El origen de la filosofía
Enviado por carlos cruz aguilar • 2 de Agosto de 2018 • Documentos de Investigación • 1.266 Palabras (6 Páginas) • 133 Visitas
Los orígenes de la Filosofía
¿Cómo se origina el filosofar?
Comienzo no es lo mismo que origen
Según Karl Jaspers ( nace en Oldenburg en 1883 y muere en Basilea en 1969, Psiquiatra y filósofo existencialista alemán. Aplicó su reflexión al drama humano y a sus problemas principales: la comunicación, el sufrimiento, la culpabilidad, la muerte, y fue uno de los que conformaron el existencialismo y la fenomenología) la historia de la filosofía como pensar metódico tiene sus comienzos hace más de dos mil quinientos años, pero como pensar mítico tiene muchos más.
El origen de la filosofía
Para nuestro interés tomaremos la distinción entre comienzo y origen y admitamos que todo comienzo es histórico, y que sin embargo origen es la fuente de la que nace, surge, es en todo tiempo el impulso que mueve a filosofar. Este origen es múltiple:
El asombro: para Platón el asombro es el origen de la filosofía, y para Aristóteles es la admiración la que impulsó a los hombres a filosofar. El asombro o la admiración impilen o impulsa a conocer, a entender, a buscar la verdad. El filosofar es un despertar o desgarramiento o desvinculación de las necesidades de la vida que nos imponen agentes extraños a través de la propaganda o la publicidad. Aquí tiene campo la perplejidad, la curiosidad, la pregunta abierta, la extrañeza, sorpresa, la fascinación, etc.
La duda: una vez que he satisfecho mi asombro y admiración con el conocimiento de lo que existe, pronto salta inesperadamente la duda. La duda es presentada como examen crítico honrado pues nuestras percepciones sensibles están condicionadas por nuestros órganos y nuestras formas mentales se enredan en contradicciones sin solución. La duda es, al final, la fuente del examen crítico de todo conocimiento, que la podemos establecer con preguntas, aquí entra la incertidumbre, la cavilación, la angustia, la sospecha, la inseguridad y la inquietud.
La conmoción del ser humano: que es trastornar el orden, quietud o sosiego de algo, pues al estar entregado al conocimiento de los objetos y practicando la duda, empiezo a pensar en mi vida, en fines, en mis propósitos y en mis intenciones. Aquí surgen las situaciones límites: olvidamos que tenemos que morir, que la vida ha de ser examinada, olvidamos a los demás, y queremos aferrarnos a las cosas como si en la cosas estuviera la salvación. Pero el dolor, el sufrimiento y nuestro entorno nos hacen poner los pies en la tierra. Vemos como el fracaso nos persigue y se instala en nuestra casa, en nuestro cuerpo y espíritu, y no hay Estado, ni Iglesia ni Sociedad que me sosiegue, que me de la ilusoria protección, solución a mi vida. Entonces es cuando surge la búsqueda de la verdad, la creatividad, la voluntad de encontrar una salida, y lo primero que necesitamos como apoyo es la verdad de algo. Y este es el comienzo del filosofar.
La comunicación en la relación con los demás o la relación como comunicación
Pero el verdadero origen de la filosofía radica en la relación con los demás, pues sólo existo en compañía del prójimo (próximo); sólo no soy nada, es decir, un ser-nada. La ausencia de comunicación entre nosotros, la falta de relacionarnos, de unirnos, la falta de tiempo para la amistad, para el compartir, hace que empiece a filosofar y comienzo a preguntarme si todo lo que hago tiene sentido o si mi vida tiene algún sentido más allá del afán de poder, dinero y fama. Por lo que el origen de la filosofía está en la intención de relacionarme con los demás, de igual a igual, sin paternalismos, sin chantaje. Esta relación entre mi ser y los demás, es conexión, correspondencia, enlace, en esa relación surge el filosofar, el filosofar como común a ambos, perteneciente al mundo, como patrimonio de la humanidad. La filosofía necesita de esa relación, la relación es como el agua al pez, su medio, pues la filosofía necesita ser escuchada,
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