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El Principe Nicolas Maquiavelo


Enviado por   •  1 de Enero de 2013  •  3.140 Palabras (13 Páginas)  •  686 Visitas

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A través de los siglos se han conocido muchos burócratas, y tras de ellos muchos seguidores y detractores, y así seguirá por generaciones…

Tal vez sea muy complejo lo que nos quería demostrar Nicolás Maquiavelo.

El decía que los que deseaban congraciarse con un príncipe suelen presentársele con aquello que reputen por más precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan más ha de agradarle; de ahí se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, telas de oro, piedras preciosas y parecidos adornos “dignos de su grandeza”. Pero no hay algo más precioso ni algo más caro o que se estime tanto como el conocimiento de las acciones de los hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y aun incesante estudio de las antiguas.

Los Estados, todas las denominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados hereditarios, o nuevos, los dominios así adquiridos están acostumbrados a vivir bajo un príncipe o a ser libres.

Principados hereditarios

Es mas fácil gobernar un Estado hereditario, por qué está acostumbrado a una dinastía, ya que basta no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores; Aunque Italia, por ejemplo, al duque de Ferrara, que no resistió los asaltos de los venecianos en 1484 ni los de papa julio en 1510;sólo tuvieron que esperar, para reconquistar su gobierno. Porque el príncipe natural tiene menos razones y menor necesidad de ofender: de donde es lógico que sea más amado, y en la antigüedad y continuidad de la dinastía se borraran los recuerdos y los motivos, pues un cambio deja siempre la piedra angular para la edificación de otro.

Principados mixtos.

Pero dificultades existen en los principados nuevos; se le llama mixto a un miembro agregado, dificultad que estriba en que los hombres cambian a gusto de señor, creyendo mejorar, en lo cual se engañan, pues luego la experiencia les señala que han empeorado. Esto resulta de otra necesidad común que hace el príncipe se vea obligado a ofender a sus nuevos súbditos, de modo que tienes por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado y no los puedes tener como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo, porque no puedes satisfacerlos como esperaban, tampoco puedes tomar medidas fuertes debido a que siempre necesitaras de los " provincianos" aunque tengas un ejército poderoso. Por estas razones, Luis XII, rey de Francia, ocupó rápidamente a Milán, y rápidamente lo perdió.

También es cierto que los territorios rebelados se pierden con más dificultad cuando se conquistan por segunda vez, porque aprovechándose de la rebelión, vacila menos en asegurar su poder castigando a los delincuentes, vigilando a los sospechosos y reforzando las partes débiles. Los estados que al adquirirse se agrega a uno más antiguo, o de la misma provincia es muy fácil conservarlos, y para afianzarse en el poder, basta con haber borrado la línea del príncipe que los gobernaba, siempre que se respeten sus costumbres y las ventajas de que gozaban.

Y quien lo adquiera, si desea que así siga, debe tener dos cuidados: primero que la descendencia del anterior príncipe desaparezca, después, que ni sus leyes ni sus tributos sean alterados. Y en poco tiempo el principado adquirido pasa a constituir un solo y mismo cuerpo con el conquistador; Aunque hay que ser muy hábiles cuando los Estados en una provincia con idioma, costumbres y organización diferentes; aunque sería muy eficaz que la persona que los adquiera fuese a vivir con ellos, esto haría más segura y más duradera la posesión, de modo que, habitando en él, sólo con muchísima dificultad podrá perderlo, otro remedio es mandar colonias a uno o dos lugares que sean como llaves en aquel Estado; porque es preciso hacer esto o mantener numerosas tropas.(En colonias que no se gasta mucho, y con esos pocos gastos se conserva y se les gobierna). Concluyo que las colonias no cuestan, que son más fieles y entrañan menos peligro, y que lo damnificados no pueden causar molestias. Ha de notarse, que a los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos. Porque si se vengan de las ofensas leves, de las graves no pueden; así que la ofensa que se haga al hombre debe ser tal, que no pueda vengarse. La ocupación militar desde cualquier punto es inútil como útiles son las colonias, de modo que, el gasto es mucho mayor, por el mantenimiento de la guardia, y, además, se perjudica e incomoda a todos con el frecuentemente cambio del alojamiento de las tropas, por lo tantos todos se vuelven enemigos; enemigos que deben temerse.

El príncipe que anexe a una provincia de costumbres, lengua y organización distintas alas suya, debe también convertirse en paladín y defensor de los vecinos menos poderosos, ingeniarse para debilitar a los de mayor poderío y cuidarse de que, por ningún pretexto entre a su Estado un extranjero tan poderoso como él. Porque siempre sucede que el recién llegado se pone de parte de los que están descontentos con su gobierno.

Porque el reino, ocupado no se subleva contra los sucesores de este, después de su muerte.

Consideradas las dificultades que encierra al conservar un Estado recientemente adquirido: hecho Alejandro magno dueño de Asia en pocos años, en su circunstancias hubiese sido muy natural que el Estado se revelase, lo retuvieron en sus manos sin otros obstáculos que los que por ambición surgieron entre ellos.

Los que han sido gobernados han sido de dos modos distintos: o por un príncipe que elige de entre sus siervos, que lo son todos, los ministros que les ayudaran a gobernar, o por un príncipe asistido por nobles que, no a la gracia señor.

Lo contrario que sucede en los reinos organizados, si traes algunos nobles, que siempre existen descontento, fácil te será entrar; estos, por las razones ya dichas, pueden abrirte camino y facilitarte la conquista; pero si quieres mantenerla, tropezarás después con infinitas dificultades y tendrás que luchar contra los que te han ayuda ni y contra los que has oprimido. No bastara que extermines la raza del príncipe: quedarán los nobles, que se harán cabecillas de los nuevos movimientos, y no se puede confrontar ni matar a todos, perderás el Estado en la primera oportunidad que se les presente.

De qué modo hay que gobernar las ciudades o principados que, antes de ser ocupados, se regían por sus propias leyes.

Hay tres modos de conservar un Estado que, antes de ser adquirido, estaba acostumbrado a regirse por sus propias leyes y a vivir en libertad: primero, destruirlo, después, radicarse en él; por último, dejarlo regir por sus leyes, obligarlo a pagar tributo y establecer un gobierno compuesto por un corto número de personas, para que se encarguen de velar la conquista. Como ese

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