El Bien Y La Conciencia
Enviado por trzhz • 15 de Diciembre de 2013 • 879 Palabras (4 Páginas) • 289 Visitas
Es importante reconocer la existencia del bien y del mal objetivos para apreciar el valor de la conciencia. La conciencia dirige nuestras acciones hacia el bien, hacia algo que existe realmente y nos atrae. Nuestra alma posee una tendencia espontánea que le urge, con la fuerza de un mandato, a hacer el bien y evitar el mal. Esta inclinación interior tan irresistible no nos la enseñó nadie, ni la asimilamos de nuestra cultura, ni es una decisión que tomamos por cuenta nuestra. Es una característica común de todos los seres humanos.
El bien no se identifica simplemente con lo que me atrae o que me resulta agradable o útil. Algo es bueno cuando es lo que debería ser, y algo es ‘bueno para mí’ cuando me ayuda a ser lo que debo ser. La bondad es la perfección de la naturaleza y la plenitud de la existencia. Una ‘buena comida’ es una comida que cumple lo que debe cumplir: deleitar el paladar y alimentar. Una comida a base de pastelillos y batido de fresa no es una buena comida, aunque pueda agradar a algunos paladares, porque le falta una cualidad esencial: la de alimentar.
SEGÚN LA FILOSOFÍA DE KANT
“Para que el juicio moral pueda ser necesario, es justo que exista algo que sea el bien en si no sometido a limitaciones de ningún tipo cuya valides sea incondicional y que la voluntad en conciencia no puede negarse a querer”
En su idea sobre el supremo bien “la naturaleza es ya adecuada a la voluntad racional y la dicha se armoniza con la virtud”
El bien no es el origen ni el motivo de la moralidad sino su resultado y su culminación. Nuestros actos responden a motivos que pertenecen al orden empírico. Para que el hombre conserve su unidad espiritual estos motivos empíricos deben estar vinculados de alguna manera, a la ley moral. Esto se efectua atravez del bien.
La conciencia es nuestra propia razón, pero en su papel de juzgar el valor de nuestras acciones. Santo Tomás de Aquino la define así: el juicio práctico de nuestra razón que decide sobre la bondad o maldad de nuestros actos humanos.
En la actualidad se glorifica, a menudo, la conciencia como si fuera una guía de conducta infalible, único e indiscutible punto de referencia para el bien y el mal. Es un asunto personal entre mi conciencia y yo; Usted siga su conciencia y yo seguiré la mía; Si su conciencia está de acuerdo, entonces está bien.
Este subjetivismo moral sostiene que todo depende del punto de vista de cada uno, y que no hay una moral absoluta. Lo que está bien para una persona no tiene nada que ver con lo que está bien o mal para otra. Apoyándonos en este subjetivismo, podemos sentir la inclinación a justificar moralmente todo lo que nos plazca, siempre y cuando se acomode a nuestra conciencia subjetiva. En esta moral de cafetería, cada uno escoge las doctrinas, dogmas, normas y enseñanzas que le gustan o que coinciden con
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