definitiva de 1930) nos muestra un recorte territorial, que se corresponde con los límites jurisdiccionales del estado soberano, como naturalmente dado. Sin embargo, la obra reúne trabajos de carácter monográfico que si se ocupan de temas generales tales como la agricultura o el comercio durante la colonia, por ejemplo, se centran en el Río de la Plata con sumarias referencias a las ciudades del interior, hegemonizando así a la denominada historia nacional desde Buenos Aires. El constructo nación opera entonces como un recorte espacial previo, pero los resultados de esa historia nacional es parcial, y lo más importante cuando se interesa ya sea por la economía, la producción o la política se centra en el Río de la Plata y la ciudad de Buenos Aires, cuya Historia se fusiona con la Historia de la Nación Argentina.

Me interesa destacar por el momento dos ideas: En primer lugar señalar la consideración de un universo de estudio histórico naturalmente dado, el estado nacional y la práctica historiográfica concreta que estos historiadores llevan a cabo y que tiene como objeto de sus pacientes reconstrucciones documentales y sus descripciones un ámbito más restringido: Buenos Aires y su campaña; en segundo lugar subrayar la identificación como historia nacional de esa historia circunscripta a Buenos Aires. En ambos casos está implícita una marcada operación ideológica que tiende a la hegemonía política y cultural.

Sería injusto no reconocer a la Academia y a Ricardo Levene su esfuerzo por reunir en la Historia de la Nación Argentina la Historia de las provincias, entendidas entonces como unidades espaciales menores, legitimadas de idéntica manera que la Nación y cuya suma constituirían la Nación. Se perfilan así dos niveles de reconstrucción histórica que solo tangencialmente se intersectan.

Frente a esta situación, en las últimas décadas el énfasis con que tradicionalmente se homogeneizaba el discurso historiográfico desde Buenos Aires, comenzó a relativizarse al imponerse la historia regional, como una alternativa válida de los estudios históricos; considerada por muchos historiadores una vía eficaz para superar la dicotomía historia nacional-historia provincial. Nuevamente es necesario realizar algunas apreciaciones al respecto puesto que no es un dato menor que la Academia Nacional de la Historia suplantara la historia provincial por la historia regional.

Es preciso reflexionar acerca de qué se entiende por Historia Regional, o de qué manera los historiadores hacen historia regional. Frecuentemente puede observarse en algunasestudios históricos regionales que la región constituye un recorte espacial preexistente al inicio de la investigación. Es posible entonces advertir que no han variado sustancialmente los supuestos que de idéntica manera establecían la legitimidad de la Historia Nacional. En esta historia regional varía la dimensión y composición (a veces) del universo de análisis pero ella responde igualmente a un constructo que como tal contiene un fuerte componente ideológico y legitimador de las clases dirigentes locales. Un ejemplo interesante de esta línea historiográfica la constituye la obra de Armando Bazán, “Historia del Noroeste Argentino” que concibe a la región como REGIÓN HISTORICA, un constructo cultural resultante de un proceso histórico temprano que habrá de mantener su identidad y homogeneidad desde la colonia hasta el presente. Su aporte es significativo en tanto considera a la región como espacio de interacción política, económica y social previa a la nación, y de allí su preocupación por destacar la contribución del noroeste en la construcción de la nación argentina. Nuevamente es posible apreciar que el pasado es estudiado en función de los resultados: la consolidación del estado nacional. El principal mérito del trabajo de Bazán radica en la perspectiva regional que otorga al proceso político y el peso que atribuye a las elites del “interior” en ese proceso. También es importante su planteo del espacio nacional como posterior a los espacios regionales, es decir confiriendo al territorio nacional una temporalidad.

Si bien es posible atender a la existencia de un espacio, el Noroeste Argentino en este caso, con una identidad sociocultural definida que

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