Dragón Fósil Es Muy Fuerte
Enviado por bryanquilca • 19 de Diciembre de 2013 • 836 Palabras (4 Páginas) • 284 Visitas
Definitivamente es complicado tratar de dirigirse a un grupo de personas con las que se han compartido cinco años de vida. Yo también he paseado por esta universidad, al igual que ustedes, a lo largo de los pasillos, salones, escaleras, en la cafetería, en el centro de información o en alguna banca. Durante cinco años hemos crecido, no solo como profesionales, sino por sobre todo, como seres humanos. Dudo que alguien pueda olvidar el momento de su ingreso a la universidad, o el nerviosismo de la primera clase, aunque no recuerden ni lo que se dijo en ella. Tampoco creo que alguien pueda olvidar a “ese” profesor que lo jaló por primera vez, o la frustración del 12.49 en algún examen decisivo. Pero todas esas cosas, las buenas y malas, han ido formándonos, moldeándonos en lo que somos hoy. Hace cinco años, entramos a la universidad con el anhelo de ser profesionales algún día. Nuestras familias hablaban sobre nosotros como “los futuros profesionales”. Cuando ingresamos, fue un logro para nosotros, y un orgullo para ellos. Hoy podría estarse repitiendo esa sensación. Estoy casi seguro de que así es. Sin embargo algo ha cambiado. El orgullo se confunde con la nostalgia de “terminar” una etapa de nuestras vidas. Al mismo tiempo, deben estar sintiendo como yo, el nerviosismo de estar a punto de empezar algo completamente distinto. Yo les pido que alcen la mirada y vean a su alrededor. Porque el día de hoy, el futuro se hace presente en el rostro de cada una de esas personas vestidas de toga y birrete que tienen a su alrededor. Hoy damos el último paso de una carrera que ha durado años. No somos los mismos cachimbos que entramos el primer día de clases atropellándonos por la puerta. Hemos madurado, hemos crecido.
No se puede dar un discurso de este tipo sin agradecer a algunos, de manera especial. Creo hablar en nombre de todos los graduandos de esta promoción cuando digo que sin nuestras respectivas familias y el apoyo que nos han brindado, no hubiéramos llegado muy lejos en esta carrera de la vida. Ellos también deben haber sufrido los cansancios de nuestras amanecidas (no necesariamente por el estudio, sino porque normalmente no hacíamos más que bulla mientras ellos querían dormir). Ellos estuvieron ahí cuando ingresamos y están aquí hoy también. Sólo Dios sabe qué tan grande es la deuda que tenemos con ellos. De manera personal, aunque también sé que no soy el único que piensa así, espero que lo que hemos hecho hasta ahora los haga sentirse orgullosos. Este momento debe ser solo el primero de muchos en los que poco a poco se vaya pagando todo lo que con esfuerzo, dedicación y sobre todo, con amor, nos han entregado.
Hoy que terminamos, es oportuno decirle gracias a toda esa gente que encontró la forma de estar ahí y brindarnos su apoyo. Gracias a aquellos maestros que nos ayudaron a tomar riesgos, a hacer de los temores oportunidades de crecer. A nuestros padres
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