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El Maestro Como Liberador


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  2.451 Palabras (10 Páginas)  •  241 Visitas

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Los maestros –como la mayoría sabemos- son fundamentales para el desarrollo estructural de una sociedad. Por ello, tomarnos unos minutos para razonar en esta cuestión es algo que importa, tanto para espíritus elevados en el tema, como para simples curioso del saber general. Para comenzar diré que el tema es algo prolongado; algo extenso si me lo preguntan. Decidir y argumentar sobre el papel del maestro en el siglo XXI puede ser una trampa ideológica a simple vista; dado que el papel del maestro –en su forma más elemental- gira en torno a cuestiones filosóficas y políticas. Por esta razón, podemos ver que el papel del maestro no se está atada a un razonamiento fijo; puede girar bajo postulados con todo el color de las políticas educativas, o profundizar entre la duda y el cañón de la filosofía de la educación, que intenta buscar el valor para enseñar la libertad y el conocimiento libre. Son muchas las propuestas. Y por tal motivo es imposible hablar de “un papel del maestro”, fijo y cerrado. Pero en este ensayo –de tinte semiformal- pretendo lograr un concepto político del maestro; deseo indagar sobre la filosofía de la educación y finalmente lograr en términos precisos la tesis de este ensayo: El papel del maestro en el siglo XXI es el de liberador.

Antes de contestar a la pregunta sobre el papel del maestro en el siglo XXI, debemos indagar algunas de las propuestas legales que el gobierno nacional ha planteado. A causa de ello las mismas leyes proponen en el artículo 1, que el objetivo de la ley 1278 es “establecer el Estatuto de Profesionalización Docente que regulará las relaciones del Estado con los educadores a su servicio, garantizando que la docencia sea ejercida por educadores idóneos, partiendo del reconocimiento de su formación, experiencia, desempeño y competencias como los atributos esenciales que orientan todo lo referente al ingreso, permanencia, ascenso y retiro del servidor docente y buscando con ello una educación con calidad y un desarrollo y crecimiento profesional de los docentes” (Mineducativa. 2001). Además hay que hacer notar que en el artículo 3 de la misma ley, habla sobre incluir a todo profesional en el ministerio de educación para poder evitar el desempleo. No es nada extraño lo que afirmaré a continuación; todo estatuto político tiene funciones no muy abiertas para el papel elemental del docente. Sus juegos de canicas son evidentes cuando el gobierno declarada funciones a los docentes, y no un papel elemental o fundamental en el maestro. Cosa que me lleva a pensar que la educación tiene un fin político (Russell, 19985). Como un ejemplo perfecto para esta ocasión, tomaré el mismo artículo –la ley 1278- que mencioné con anterioridad; no hablaré del artículo en sí mismo, sino que para mí, es imposible no mirar con disgusto error que hay entre líneas. Porqué si la ley general de la educación está hecha para lograr un mejoramiento oportuno de la educación en el país; que detrás de cada palabra dicha en los artículos, se persigue la igualdad y la inclusión; que todo gira en torno al fomento del conocimiento, por el cual cada uno de los maestros, está –casi obligado- o condenado a obedecer el canon de las leyes. ¿Por qué razón dejan entrar a cualquiera al sistema de educación nacional, solo para evitar la pobreza? ¿Por qué utilizan reglas que no permiten que el maestro pueda crecer? ¿Cuál es la razón que tiene el gobierno para poner al maestro a competir, como si fueran hienas tras un pedazo de carroña? La respuesta es una iluminación: Hay intereses personales; existe una apatía por el pensamiento individual. Existe la imparcialidad total en pro del desarrollo; a ellos les interesa vender mejor televisión de entretenimiento, y no buena educación (el mercado).

Esto se evidencia en la candidatura del expresidente Álvaro Uribe, que como una medida para diezmar las filas de los fuertes guerrilleros, tomó la decisión de que es más importante la guerra que la salud y la educación. Ahora bien, como el dinero (que era para fortalecer la educación) no está presente, él gobierno decide crear leyes para evitar el colapso económico. Las personas que no tienen profesionalización educativa, comienzan a enseñar una educación que no sirve para nada; una pedagogía que no tiene ningún componente educativo, que sufre la derrota de ser eternamente tradicional. El paragón salta a la vista: al final del camino estas decisiones gubernamentales, solo servirán para que los profesionales sin pedagogía sean las marionetas de élites que controlan los maestros, según su función y no como su papel fundamental. “Si quieres solucionar un problema, debes reducir tus funciones a lo que dice la ley; solo la ley, puede decirte que hacer y qué no hacer”. No pongo más que un ejemplo: el comunismo. Este ejemplo puede sonar chocante para algunos y para mí también. Pero no podemos alejarnos de esta realidad; el comunismo ruso alejó a las personas de toda idea de autonomía. Hasta la misma educación, la publicidad y los programas eran manejados por la cabeza mayor del imperio. Marx no pensó en esto, pero por desgracia –igual que en la filosofía- existen malas interpretaciones, que tienden a ser muy peligrosas.

Ciertamente el contenido de los manuales educativos tiene una intención desarrollada a partir de partidos o estructuras políticas. Cosa que es perjudicial, dado que el educador, agente y creador a la vez, trabaja con material humano con técnicas del espíritu (AZEVEDO, Fernando. 1969). Muy por el contrario, a pesar de que trabaje con material humano, de manera inconsciente o consciente, la educación sirve como un conductor ideológico . Pero no hay que llegar hasta tal punto de demencia intelectual, pensando, que no hay acto humano puro, acto que no tiene ningún interés. Esto me lleva a pensar que si hay un interés en la función del docente –un conductor ideológico- este debe ser el de liberador. No se debe desconocer la ley, pero si soy libre de la ley, podría seguirla con más humanidad, siempre estando en contra de lo que es perjudicial para los maestros y alumnos.

A continuación debemos explorar algunas concepciones filosóficas para poder entender la tesis principal. Si el papel del maestro es de liberador ¿Por qué? O por lo menos dar respuesta a la gran pregunta. ¿Qué es la educación? O ¿Qué hace que la educación sea tan importante? Todas estas preguntas no podrían resolverse, sino existiera el ánimo, que tienen algunas personas por dudar y buscar algún concepto elemental. Ernesto Sábato por ejemplo, en su ensayo sobre la educación en América latina nos da la base elemental para construir un edificio filosófico. “En el sentido etimológico –dice Sábato- educar significa desarrollar, llevar hacia fuera lo que aún está en germen, realizar lo que solo existe en potencia”. Un aíre de

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