EL SUFRIMIENTO Y EL PROPÓSITO DEL HOMBRE
Enviado por angelicalucia • 18 de Noviembre de 2013 • 1.088 Palabras (5 Páginas) • 215 Visitas
Esta frase, y el video en sí en el que se desarrolla este tema, nos dan a
conocer como se va dando un proceso de desarrollo, tanto en la historia de
la humanidad como en la de un nuevo individuo; pero si existe un proceso
es porque hay una finalidad, una meta; en el desarrollo del embrión es el
nacimiento. Pero ¿cuál sería la finalidad de todo el desarrollo de la especie
humana? ¿Cuál es nuestro propósito?
El video nos muestra análogamente los dos procesos: como el embrión
consigue convertirse en un nuevo ser, preparado para enfrentarse a un
nuevo mundo; y, como el hombre consigue llegar a su máximo desarrollo
con la conquista de su propio mundo y más allá de él. Pero al final de ambos
se presenta una característica en común: el sufrimiento. El feto, una vez
concluidos los nueve meses de desarrollo, está obligado a salir del vientre
materno para lo cual el organismo de la madre pasa por unos cambios
fisiológicos para ayudar a salir al nuevo ser. Esta transición genera sufrimiento
en el feto. De igual manera nosotros estamos viviendo cada vez con más
intensidad el sufrimiento a través de los desastres naturales, las crisis
financieras, el hambre, las guerras, etc. Eso ¿no querrá decir que la propia
naturaleza (así como la madre con su hijo por nacer) nos esta obligando
a ‘nacer’, es decir, a cumplir con nuestro propósito?
Ese es el significado de la frase al comienzo de este texto; pero al ir
profundizando más al respecto nos queda la duda ¿cuál es nuestro propósito?
Bueno, cuando el niño nace no sabe lo que le espera en este nuevo nivel de
existencia y solo le queda conocer este mundo nuevo, que es muy diferente
al placentero mundo del vientre materno. Así mismo, nosotros tenemos que
conocer el nuevo nivel de existencia que nos espera, ¿Cuál será?
Este siempre ha sido un tema tratado en la filosofía, en especial en la disciplina
de Antropología filosófica, son varios los filósofos que hablan al respecto, uno
de los cuales con el que me siento identificada es Sócrates.
Él dice que la finalidad última del hombre es el bien y en él está la esencia
misma de nuestra vida: nuestra felicidad. Todos los hombres sin excepción
persiguen una misma cosa: la propia felicidad; la única diferencia entre ellos
es el grado de conocimiento de los medios para alcanzar este fin; quien sabe
más, más logra su intento por ser feliz. Pero esta felicidad no se alcanza con
la satisfacción de los placeres inmediatos (como es que ha vivido el niño en el
vientre y como hemos vivido nosotros en nuestra historia) ni con sus intereses
mudables y particulares, ni con sus impulsos ciegos; esta felicidad se alcanza
con el razonamiento. El hombre como ser razonador, que sabe lo que hace, en
otras palabras, el hacer está dirigido por el saber. Gracias al saber, el individuo
se convierte en dueño de sí mismo y deja de ser esclavo de sus impulsos
triviales que lo alejan de su verdadera razón de ser. Conocer nuestro verdadero
bien significa conocer lo que nosotros somos; por eso Sócrates resume su
filosofía en la siguiente frase: “conócete a ti mismo”.
En base a lo anterior, podemos decir
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