ETICA Y MORAL
Enviado por olininaja • 14 de Mayo de 2015 • 4.648 Palabras (19 Páginas) • 242 Visitas
Método de la Ética
Uno de los métodos utilizados en su estudio son: la Inducción, consiste en partir de lo particular hacia lo general; sus partes son: la observación, la comparación y la experimentación, de los distintos hechos concretos de la vida humana para formular normas morales de validez universal.
La deducción es el otro de los métodos, consiste en que de una ley ya establecida se deducen normas de conducta particular.
La Ética como toda ciencia posee un método por medio del cual se tenga un conocimiento profundo de la conducta humana. El cual consiste en los siguiente pasos:
Observación. Este paso también es propio del método científico. La observación no solo consiste en acercarse al hecho real y percibir a través de los sentidos en forma penetrante y amplia.
Evaluación. A partir de la percepción del acto por medio de la observación, se emiten un juicio de valor moral, es decir tratar de catalogar el acto observado dentro de las categorías morales previamente establecidas estudiadas como pueden ser: reprobable, honesto, obligatorio, bueno, amable, recomendable, etc. Es necesario existan matrices de valoración moral para así poder catalogar con más detalle el acto estudiado.
Percepción axiológica. Es este aspecto se trata de descubrir en forma personal los valores que todavía no se ha sido capaz de descubrir o percibir en este acto. Una vez hecho esto podemos darle un valor al acto estudiado de acuerdo a una escala de valores.
Alcance de la cuestión del método en Ética
Siendo el objeto del método señalar el procedimiento lógico que el entendimiento ha de seguir en la investigación de la verdad y en su comunicación a los demás, a fin de constituir un sistema científico, pudiera creerse que, sin resolver la cuestión del método propio de cada ciencia, éstas no podrán existir. No ocurre esto, sin embargo; las ciencias se van formando paulatinamente, siguiendo los procedimientos espontáneos que el espíritu pone en ejercicio para descubrir toda verdad, y es necesario que las ciencias alcancen desarrollo notable para que los problemas del método adquieran preferente atención; crece de punto la importancia de ellos cuando el contenido tradicional de una disciplina es puesto en litigio por una orientación doctrinal nueva.
Este es el caso precisamente hoy para la Ética; las ideas filosóficas de los sistemas que, a partir de Kant, han imperado en la mayor parte de las escuelas contemporáneas han influido tan eficazmente en la transformación del método con que eran estudiadas las cuestiones morales, que se hace absolutamente necesario tratar con alguna extensión de estos problemas, sin que esto signifique la pretensión de fundar una moral nueva o descubrir normas ignoradas que sirvan para ordenar nuestra vida.
No podemos admitir que la metodología moral no sea más que «la psicología del hombre inteligente, libertado de toda teoría, buscando una regla de vida».
Ni el hombre, al filosofar, carece de regla de vida, ni podría buscarla con algún provecho sin tener ya formada una teoría más o menos explícita de la filosofía en general, de los métodos científicos y de la Ética misma; el error sobre estas materias en unos, así como la carencia de cultura filosófica en otros, son causa de los escasos resultados y de las deplorables aberraciones que se registran en las ciencias sociales, no obstante las múltiples investigaciones de que son objeto.
El fin, pues, del método en la Ética es determinar los principios, por medio de los cuales hemos de someter a examen las reglas morales que informan nuestras costumbres, para conocer la razón de ser de ellas y juzgar si merecen aprobación o no, o en qué deben ser rectificadas, ampliadas, etc., formando con estas investigaciones un encadenamiento de verdades que merezca el nombre de ciencia: formación de la ciencia y su exposición, éste es el fin del método en su integridad.
El punto de partida del método racional ético
No porque los problemas de la Ética sean del orden social se quiere decir que el método de ella sea apriorístico, sin fundamento en lo real, ni meramente deductivo, a la manera del método geométrico.
Ni por parte de las exigencias del entendimiento humano en todo género de investigación científica, ni por parte de los que son peculiares del objeto de la Ética, admitimos nada que no esté dotado de valor objetivo, como fundado en la naturaleza misma de las cosas.
En efecto, siendo el método un instrumento de la razón, es necesario, ante todo, salvar las exigencias propias de ella, pues de lo contrario no podría utilizarlo, y la fundamental de todas esas exigencias, común a toda investigación racional, es proceder de lo conocido a lo desconocido o menos conocido, lo cual puede entenderse subjetiva y ontológicamente. Desde el primer aspecto las manifestaciones sensibles de las cosas preceden al conocimiento de su naturaleza abstracta, y lo particular a lo universal; así en la materia o contenido del objeto moral, que son las costumbres, como éstas no son el producto de puros espíritus, sino de hombres que manifiestan sensiblemente sus juicios y voliciones interiores, ni se proponen únicamente fines espirituales, sino también corporales y externos, como la seguridad de la vida contra atentados de aquellos con quienes se convive, la propiedad de los bienes materiales, la organización del hogar, la defensa del territorio, etc., antes adquirimos el conocimiento particular de cada una de esas formas de vida moral, y aun admitimos los juicios de valor representados por ellas, que el concepto general de las mismas y la razón de ser de aquéllos.
Cuando el filósofo indaga ésta y se traza el mejor método para ello, parte ya de ese conocimiento previo suministrado inmediatamente por la realidad de las cosas, y que consta de hechos de observación, tanto externa como interna, y de principios de evidencia primera, lo mismo de orden especulativo que del práctico, sin los cuales nada significarían para su inteligencia los fenómenos observados.
Ontológicamente, y tal es el sentido aristotélico del principio que en la demostración se proceda de lo conocido a lo desconocido, ocurre lo contrario: la naturaleza de una cosa es anterior a sus manifestaciones sensibles y causa de ellas, la ley es la razón de ser del hecho, y es necesario conocerla para dar cuenta del mismo. Y en este sentido hemos de aplicar el principio dicho, porque es cierto que «sólo por las acciones y reacciones psíquicas sociales son activas y eficaces las condiciones objetivas o externas de la moralidad, las cuales, más bien que explicar por sí mismas
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