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El Hombre


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  10.602 Palabras (43 Páginas)  •  228 Visitas

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El libro "¿Que es el hombre?" de Martin Buber es dividido en dos partes. La primera que el autor llamó de "Trayectoria de la interrogación", él escribe sobre cuatro temas que son: I. Las preguntas de Kant, II. De Aristóteles a Kant, III. Hegel y Marx e iv. Feuerbach y Nietzche. La sefunda que Buber bactizó de "Los intentos de nuestra época", él también dividió en cuatro grandes temas que son: I. La crisis y su expresión, II. La doctrina de Heidegger, III. La dotrina de Scheler y IV. Perspectivas.

Martin Buber inicia su obra citando el jasidismo para mostrar que hace mucho tiempo que se escribe sobre el hombre. Recorre al filósofo frances Melebranche, que ya en 1674 en su obra "De la recherche de la vérité", afirma: "Entre todas las ciencias humanas la del hombre es la más digna de él. Y, sin embargo, no es tal ciencia , entre todas las que poseemos, ni la más cultivada ni la más desarrollada. La mayoria de los hombres la descuidan por completo y aun entre aquellos que se dan a la ciencia, muy pocos hay que se dediquen a ella, y menos todabia quienes la cultiven con éxito".

Kant ha sido quien con mayor agudeza ha señalado la tarea propia de una antropología filosófica. En el manual que contiene sus cursos de lógica. Según él, se puede delimitar el cmpo de esta filosofía en sentido universal mediante estas cuatro preguntas: 1. ¿Qué puedo hacer? 2. ¿Qué debo hacer? 3. ¿Qué me cabe esperar? 4. ¿Qué es el hombre?. A la primera pregunta responde la metafísica, a la segunda la moral, a la tercera la religión y a la cuarta la antropología.

Buber, recuerda que: "Un filósofo de nuestros dias, Martin Heidegger, que se ha ocupado ( en su Kant und das Problem der Metaphysik, 1929), de esta extraña contradicción, la explica por el caracter indeterminado de la cuestión o pregunta ¿qué sea el hombre?. Sin embargo luego adelante Martin Buber afirma y explica el por que en su modo de pensar "Heidegger ha desplazado el acento de las tres interrogaciones kantianas". Y también como que , en su análisis, la obra de Kant es clara en el siguiente punto: "Y el sentido de la cuarta pregunta, a la que pueden reducirse las tres anteriores, sigue siendo en Kant este: ¿qué tipo de criatura será esta que puede saber, debe hacer y le cabe esperar?". Para Buber, "Kant no ha respondido ni siquiera ha intentado responder a la pregunta que direccionó a la antropología: ¿Qué es el hombre? Desarrolló en sus lecciones una antropología de los siglos XVII y XVIII, tan poco crítica".

El autor cree también ser problemático "saber si una disciplina semejante servirá para suministrar un fundamento a la filosofía o como Heidegger, a la metafísica". Cree también que a filosofía puede ser ajudada por diversas disciplinas como, por ejemplo entre otras, la psicología, la estética y la ética. Buber sentencia em seguida: "La antroplogía filosófica no pretende reducir los problemas filosóficos a la existencia humana ni fundar las disciplinas filosóficas, como si dijéramos, desde abajo y no desde arriba. Lo que pretende es, sencillamente, conocer al hombre". Y para Buber la genuina antropología filosófica pretende conocer el hombre en su totalidad, "la totalidad humana".

En el capítulo "De Aristóteles a Kant", Martin Buber distingue para sus lectores dos momentos en la historia del espírito humano. "... el hombre vive en el mundo como en su casa, en las otras el mundo es la intemperie".

Bernhard Groethuysen (Philisophische Anthropologie,1931), dice com razón, apróposito de Aristóteles, que, com él, el hombre deja de ser problemático, no es para sí mismo más que "un caso", y que cobra consciencia de sí mismo solo como "él" y no como "yo". El hombre es comprendido desde el mundo, pero el mundo no es comprendido desde el hombre. También el mundo de las ideas de Platón es un mundo de los ojos, un mundo de figuras contempladas. Pero es com Aristóteles com quien esa imagen óptica del universo llega a su clara decantación insuperable, como un mundo de cosas, y el hombre es también una cosa entre las del mundo, una especie, objetivamente captable, entre otras muchas, y no ya un forastero, como el hombre de Platón, pues goza de aposento propio en la gran mansión del mundo. El primero que, más de siete siglos después de Aristóteles, plantea originalmente la genuina cuestión antropológica, y en primera persona, es San Agustín.

En lugar de las desmoronadas esferas tenemos dos reinos independientes y hóstiles, el de la luz y el de las tinieblas. Ya el hombre no es una cosa entre las demás, ni puede poseer un lugar en el mundo. Como se compone de cuerpo y alma, se halla dividido entre los dos reinos, y es a la vez escenario y trofeo de la lucha. Agustín proviene de la escuela maniquea. Al hombre, ese hombre que él califica de grande profundum, de gran misterio. Esta sorpresa del hombre ante sí mismo, que Agustín reclama en razón de la experiencia de sí mismo, es muy diferente de aquella otra sorpresa en la que Aristóteles, siguiendo a Platón, pone el origen de toda filosofia. El hombre aristotélico se sorprende y maravilla también del hombre, entre otras muchas cosas, pero nada más que como una parte del mundo, que es maravilloso y sorprende en general. El hombre agustiniano se asombra de aquello que en el hombre no se puede comprender como parte del mundo, como una cosa entre las cosas, y como aquella otra sorpresa hace mucho que derivó en filosofar metódico, la suya se presenta como algo muy bonito e inquietante. El esquema de esta imagen del mundo es una cruz cuyo madero vertical es el espacio finito entre cielo e infierno. En torno a este esquema se construye la imagen medieval del mundo. Dante pobló de vida el interior de ese mundo, pintando las vidas de hombres y de espíritus, pero sus perfiles conceptuales fueron trazados por Tomás de Aquino.

En la continuación de su pensamiento Buber dice: " Verdad que en el sistema cósmico del de Aquino el hombre representa una especie de índole muy particular, puesto que en él, el alma humana, que es el último de los espíritus, se halla unida sustancialmente com el cuerpo humano, que es la suprema cosa corpórea, de suerte que aparece como el horizonte y línea divisoria entre la naturaleza espiritual y la corporea".

El autor recuerda todabia que: "Y en la baja edad Media surge un nuevo tomar en serio al hombre como hombre. Estos pensadores del Renacimiento aseguran que el hombre puede saber, pero les es totalmente ajena todavía la cuestión Kantiana de ¿qué es lo que puede saber?: puede saberlo todo. Ya hemos visto que la pregunta rigorosamente antropológica que alude al hombre en su problemática genuina se

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