El laberinto de la soledad. Reporte de lectura
Enviado por Iván Piña Velasco • 12 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 999 Palabras (4 Páginas) • 1.369 Visitas
INST. SANTIAGO GALAS |
El laberinto de la soledad. |
Reporte de lectura |
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Iván de Jesús Piña Velasco |
03/02/2015 |
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El laberinto de la soledad es un libro publicado en 1950 por el escritor mexicano Octavio Paz (ganador del Premio Nobel de Literatura). |
“La aparición de El laberinto de la soledad de Octavio Paz, en el mediodía del siglo XX, dejó una huella indeleblen en el pensamiento del mexicano moderno. A contracorriente de las interpretaciones psicologicas o metafisicas de la epoca, Octaavio Paz restituyó al mexicano y su individualidad historica entre los conflictos de la civilización occidental.”
Este ejemplar, surge como resultado de los pensamientos y preocupaciones de su autor “Octavio Paz” un poeta, ensayista, diplomático y uno de los más influyentes escritores del siglo XX. Se trata de uno de sus tan populares ensayos a respuesta de las inquietudes mexicanas.
Dentro del libro se descubre la singularidad y la forma de ser del mexicano común, sus ideales, su persepción de la vida así como su propia concepción y finalmente, su filosofía. Todo descrito fraccionariamente en cada uno de sus capitulos, desglosados y caracterizados en los pensares, frases y dichos populares de la particular sociedad mexicana.
Tal ejemplar tiene inicio con su primer capítulo; “El pachuco y otros extremos”. El apartado precisa la soledad del mexicano dentro de un ambiente enajenado a su país de origen. Encontramos al “pachuco” como la típica persona que niega sus propios origenes en tierras agenas, o en el caso, los Estados Unidos donde se niegan mexicanos, pero sin poder afirmarse estadounidenses, algo así como un mestizo sin lugar de origen, una persona avergonzada de su origen e incapás de amoldarse al estatus norteamericano, “aunque tengan muchos años de vivir allí, usen la misma ropa, hablen el mismo idioma y sientan vergüenza de su origen, nadie los confundiría con norteamericanos autenticos (…). Lo que me parece distinguirlos del resto de la población es su aire furtivo e inquieto, de seres que se disfrazan, seres que temen de mirada agena (…) su sensibilidad se parece a la de un péndulo que ha perdido la razón y que oscila con violencia y sin compás”.
Coloca además como ejemplo a la ciudad de Los Angeles, lugar donde radica la enorme distinción de culturas, en la cual es posible distinguir sólo a través de sus fachadas la disyuntiva Estados Unidos-México.
El ensayo se ve continuado por el episodio “Máscaras mexicanas” y como describe el título, se expone la característica careta mexicana, donde indiferentemente de la edad o situación social, encontramos al mexicano como un ser encerrado o enmascarado detrás de una afinidad comunmente sonriente, espinosa y cortés al mismo tiempo. Donde el folclórico lenguaje determina y expone el carácter mexicano. “(…) puede doblarse, humillarse, “agacharse”, pero no “rajarse”, esto es, permitir que el mundo exterior entre a su intimidad.”
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