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El mito como salvoconducto


Enviado por   •  12 de Enero de 2015  •  Ensayo  •  997 Palabras (4 Páginas)  •  130 Visitas

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Qué entenderán estos tipos por “pensamiento” -“conjunto de las operaciones cognitivas: análisis, síntesis intuición, discurso, invención, asociación, etc., por la cual el juicio forma los conceptos”- para crear, nada menos, que un Instituto de “altos estudios” -¿funcionará en una azotea?- del “pensamiento” político del extinto -“vamos a freír cabezas de adecos”, “váyanse al carajo yanquis de mierda”, “esta revolución… está armada”- un devoto creyente en la sagrada palabra de Fidel -“maestro, lo digo sin complejos, tú eres el padre de los revolucionarios de este continente. Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua y en el aire” (noviembre 2007) -cuyo “pensamiento” puede ser de todo menos “político”, pues no existe nada político en preservar el poder por el terror de un formidable aparato represivo engordado con la miseria del pueblo cubano. Y no me extraña que en cada consulado del planeta se instale una cátedra de este instituto dirigida por aspirantes a vivir sin trabajar, que aquí se estila, pero hay que hacer cola, en las cuales se pagará salarios en dólares a los cursantes. Hay que ver las horas que he dedicado en radio y prensa, desde el mismísimo 4F, a combatir esta artesanía totalitaria, hecha en el Inces, que, en nombre de la ignorancia ha destruido las posibilidades de desarrollo que, hasta el aciago 1999, estaba construyendo Venezuela con su gente pensante y con el concurso de las universidades internas y externas -programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho mediante- sin encontrar ni la más leve presunción que en justicia pudiera llamar “pensamiento”, en aquel vendaval de excesos verbales -“Marisabel esta noche te doy lo tuyo”- ditirambos rocambolescos -“… del éxito de nuestra revolución puede depender la salvación del mundo” (20 de mayo de 2006)- y promesas imposibles -“si en un año hay niños en la calle me cambio el nombre”- que brotaban de las vísceras del encantador de ingenuidades esperanzadas por la promesa de tener padre para siempre. A menos que se considere “pensamientos” la colección de perogrulladas recopiladas por el MINCI en un ejercicio de adulancia sin precedentes, que se pueden sintetizar en “todos los poderes soy yo. Yo soy el pueblo. Yo soy Venezuela”. Pero este es uno entre tantos disparates -trueque, comunas, “colectivos”, magnicidios, atentados, conspiraciones intergalácticas, invasiones colombianas con los aviones de combate en un hangar de Bogotá, guerras económicas y bacteriales, sancochos vecinales institucionales, gallineros verticales, cultivos abonados con excremento, conucos en techos, ministerios de la felicidad y la buena fortuna, fundos zamoranos, expropiar empresas para quebrarlas, y un largo etc. -a los que nos tiene acostumbrados el régimen del fenecido, extensivos a su continuidad mimética, que, mientras se desgañita proclamando “soberanía” frente al “imperio” que le compra el petróleo y se lo paga, atentando contra los intereses de la nación venezolana, ha entregado su soberanía política a Cuba, una nación cuya independencia se la debe a los Estados Unidos y su bandera

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