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El mal y la posesión diabolica: Un análisis crítico sobre los conceptos de contaminación y tabú


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2013  •  Resumen  •  6.486 Palabras (26 Páginas)  •  385 Visitas

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Revista de Antropología Experimental nº 9, 2009. Texto 13: 179-189. Universidad de Jaén (España)

El MAL Y LA POSESIÓN DIABOLICA: Un análisis crítico sobre los conceptos de contaminación y tabú Maximiliano E. Korstanje Universidad de Palermo (Argentina) mkorst@palermo.edu

Resumen:

Palabras clave:

Abstract:

EVIL AND DEMONIC POSSESSION: A Critical Analysis of Concepts of Pollution and Taboo El presente artículo estudia las nociones de pureza y peligro en una de las antropólogas más influyentes del siglo XX. En este sentido, con una capacidad analítica sobresaliente, Douglas establece un convincente puente entre el tabú, la higiene, el peligro y la contaminación. Sin embargo como se ha mencionado, su construcción acerca del binomio interno y externo en la acción mágica debe ser redefinida críticamente. Más precisamente, la posesión demoníaca no sólo contradice los postulados que Douglas intenta fundamentar sino que invierte el orden causal de su tesis. The present paper is aimed at discussing the meaning of purity and danger in one of more important scholars in XX century. Under this profound perspective, M. Douglas constructs an interesting bridge between the notions of taboo, hygiene, danger and contamination. However as already mentioned, her configuration by respecting to the opposition between in and out- group magic actions should be critically reconsidered. Most specifically, devil possession not only contrast with findings that Douglas intends to argue but also upheld the causality of her main argument. Pureza. Peligro. Mary Douglas. Contaminación. Tabú Purity. Danger. Mary Douglas. Contamination. Taboo

Revista de Antropología Experimental, 9. Texto 13. 2009180

Introducción Sin excepción a pesar de las diferencias culturales, todos los hombres ríen y lloran, agre- garía, y también sienten temor ante determinadas circunstancias. Cada cultura, entonces, puede ser estudiada y comprendida en relación a los objetos y valores a los cuales teme. Es fatalmente cierto, que los hombres temen al mal y tratan de aferrarse a lo que según su or- ganización cognitivo-emocional consideran “correcto”, aun cuando sus prácticas vulneren “los derechos del prójimo”. En este contexto, creo, además, en lo personal que ningún libro en antropología social refleja el espíritu de la época en que vivimos como Pureza y Peligro de Mary Douglas; un trabajo originalmente publicado en 1966 el cual desde una mirada antropológica pero sin mucho éxito en ese entonces, dio una contribución sustancial al es- tudio de la relación entre riesgo, tabú y temor a un nivel macro-social. En este sentido, en su capítulo introductorio la autora examina la idea que la “suciedad” se pueda comprender desde dos puntos: el cuidado por la higiene, y el respeto a las convenciones sociales. En los prefacios introductorios, la antropóloga estadounidense considera como tesis cen- tral de su trabajo que todo tabú corresponde a una práctica codificada que establece un voca- bulario de límites tempo-espaciales con el fin último de sopesar las amenazas percibidas por la sociedad (peligros). Todo traspaso al límite impuesto conlleva la idea de contaminación y sanción punitiva acorde al riesgo de haber quebrantado las fronteras del orden. Es bien sabido, Douglas sugiere que la multiplicidad de peligros duplica la ansiedad y por tanto puede trazarse una línea entre el riesgo y el tabú. Básicamente, la selección sobre el impacto que suponen los peligros en cada grupo se encuentran sujetos a las convenciones simbólicas de cada uno. Por tanto, no es desde una perspectiva psicológica o individual como estos temores pueden estudiarse sino (como propuso tiempo atrás E. Durkheim) profundizando en el método sociológico. El presente artículo se configura como un trabajo de revisión crí- tico sobre el trabajo mencionado cuyos objetivos son describir y resaltar las contribuciones que el análisis de Douglas puede hacer al puente que existe entre el miedo y lo prohibido; y segundo, se intentará dilucidar el rol que juega la “posesión demoníaca” como elemento refutatorio a la tesis de Douglas. Discusión En el capítulo primero titulado “La Impureza Ritual”, Douglas enfatiza en que tanto las cosas como los lugares los cuales encierran cierta sacralidad están investidos de cierta protección hacia la profanación. En consecuencia, las reglas derivadas de lo sagrado son normas que ponen un coto a la divinidad mientras que entiende al peligro como el “doble sentido” que implica en contacto con dicha divinidad. Luego de una acertada crítica a au- tores como Robertson Smith, Frazer y Durkheim, Douglas explica que la visión primitiva del “universo” se encuentra minada por los prejuicios positivistas de la antropología del siglo XIX que suponía su funcionamiento por medio de formas mecánicas evolutivas que proveían a los hombres de normas éticas. De esta forma, su trabajo se posiciona como una reivindicación a la “funesta influencia” de Sir George Frazer y su cosificación de las cultu- ras mal llamadas “primitivas”. En el capítulo dos del libro de referencia, Douglas crítica la posición relativa del “ma- terialismo médico” con respecto a la higiene. Evidentemente, Occidente ha conocido por medio de los microbios patógenos ciertas enfermedades que otros grupos humanos no re- conocen aún; sin embargo, su noción de higiene y pureza es harto más antigua a ese descu- brimiento. Acertadamente, Douglas considera que la idea de suciedad (nuestras y de otros) expresan sistemas simbólicos (de origen taxonómico) que demarcan una línea, muestra una forma en que las cosas deben hacerse para evitar la desintegración. Al respecto, nuestra autora sugiere:

Revista de Antropología Experimental, 9. Texto 13. 2009 181 “la suciedad es el producto secundario de una sistemática ordenación y clasificación de la materia, en la medida en que el orden implica el rechazo de elementos inapropiados. Esta idea de la suciedad nos conduce directamente al campo del simbolismo, y nos promete una unión con sistemas de pureza más obviamente simbólicos” (Douglas, 2007: 53). En efecto, a medida que el tiempo transcurre las experiencias comienzan a acumularse por medio de un sistema previo de clasificaciones a la vez que cada sociedad o grupo huma- no construye sus propias ideas conservadoras acerca del mundo. En cuanto más se acercan en similitud al pasado, mayor es la aceptación por estos nuevos sucesos y en consecuencia crece la confianza sobre el sistema simbólico. En este contexto, la ambigüedad que surge de los actos los cuales no han sido debidamente clasificados por el grupo, sugiere la noción de suciedad y peligro. En este punto, la anomalía desafía el sistema simbólico de taxonomías y por ende la forma de comprender las “cosas”. Claro que, Douglas explica que al

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