Dogmatismo

Dogmatismo

María Fernanda Alvarado Lagos/Décimo A.

Básicamente, en el dogmatismo no existe una mentira, la relación entre el sujeto y el objeto  nunca será debilitada por alguna suspicacia, además de que los valores también están presentes suponiendo que tienen una coincidencia valorante.

En el dogmatismo, cuando se hace una afirmación, es imposible que haya lugar a dudas sobre dicha afirmativa. La misma razón es la que va a brindar esta verdad sin ningún tipo de cuestionamiento, esto se debe a la confianza ciega y plena de la razón humana. “El dogmatismo es el proceder dogmático de la razón pura, sin la crítica de su propio poder” (Hessen, 1932, pág. 19)

La relación entre el sujeto y el objeto no es debilitada por la incertidumbre, están tan asociados el uno con el otro, que el sujeto es lo que conoce y el objeto es lo ya conocido; pero al mismo tiempo el sujeto también es un objeto. Se complementan así, que el sujeto aprehende al objeto.  Los objetos de la percepción (determinados objetos) y del pensamiento (la función del pensamiento) son otorgados a  los sujetos por medio de la corporeidad, llanamente en su corporeidad.

A la hora de hablar de valores, dando por hecho que los valores poseen una conciencia valorante, al dogmático se le hace indiferente como el que los mismos objetos del conocimiento tengan una conciencia cognoscente. Este mismo el dogmatismo se divide en tres: teórico, que se refiere al conocimiento teórico; ético, los valores y trata del conocimiento moral y, por último; religioso, además de que considera los valores, consiste también en el conocimiento religioso. Los valores son importantes porque son virtudes que definen a cada ser humano como sujeto, para que así también pueda relacionarse con el objeto.

El dogmatismo demuestra que se puede ser completamente fiel a las afirmaciones arrojadas por  los pioneros de esta escuela, porque el dogmatismo demanda que toda enunciación es verdadera y no sería posible que fuese una blasfemia, que la única que puede establecer una verdad absoluta es la razón, sin embrago, las cosas que se dicen siempre tienen varias perspectivas y deberían ser analizadas con cuidado a la hora que se habla de ellas.

Referencias

Hessen, J. (1932). Teoría del conocimiento. Bogotá: Espasa-Calpe.

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