Dialogo con Dios

DIÁLOGO CON DIOS PADRE

“Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre”

Hijito(a) mío(a), Yo Soy, tu Padre que estoy en el cielo pero a la vez estoy muy cerca de ti porque te amo. Yo Soy quien por amor a ti ha creado la tierra en la que habitas y todas las cosas hermosas que puedes experimentar. Me gustaría en este rato hablar contigo porque quiero que me cuentes cómo estás, cómo te sientes, qué te preocupa, qué anhelas, qué te humilla. No te preocupes ahora de lo malo que hayas hecho, ven con humildad y amor a dialogar conmigo.

Es cierto que no me puedes ver con tus ojos, pero sí puedes ver el cielo, el sol, la luna, las estrellas, las flores, las montañas, el océano, los animales, y todas las maravillas que existen y que he creado para ayudarte a que creas en mí.

Soy tu Dios, soy tu padre, confía plenamente en mí. ¿Acaso podría un buen padre buscar el mal para sus hijos? Pues aunque un padre lo hiciera, yo sólo busco tu bien. No te confundas cuando experimentes un mal, pues ten por seguro que no soy Yo quien te lo manda, aunque es cierto que lo puedo permitir si esto te lleva al bien y a un fruto bueno para tu alma.

“Venga a nosotros tu reino”

Quiero decirte también que te amo infinitamente. Antes de que tú aparecieras en el seno de tu madre, Yo ya te amaba; y si existes, es porque te amo con un amor que tú no tienes capacidad de imaginar. Nunca dudes de mi amor por ti, pues Yo te hice por amor, y quiero estar contigo para siempre.

Sabes, hijo(a) mío(a), es tal mi amor por los hombres, que mi corazón arde en deseos de que todos se percaten de cuánto los amo y así se beneficien de la paz, la alegría, el gozo que produce mi amor.

Quisiera reinar en los corazones de todos mis hijos. Ayúdame tú a que todos se den cuenta de mi amor para que así mi Reino llegue a ellos.

Pero también quisiera preguntarte y pedirte que me cuentes: ¿te preocupa alguien en especial?, ¿tu papá?, ¿tu mamá?, ¿tu esposo o esposa?, ¿alguno de tus hermanos o tus hijos?, ¿algún amigo(a) o familiar? Dime qué te aflige sobre ellos, qué quisieras para ellos. Me gusta que te preocupes por el bien de los demás, pues me siento acompañado en el amor que tengo a cada uno de mis hijos.

“Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”

Hijo(a) mío(a), quiero que seas feliz pues para esto te hice. El secreto de la felicidad es tenerme a mí y buscar hacer mi voluntad. Sé que buscas hacer lo que a mí me agrada, y ten por cierto que estoy ansioso por ayudarte dándote las gracias que necesitas. Y ¿sabes cuál es mi voluntad? Te lo digo: Todo se resume en que me ames a mí, y a tu prójimo como a ti mismo.

Cuéntame: ¿En qué quieres que te ayude para que puedas cumplir mi voluntad? ¿En qué fallas? ¿Qué errores te humillan? Es cierto que yo ya las conozco, pero me gusta que tengas la confianza para decírmelas. Me gusta la humildad del que reconoce sus limitaciones y pide mi ayuda, así que no tengas reparo en contarme en qué te puedo ayudar para que cumplas mejor mi voluntad.

“Danos hoy nuestro pan de cada día”

Dime por favor qué necesitas, dime en qué quieres que te ayude.

¿Qué te hace falta? Ciertamente conozco lo que necesitas, pero soy Padre y me gusta ver la confianza y humildad de mis hijos cuando piden lo que necesitan. Pídeme lo que quieras, y si es bueno para ti, ten por seguro que tarde o temprano te lo concederé.

¿Qué te agobia? Tal vez, ¿una enfermedad?, o ¿un conflicto con alguien que quieres?, o ¿un problema económico? No quieras controlarlo todo, pues es imposible. Reconoce con humildad tus límites, y entonces búscame. Encuéntrame en tus límites. Haz todo de tu parte para solucionar tus problemas, y lo demás ponlo en mis manos. ¡Confía en Mí!

...