El Carácter Teológico Del Curriculo
Enviado por eliro19 • 9 de Septiembre de 2014 • 823 Palabras (4 Páginas) • 831 Visitas
EL CARÁCTER TELEOLÓGICO DEL CURRÍCULO
Partiendo de la idea sólo muy aproximada de que el currículo es la previsión de
las cosas que hemos de hacer para posibilitar la formación de los educandos,
intentaremos fijar la naturaleza de esta previsión.
Una anticipación tal supone que hemos de visualizar y seleccionar una serie de
procesos y experiencias por los cuales deben pasar los educandos y a cuyo
término podamos decir que están formados o educados. Una tal previsión
supone, por otro lado, que previamente poseemos una noción de lo que
significa “estar formado o educado”. Pues, de modo obvio, los procesos que
escogemos para que los educandos pasen por ellos no los seleccionamos por
capricho o al azar, sino en función de lo que es “ser formado o educado”. O
sea, no cualquier proceso conduce al propósito que deseamos alcanzar, a
saber: que los educandos queden realmente formados o educados, sino ciertos
procesos. Y éstos los admitimos porque ostentan, a nuestro entender, la
capacidad de impulsar hacia esa finalidad.
Lo anterior, dicho de otra manera, es esto: La selección y previsión de los
procesos y experiencias que deben vivir los educandos, eso es el currículo.
Pero este currículo no lo construimos arbitrariamente sino en vista de la idea
que abrigamos de lo que es “ser formado o educado”. Tenemos que reconocer,
por tanto, que hay dos planos nítidamente distintos: a) el del currículo mismo
(experiencias y procesos previstos para los alumnos); y b) el del fin perseguido:
la noción de educación que tengamos.
La relación entre ambos planos es clara. No hacemos el currículo para
examinar después hacia qué tipo de educación nos conducirá; sino que, forjada
una idea de lo que es „ser educado‟, construimos el currículo de modo tal que
su aplicación lleve a convertir en real aquella idea. Se trata de una relación
teleológica (dirigida hacia un fin), en la que el currículo es elaborado en función
de la idea de educación que tenemos y con el propósito de que esa idea se
torne realidad en los educandos.
Este carácter teleológico, esta orientación hacia un fin, que es algo que se halla
ínsito en todo currículo, no debiera extrañarnos. Aunque ciertas acciones que
realizamos los seres humanos puedan ser producto de la casualidad o bien el
efecto mecánico de hechos preexistentes, una buena otra parte de nuestras
acciones son teleológicas, es decir, hechas con vistas a un fin.
En aquellas acciones nuestras, que son efectos mecánicos de hechos (no
ideas) preexistentes, la situación es ésta: cierto fenómeno acontece en la
realidad y ese fenómeno determina inexorablemente (relación de causa a
efecto) cierta acción de nuestra parte, a la que no podemos sustraernos. Por
ejemplo, una luz fuerte ante nuestros ojos determina que nuestras pupilas se
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