El valor de las decisiones individuales bajo distintas opticas
Enviado por SexyMotherFucker • 4 de Noviembre de 2021 • Ensayo • 3.122 Palabras (13 Páginas) • 79 Visitas
EL VALOR DE LAS DECISIONES INDIVIDUALES
A lo largo del tiempo, se ha pretendido buscar respuestas a dilemas que
se desarrollan en el transitar de la vida humana en este planeta. La vida y la
muerte es de las variables más idóneas para tratar uno de los tantos dilemas
sobre la libertad de los hombres, ya que, aunque procesos conocidos y
asumidos a lo largo del tiempo, estos permiten enfrentar y cuestionar tal
sentido de libertad cuando recordamos nuestra pertenencia a una sociedad.
De tal forma, se pretende exponer diferentes ópticas como la filosófica,
moral, ética y social para entender el comportamiento humano, y como el
hombre desarrolla y vive su libertad como miembro de una sociedad por la
cual se pretende dar ordenanza al mundo.
El Consecuencialismo
El consecuencialismo es la familia de las teorías éticas basadas en la
idea de que lo correcto es aquello que produce buenos resultados. El
consecuencialismo se centra primordialmente en lo que hacen los agentes,
es decir, sus actos y evalúa tales actos tomando la bondad o maldad, de sus
consecuencias como pauta para determinar si son y en qué medida,
correctos o incorrectos.
Este simple concepto nos permite presuponer que sabemos qué es el
bien, dado que podemos reconocer las consecuencias buenas en el caso de
que éstas existan. De tal forma, tendríamos que cuestionarnos sobre nuestra
percepción del bien al plantear, ¿Son consecuencias buenas las que
maximizan la felicidad para la mayoría, o las que producen mayor placer en
general? O ¿Son consecuencias buenas las que se ajustan a alguna otra
definición del bien?.
Al no tener clara la forma de saber que es realmente bueno y si un acto
tiene consecuencias buenas, encontramos que en el consecuencialismo el
contraste con las teorías éticas deontológicas, que establecen que la corrección o incorrección de un acto es intrínseca al propio acto y
completamente independiente de cualquier consecuencia que se deriven de
su realización.
El principal ejemplo de ética consecuencialista es el utilitarismo la cual
sostiene que los actos son correctos cuando maximizan la felicidad, la
utilidad o el beneficio definido de un modo u otro. Mientras que los
incorrectos son los que reducen la felicidad, la utilidad o el beneficio. De tal
esencia, es necesario mencionar a Bentham quien en un comienzo establece
como objetivo universal la mayor felicidad de todos pero quien agrega en
modo correctivo, que siendo la felicidad una variable que puede entrar en
conflicto fácilmente, entonces para el caso del conflicto a causa de no poder
garantizar la felicidad de todos, se debe preferir la felicidad del mayor
numero.
Tal dilema ético puede ser tratado o ejemplificado en un tema del día a
día correspondiente a la eutanasia.
La Eutanasia
Etimológicamente hablando, eutanasia proviene del griego. Compuesta
por dos voces: “eu” que significa buena y thanator que significa muerte, de
manera que puede traducirse o interpretarse como “muerte buena”. En
concreto y a grandes rasgos la eutanasia es, entendido el concepto de la
forma en que lo introdujo Francis Bacon en 1623, la muerte apacible, sin
dolores ni tormentos; calificada más tarde en el siglo XVlll, como la acción
que produce una muerte dulce y fácil y en el siglo XlX como la acción de
matar a una persona por piedad.
Si bien desde finales del siglo pasado la reflexión sobre la eutanasia ha
sido tema de la bioética, esencialmente, al menos desde una perspectiva
ética y filosófica, el tópico tiene sus raíces en la antigüedad.
Ya Hipócrates, entre los siglos V y IV a.n.e., la trataba en el hasta hoy
vigente “Juramento Hipocrático” para los profesionales de la salud, en cuyo
contenido consta: “No administraré a nadie un fármaco mortal, aunque me lo
pida, ni tomaré la iniciativa de una sugerencia de este tipo consagrando para
la ética médica y la deontología el principio de beneficencia con su par
equivalente de no maleficencia”, pilares de una medicina paternalista, donde
el hombre aboga por la vida como valor absoluto, al margen de otras
consideraciones de orden ético o filosófico.
Cicerón, en igual posición, dijo: “tú, oh Publio y todas las personas
rectas, debéis conservar vuestra vida y no debéis alejaros de ella sin el
mandato de aquél que os la dio…”, habla sin embargo de una muerte digna,
honesta y gloriosa.”
A pesar de lo dicho, no tienen la misma posición otros pensadores,
Platón, por ejemplo, escribió en “La República”: “…establecerás en el Estado
una disciplina y una jurisprudencia que se limite a cuidar de los ciudadanos
sanos de cuerpo y de alma; se dejará morir a quienes no sean sanos de
cuerpo
Nietzsche, habla de la posibilidad de concluir con una vida que sólo nos
causa sufrimientos y elogia la muerte libre que viene a él porque él quiere.
Sartre, en su misma línea, bajo la influencia de la súper categoría
libertad, dentro de su filosofía, y de la aceptación de la responsabilidad
personal, valores principales de la vida, en su opinión, dio por bueno y loable
el suicidio, en tanto constituye, a su modo de ver, el máximo acto de libertad
de un ser humano: la disposición sobre su propia vida.
La palabra muerte proviene del latín “mor”, “mortis”, y significa “cesación
completa y definitoria de la vida. Es el punto a partir del cual se hacen
irreversibles los procesos degenerativos de un organismo.
La muerte es quizás, el evento más serio al que se enfrenta el ser
humano, lo que permite atreverse a asegurar que se debe a que su posible
rival, el nacimiento, no es un proceso consciente ni adviene con
conocimientos previos. No ocurre de esa forma con el fallecimiento.
Sin embargo, “cuanto nace, es digno de perecer”, y para ello los seres
humanos se preparan inconscientemente durante toda la vida; así se espera
el fallecimiento de los familiares más cercanos y más viejos, porque aún
cuando no existe una norma, lo natural es que sean los más longevos los
primeros en fenecer. A pesar de estas reflexiones, se rechaza y con ello se
reafirma la condición de mortales, como aseguraba From, psicoanalista
culturista, en la teoría de la Dicotomía Existencial.
Tales aportes permiten
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