El escepticismo cartesiano
Enviado por aleinadjimenez • 24 de Noviembre de 2018 • Ensayo • 996 Palabras (4 Páginas) • 343 Visitas
Erika Daniela Jiménez Pérez
Teoría del Conocimiento 2
2018-2
El escepticismo cartesiano
Una de las tareas a las que se enfrenta la epistemología es tratar de resolver el problema del escepticismo. El planteamiento escéptico impugna la posibilidad de tener alguna certeza exenta de cualquier duda. Tal planteamiento se basa en buscar cuáles son las condiciones que se deben presuponer para tener certeza de nuestras creencias. René Descartes, en sus Meditaciones Metafísicas, cuestiona la posibilidad de conocer el mundo externo. El impulso que lo lanza a tales investigaciones es establecer un conocimiento firme y constante para erguir las ciencias. El argumento cartesiano es considerado como el problema del mundo externo. La fuerza de tal argumento es trascendental puesto que el modo en que analiza las condiciones de posibilidad para tener la certeza de conocer algo, hace manifiesta la imposibilidad de tener alguna creencia verdadera sobre el mundo exterior. En los párrafos siguientes, expondré cuál es el curso del método cartesiano, así como las conclusiones a las que llega en las primeras dos meditaciones.
Descartes admite que ha dado por verdaderas muchas opiniones falsas. El método, consiste en rechazar todas aquellas creencias que poseen el más pequeño motivo de duda. Basta con probar la certeza de los fundamentos que sostienen todas sus opiniones. Propone, así, no dar más crédito ni a las creencias manifiestamente falsas, ni a las cosas que no sean enteramente indudables.
Tal juicio parte de establecer que todo lo que ha dado por verdadero y seguro lo ha aprendido a través de los sentidos o por medio de ellos. Ha sido engañado por sus sentidos, dotando a las cosas de una apariencia distinta a la que es, por tanto, no debe confiar en aquello que por lo menos una vez ha mostrado engaño. Así, por medio de los sentidos, afirma, que se encuentra indudablemente sentado junto al fuego. Sin embargo, su condición de ser hombre le otorga la cualidad de dormir y soñar. En sueños se ha representado con imaginaciones tan similares a la vigilia, que ha dado por ciertas las representaciones y sensaciones que ha tenido oníricamente. Y dado que no hay indicios para distinguir con claridad el sueño de la vigilia, cabe la posibilidad de que pueda persuadirse de que en realidad no está sentado junto al fuego sino durmiendo. Entonces, supone que está dormido y que tales representaciones corporales son ilusiones. Estos dos planteamientos ponen en duda todo su conocimiento empírico.
Aún más, continúa afirmando que las representaciones oníricas se forman a semejanza de algo real y verdadero. A propósito de los juicios racionales, Descartes precisa que hay cosas realmente existentes. Las cosas que provienen de la razón son cosas muy simples y universales. Este género de cosas no depende de si existen o no en la naturaleza; contienen algo cierto e indudable. En la geometría, por ejemplo, siempre se tendrá el axioma de que un cuadrado tiene cuatro lados.
Sin embargo, hay otra creencia que puede invalidar tal verdad. Descartes expone que cree en la existencia de un Dios todopoderoso que lo ha creado tal como es. Se atribuye que Dios es bondadoso, más no puede ser tan bondadoso y perfecto alguien que permite que existan imperfecciones en su obra. Descartes admite que se ha engañado alguna vez dando por ciertos razonamientos que son inválidos y Dios lo ha permitido. En lo que sigue de esta conclusión, Descartes suspende su juicio sobre tales creencias. Propone desacreditar sus opiniones a partir de suponer el argumento del genio maligno. El genio maligno es una entidad que ha usado toda su industria para engañarlo. En consecuencia, no tiene sentido ninguna creencia que tenga sobre el mundo externo, pues todas esas cosas no existen, sólo son ilusiones y sueños. Todo lo que ha percibido no es más que el capricho de una mente malvada para atrapar su credibilidad. Por tanto es imposible conocer algo del mundo exterior.
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