Doctrinas filosófico-jurídica de Federico Carlos von Savingny

5. Savigny

Los principios de las doctrinas filosófico-jurídica de Federico Carlos von Savingny (Nació en 1979 y murió en Berlín en 1861), están expuestos en la Vocación de 1814, que se menciona en la introducción a la revista de la ciencia histórica del derecho, en el prólogo del primer número de la misma con el título Acerca del fin de esta revista.

Tener presente asimismo la parte general de la obra más importante de Savigny, el Sistema del Derecho romano actual (1840-1849) en lo que la doctrina del autor presenta aspectos nuevos, no menos que su obra juvenil Doctrina del método jurídico (1802-1803).

Típica expresión del romanticismo en el campo jurídico, el pensamiento de Savigny no se contrapone a las tendencias de los que querían “Nuevos códigos” la cual garantiza junto con la administración de justicias una certeza mecánica, de forma que el juez libra de cualquier prejuicio propio, se limitaría simplemente a su aplicación literal, sino que, supera los presupuestos filosóficos de las teorías iluministas acerca de la legislación y de la interpretación del derecho existente en el siglo XVIII, creyéndose destinadas a la realización de la perfección absoluta.

A la teoría de un derecho natural inmutable y universal deducido de la razón, Savigny se opone; para él, el derecho constituye algo propio de cada pueblo, como el idioma, las costumbres o la organización política, integrado por los elementos que, unidos entre sí, hacen de cada pueblo un algo individual, y cuyo origen no es accidental ni arbitrario.

En el derecho no existe un instante de tregua absoluta, ya que, crece con el pueblo, toma forma con él y muere cuando el pueblo ha perdido su personalidad.

Con el desarrollo del pueblo se desarrolla también el Derecho, que se manifiestan a través de actos simbólicos, se exteriorizan los sentimientos de la colectividad y vive como costumbre, viene a constituir la espontanea forma del Derecho.

Savigny define como “elemento político” del Derecho, la conexión de él con la vida social del pueblo y “elemento técnico” su “vida separada científica”.

En ambos casos lo que crea el derecho es “una fuerza interior que opera tácitamente, no el arbitrio de un legislador”.

El derecho legislativo, según Savigny no debería tener otra misión que la de servir de auxiliar de la costumbre, dando luz y conservando puro el verdadero Derecho el cual se constituye por la voluntad efectiva del pueblo.

Savigny como remedio a los inconvenientes del Derecho común presenta la elaboración científica del Derecho. Para lo cual se emplea material histórico, procediendo en el operar “quirúrgicamente” sobre la situación jurídica del país.

El derecho natural considerado como expresión inmediata de la razón, está construido en base a las instituciones históricas.

El Derecho natural para Savigny, es el derecho que se realiza en la historia; el instrumento adecuado no es la existencia de un código, sino la ciencia jurídica.

La vocación conserva sus escritos polémicos y parece referirse más a las concretas situaciones alemanas. Que al problema general de la naturaleza del derecho y al del método de los estudios jurídicos.

Todavía no se presenta en ella el historicismo jurídico como una verdadera auténtica doctrina; Las afirmaciones de Savingny se incardinan en la nueva cultura, es decir, la cultura romántica, en contra de las teorías racionalistamente abstractas del iluminismo.

Un año después es cuando se contrapone la escuela que se llamará “histórica” a las doctrinas iusnaturalistas e intelectualistas, llamadas “escuela no-histórica”; declaró que la oposición entre estas dos es de naturaleza universal y se manifiesta en todas las cosas humanas.

Savingny añade: “El problema universal es éste: ¿en qué relación está el pasado con el presente, o bien el devenir con el ser?

Para la “Escuela no histórica” cada época crea su mundo libre y arbitrariamente, no interesándole la historia.

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