El clasismo y sexismo del siglo XXI

El clasismo, racismo y sexismo del siglo XXI

“Y es que, en este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según el cristal con que se mira”, Ramon Campoamor.

Actualmente vivimos en un mundo terriblemente contagiado de odio, y, como el buen Pacheco dijo: “el amor es una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio”. Es repulsivo entrar a cualquier red social y encontrarnos con contenido que lleva de manera explícita o implícita mensajes clasistas, racistas y sexistas; sin embargo, lo más infausto es ver cómo los jóvenes e incluso adultos no hacen nada por detener la hostilidad de ese contenido, al contrario, se quedan callados por el  rotundo temor a ser objeto de burlas solamente por ser anti odio y son autoindulgentes, dejándolo pasar y fingiendo que no vieron nada, fingiendo que aquellos mensajes brutales no significan nada más que malos chistes inofensivos.

Se burlan de que alguien tenga un teléfono barato, de que vaya en escuela pública, de que tenga que usar ropa barata, de que no le alcance por ir a tal lugar. Se burlan del tono de piel de los demás, que si eres muy moreno eres pobre y feo, que si eres muy blanco eres odioso y riquillo sin juicio propio. Se quejan de que las mujeres hacen algo, y si no lo hacen, también. Y sí, estoy aplica de igual manera para los hombres. Si una mujer no le apetece arreglarse o depilarse, inmediatamente la etiquetan como machorra. Si un hombre quiere arreglarse o depilarse para verse mejor y sentirse bien consigo mismo, lo etiquetan automáticamente como niña.

Lo que toca, golpea y quema mis nervios es el beneplácito que se le da a estos comentarios. ¿Por qué permitir que la ignorancia, odio y prejuicio se esparza por todo el mundo? ¿Por qué permitir que estos mensajes violentos sigan circulando entre jóvenes? ¿Acaso es que somo demasiado estólidos como para no darnos cuenta del enorme daño que hacemos con este contenido?

Alguna vez dijo el gran filósofo Heráclito que “no está bien ocultar la propia ignorancia, sino descubrirla y ponerle remedio”, y estoy íntegramente de acuerdo con él. Si alguno de nosotros hemos sido alguna vez partícipes de esta cadena de odio, siempre es momento de arrepentirnos y retomar las buenas riendas del camino, y la vida nos eximirá.

Tenemos que ser inalterables al amar, debemos demostrar toda nuestra tolerancia, nuestro total respeto y cariño hacia los demás. No debemos temer a hacer el bien, no debemos dudar en hacer lo correcto pues al final del día nadie necesita la opinión del resto sino la propia. No hay que permitir el retroceso en la sociedad; sólo imagínense el suplicio de Luther King, Gandhi o Mandela al darse cuenta de que todo por lo que ellos lucharon comienza a ir en retroceso. Traten con gentileza a los demás, pues seguramente a nosotros nos fascinaría lo mismo. Seamos benevolentes, amorosos, un ejemplo, una luz.

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