El ser humano inmanente y transcendente

El ser humano inmanente y transcendente

El ser humano nace automáticamente con su razón de ser en un mundo donde ha tenido grandes cambios a medida que va avanzando, haciendo que el hombre razone desde una perspectiva donde la vida va más allá de lo material y se prioriza lo espiritual. El ser humano ha obtenido en los últimos años su valor como persona, quiere decir, un hombre libre. Esto aclara que el ser humano tiene una imponente misión de construir en sí mismo la obra de su propia creación y de descubrir la particularidad de su humanidad, esto con el propósito de adaptar cada acción única del ser humano a su naturaleza inmanente y trascendente por su doble condición material y espiritual.

Debatir estas dos importantes variables juntas (trascendencia e inmanencia) resulta algo esencial y complejo porque no se puede afirmar una sin la otra, además de que se relacionan entre sí pero también se contradicen, pero para el ser humano estos dos elementos se complementan. Existen innumerables significados de inmanencia y trascendencia, sin embargo, podemos decir que la trascendencia está más allá de todos los conceptos existentes (ya que es algo que no hemos vivido en carne propia, no podemos asegurar que es). En este sentido se adjudica el ser y sus cualidades esenciales (ser, verdadero, bueno). Trascendente es equivalente a esencial. Inmanente es aquello que está sujeto de algo y en que está sujeto. Es el ente intrínseco de un cuerpo.

La búsqueda de la trascendencia es algo casi necesario para el ser humano consciente, ya que es inevitable el pensar en no dejar un legado o nuestras huellas. Así pues, el ser humano se encuentra en un bucle de incertidumbre en el ser, porque nos sentimos intimidados por la muerte frente la superficial orden moral. El hombre es consiente de que es un ser finito biológicamente, pero no deja de averiguar la probidad al ser trascendente.

Su historia propia busca su perfeccionamiento trascendente por medio de su conciencia, de su dignidad y de su independencia, por otra parte, lo racional y emocional del ser, se concibe como una alternativa de averiguación del Trascendente y de la trascendencia, para llegar a superar de esta forma, la finitud de su ser y de su vida terrenal. Cabe recalcar que esta búsqueda de lo trascedente, lo ejecuta la persona, pero no solo guiándose únicamente por lo exterior y descuidando al ser mismo, si no también en la conexión con su misma esencia. El punto de partida para la trascendencia es el vínculo conceptualizado desde una posición jerárquica exterior y superior respectivamente.  

La inmanencia en el ser humano es un desarrollo de liberación con interacción a una fuerza mayor que no se desprende de las personas mismas. Es una idea que traspasa distintas zonas del conocimiento y que corresponde a los principios y valores de hábitos culturales como la política, religión, la ciencia, etc. Este elemento tiene un debido proceso que lleva a cabo una tensión polémica y que aparte de eso implementa una obligación.

Así pues, la inmanencia tiene regularmente una magnitud política especialmente para cada una de las praxis. Particularmente, tiene una distinción de la permanencia que indica el carácter de lo que se mantiene igual a sí mismo, esto está designado a través de un espacio y tiempo, afrontando un proceso de discrepancia. Podemos conceptualizar la inmanencia como una manera de ser y existir o aprehender a fondo lo que es el ser y su calidad de vida.

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