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El problema del amor


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  Tutorial  •  1.433 Palabras (6 Páginas)  •  268 Visitas

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El amor es una de las experiencias humanas más complejas, no es un sentimiento ni una sensación sino la suma de sentimientos y sensaciones manifestadas de manera simultánea y a veces contradictoria: la alegría se convierte o lleva consigo la tristeza, el amor más profundo puede acabar sumido en la más dolorosa indiferencia, la plenitud se acompaña del miedo a la pérdida definitiva del ser amado, la muerte o la ruptura se vislumbran como hechos posibles. Si se ama intensamente la vida no puede ser concebida sin la presencia del otro.

El amor puede experimentarse como realidad, deseo, recuerdo o ensoñación, surge como necesidad para aliviar la soledad, como anhelo de plenitud, felicidad o realización personal. El problema es que «la felicidad es una mentira cuya búsqueda causa todas las calamidades de la vida» y el amor, «después de todo, no es sino una curiosidad superior, un apetito de lo desconocido que te empuja a la tormenta, a pecho abierto y con la cabeza adelante» (Flaubert. 1989: 234).

En el momento en que el enamorado se halla en su estado más crítico, después de que se ha entregado sin orgullo, límite ni desesperación ante su objeto amoroso, cuando se encuentra sin remedio y por más que lo intente a expensas del otro y ha perdido la voluntad y la confianza en sí mismo para tomar decisiones radicales, por lo general considera si no habrá sido un error haber emprendido una aventura tan desconcertante en la medida en que ha ennoblecido a un ser que no posee dotes sobrenaturales, porque en realidad nadie es dueño de ellas, al contrario, cuanto más se aproxime una persona a otra, tanto menos consecuente en sus empresas y consistente en su interior le parecerá, a no ser, claro, que la vea con los ojos del amor. Ahí comienza el problema y con mayor razón si se trata de una enamorada, quizá proclive a sufrir de bizqueo:

Un hombre querrá a su lavandera, y sabrá que es tonta, sin gozar menos por ello. Pero si una mujer ama a un patán, es un genio desconocido, un alma de élite, etc., de modo que, debido a esa natural disposición al bizqueo, no ven la verdad cuando aparece, ni la belleza allá donde se encuentra (Flaubert. 1989: 187).

El enamorado se jacta de que su objeto amoroso es diferente a los demás y en su desvarío jura amar hasta la muerte, pretende anular por completo el pasado y proyecta la vida hacia la eternidad, en línea recta, incluso más allá de lo desconocido. Cuando despierta de su sueño o su pesadilla le puede costar trabajo asumirse como juguete de los dioses y continuar viviendo como si esa pasión lo hubiera embargado precisamente a él.

El enamorado casi siempre actúa como si desvariara, desvirtúa la proporción de los hechos y los sentimientos y se iguala con quienes viven la misma experiencia por su cursilería, por el hecho de fastidiar a los demás.

Quién no conoce los nombres ridículos que los amantes se aplican, que apelativos de perros y cotorras es el fruto natural de las intimidades carnales. Las palabras del corazón son infantiles. Las voces de la carne son elementales. De hecho... el amor consiste en poder ser tontos juntos.

Cuando se ha despertado del sueño de amor en el logro de la posesión física, el sentimiento puede terminar convertido en goce, plenitud o desilusión, el resultado depende de las expectativas y la pericia de los participantes para el ejercicio de la combinación entre amor y erotismo.

La estridencia que algunas veces provoca la experiencia erótica cuando se involucra en la experiencia amorosa se debe a que se sobrestima en demasía el erotismo como complemento o consolidación del amor, cuando en realidad amor y erotismo no tienen por qué manifestarse con la misma intensidad en relación con una persona en particular, se puede amar sin participación del cuerpo y gozar del cuerpo por puro placer sin que en ninguno de los dos casos se viva la experiencia como si le faltara algo más para ser plena.

El placer carnal

Cada ser siente o vislumbra en ciertos instantes de sigilo trémulo que el erotismo introduce en la vida un elemento de placer y de fiesta, pero también de desorden y destrucción. ¿Por qué la angustia y el horror nos invaden cuando descubrimos que somos ese desconocido que se desnuda y goza hasta el olvido de su

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