El ateísmo contemporáneo
Enviado por • 6 de Junio de 2015 • Informe • 2.043 Palabras (9 Páginas) • 239 Visitas
EL ATEÍSMO CONTEMPORÁNEO
Es un hecho palpable, "el fenómeno más grave de nuestro tiempo" (Pablo VI) que el mundo actual vive, en gran parte, sin Dios. Y no se trata solamente de los que profesan un ateísmo militante, sino también del espectáculo más doloroso de tantos creyentes que viven un ateísmo práctico y para quienes Dios no son siquiera "problema" ni "misterio".
La problemática de los ateos de hoy no es metafísica sino existencial (moral). El problema filosófico de la creación no les preocupa. Es el problema del mal en todas sus formas (miserias sociales e individuales) el que plantea en muchos la duda y lleva a una postura atea: "¿Dónde está mi Dios, mi Dios vivo?". En estos ateos no es la inteligencia humana la que se pone a prueba, sino la libertad humana.
Sin tener en cuenta los datos de la razón y de la fe, se acepta sin más como algo verdadero, el mito de la "muerte de Dios". Sin verificación se acepta como hecho el que Dios haya desaparecido de la historia, cuando esto sólo fue el anuncio sarcástico, lleno de odio y desespero de un hombre hace 100 años.
El ateísmo de hoy se presenta como un postulado "a priori" que no se lo justifica, sino que hay que aceptar ciegamente. No es la conclusión de una demostración filosófica o científica. Es una decisión que se toma libre y originalmente, antes de todo estudio. El ateísmo anterior exponía sus razones contra Dios. Era una hipótesis que se enfrentaba a la tesis de Dios. Ahora el ateísmo se propone como tesis y es a los creyentes a quienes toca impugnarla. Los ateos actuales no justifican su posición atea. Parten de ella y sus sistemas de ideas no son sino un esfuerzo por sacar de esa posición previa todas sus consecuencias, como ha confesado el mismo Paul Sartre.
Los ateos de hoy son más enconados en su negación que antes. No se contentan con negar a Dios, con declararlo como algo superfluo e inútil, del que no hay que preocuparse mucho en la vida... Consideran a Dios como una amenaza positiva que hay que combatir activamente, es Uno del que hay que desembarazarse... Dios es el Enemigo número 1 para los ateísmos contemporáneos. De ahí su voluntad o ganas de suprimir a Dios (ateísmo marxista) o de ausentar a Dios (existencialismo ateo).
Dios se antoja a los ateos de hoy el mayor Enemigo de su libertad. La libertad o autonomía —dicen —o es absoluta o no es libertad. Para que el hombre pueda ser el creador de sí mismo, para que pueda ser el Dios de su propio destino..., es preciso que Dios desaparezca... "Dios y el hombre no pueden coexistir".
Aunque se da una fisonomía común con ciertos rasgos fundamentales, el ateísmo contemporáneo reviste formas muy diversas, que podemos catalogar según las varias maneras como se entiende la alienación religiosa. "Alienación" viene del término latino alienus, que quiere decir: "pertenecer a otro", "ser cosa de otro". Ahora bien, la esencia del hombre es ser un "si-mismo". A juicio del ateísmo, la fe en Dios implica como una transferencia: el creyente transfiere al Otro (= Dios) lo que constituye la esencia misma de su ser como ser libre, existente por sí y para sí, puesto que se considera como criatura de Dios, hecha por Dios para Dios. Existirán, pues, tantas formas de ateísmo contemporáneo cuantas maneras haya de entender la alienación religiosa. Nos fijaremos especialmente en cuatro de ellas. En primer lugar, está el positivismo cientista, que sostiene que únicamente la ciencia positiva tiene valor de verdad. Todo lo que escapa al control de la experimentación científica es ilusión o ingenuidad pre-cientí-fica, propia de la mentalidad mítica. En segundo lugar, está el ateísmo marxista. Estrechamente ligado con el anterior, el marxismo pretende que la fe en Dios y en el más allá, siendo en la evolución de la conciencia humana una etapa explicable, debe sin embargo ser superada. La fe en Dios ha sido como la primera protesta del hombre contra la miseria física y social, ha sido una primera forma de decir "no" a su suerte, 11 Enrique Neira Fernández ATEISMO Y CREENCIA EN DIOS proyectando ante si un porvenir de felicidad y de libertad (cosa que el simple animal no es capaz de hacer). Pero esta primera protesta —dicen los marxistas— se ha vuelto contra el mismo hombre, al tomar un sentido de evasión y de mistificación. De evasión, ya que la religión arrastra al hombre a una ideología idealista; y de mistificación, porque se sirve del temor de Dios y de una esperanza en un más allá mejor, para justificar y mantener las desigualdades sociales. En tercer lugar, está el ateísmo de inspiración existencialista (J. P. Sartre, Simone de Beauvoir, Fr. Jeanson y algunos pasajes de MerIeau-Ponty). La fe en Dios, se dice, aliena la libertad humana, libertad encarnada y situada. La fe en Dios conduce al creyente bien a divinizar las situaciones
(lo que equivale a entrar en una moral de la resignación y del fatalismo), o bien a divinizar el proyecto humano, como expresión de la Voluntad de Dios mismo (lo que equivale a caer en el fanatismo y en la intolerancia). De ambas maneras habría alienación. En cuarto lugar, está el ateísmo práctico o burgués, el ateísmo fácil de la sociedad de consumo, que no es otra cosa que la indiferencia religiosa erigida como sistema de vida.
"Muchos rebasando indebidamente los límites de las ciencias positivas pretenden explicarlo todo sobre esta base puramente científica"(Gaudium et Spes. 19). Para Bertrand Russell (+1970) y los neo-positivistas, la religión ha sido históricamente el principio con el cual se ha perseguido a quienes se atrevieron a usar la razón por los caminos de la ciencia. La ciencia siempre avanza, busca, progresa. La religión, por el contrario, se basa en principios inmutables, fijos, condenados al anacronismo. Entre esos dos términos no puede haber conjunción posible, ya que son contradictorios. El caso de Galileo —afirma Russell— es bien diciente: la ciencia decía claramente que el universo es helio-céntrico. Pero la verdad religiosa decía que geocéntrico.
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