El Vacío

Piensen en un cigarrillo sin filtro, en los lunes con clases, en las horas extras sin paga, en el despido injustificado, en la ausencia de una cita, en las espinas en los calcetines, en el sarpullido de la espalda difícil se rascar, en las nalgas inalcanzables, en un pedo atorado, en la diarrea en el trabajo, en las materias reprobadas, en un paraguas roto, en un mensaje sin respuesta, en un beso sin sabor, en atillas bajo las uñas, en los cólicos bestiales, en los partos naturales, en la muerte del ser querido, en los días espantosos, en los gritos del vecino, el llanto de los niños, la pelota ponchada, en el auto descompuesto, en la cartera vacía, en las noticias terribles, en la pesadilla interminable, y bueno, justo así me siento hoy.

¡Lo he comprobado! Hay un sujeto, un tipo, un loco aterrador, un usurpador de identidad, y ya porque me he cansado de buscar en el diccionario palabras que sean inteligibles para describir esto tan loco, tan feo, ay, que desde hace dos años se hace pasar por mí, y quienes lo conocen, piensan que en realidad es él, o yo, y le hablan y lo tratan así, como si pensaran que es él, o al revés, se llama en su cuenta de facebook Daniel Alejandro (el apellido lo dejo anónimo porque pobre muchacho) y hasta radica en el lugar en el que yo hace poco estuve; entonces me puse a pensar, ¿y si él soy yo y yo me hago pasar por mí y yo no soy quien yo creí porque soy quien no soy porque él es quien no es porque piensa que soy yo cuando en realidad, podría yo no ser el verdadero yo y él trata de recuperar la identidad que le he robado se hace pasar por mí, o viceversa?

Bueno, no, ha de ser feo, y por eso se ha de haber robado mis fotos desde el 2012 para acá.

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