El Origen De La Filosofía

EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA

El origen de la filosofía es algo incierto y no se ha podido establecer con exactitud, para algunos la filosofía realmente se originó en las colonias griegas del mar Jónico durante los siglos V y VI a. C. Para otros, su origen está más allá y lo buscan en Egipto, en la China, India, motivo por el que muchos escritores han llegado a decir que la filosofía en sus orígenes estuvo mezclada con la mitología, con lo místico y lo religioso, concluyendo que su origen fue en Grecia.

Según la historia, Grecia es el único lugar del mundo antiguo en el cual la sabiduría humana encontró su camino que por efecto de la armonía de las facultades del alma, y de un largo esfuerzo por conquistar el orden entre la disciplina del espíritu, la razón humana haya llegado a la edad de la fuerza y de la madurez. Solo allí la filosofía es autónoma e independiente de la religión hecho que sucedió a consecuencia de su decadencia en tiempos de Homero, cada vez resultaba más incapaz de satisfacer las necesidades de la inteligencia y se corrompía más y más.

De acuerdo a los escritos los primeros pensadores de Grecia son los poetas, intérpretes de las tradiciones religiosas. Creadores de mitos, como Hesíodo. Estos hombres se dedicaban a orientar las costumbres de sus ciudadanos; sus enseñanzas se basaban en la experiencias de sus vidas, eran personas de acción, legisladores o moralistas; eran hombres prudentes, pero no propiamente filósofos, según, Aristóteles, la filosofía griega comenzó con Tales de Mileto, uno de los sabios que vivieron en el siglo VII y VI antes de nuestra era.

En todo caso, salvo en ciertas personalidades excepcionales, como Empédocles el taumaturgo, o Pitágoras, quien fundó una secta religiosa, la filosofía griega se distingue inmediatamente de la religión; se forma, incluso, criticando la mitología popular, y aparece como hija de la sola razón.

En conclusión, los griegos fueron los primeros que iniciaron a inquietarse frente a la realidad y comenzaron a filosofar. Fueron los pioneros en comenzar a descifrar la búsqueda de un primer principio que les diera una explicación fundamental de la realidad. Ellos nos enseñaron que para filosofar es necesario admirarse.

En sus escritos Platón dice que la primera virtud del filósofo es admirarse, sentir esa divina inquietud, que hace que donde otros pasan tranquilos y no observan lo que sucede a su alrededor, sin ni siquiera entender que hay una cantidad de problemas que de una u otra forma lo afectan indirectamente o directamente, el que tiene un barniz filosófico siempre está percibiendo en la más mínima cosa problemas, misterios, etc., siempre encontrará interrogantes para poder buscar una explicación lógica que los demás no ven

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