Elogio Del Ocio
Enviado por marurimar • 10 de Julio de 2013 • 965 Palabras (4 Páginas) • 647 Visitas
Al igual que tantas otras maravillas, el ocio fue descubierto y estudiado por los griegos, de modo que constituyó un aspecto fundamental de su vida cotidiana y de los sistemas de pensamiento de filósofos como Platón, Aristóteles y Epicuro. Para Aristóteles, el ocio es el fin que se pretende alcanzar mediante el trabajo; por ello, en la Ética a Nicómaco sostiene que “Del mismo modo que se hace la guerra para tener paz, la razón por la que se trabaja es para obtener ocio”. En griego, el término ocio (skholé) significa “parar, cesar”: estar ocioso quiere decir que no se tiene la necesidad de estar ocupado.
Sin embargo, el ocio no es simplemente tiempo libre o ausencia de actividad, sino que, por el contrario, se trata de una actividad gozosa, poseedora de un placer intrínseco. Los griegos solían dedicar su tiempo de ocio a las artes y a la contemplación, actividades que se distinguen por ser deseables por sí mismas: se realizan por ellas mismas y no por dinero, poder u honores. Por ello es que el ocio griego trascendía la mera ausencia de trabajo: se trataba de un espacio propicio para el conocimiento y la felicidad, en el que el hombre podía alcanzar su plenitud como humano. Toda actividad estaba orientada hacia el ocio, en el cual se conjugaban instrucción y placer, esfuerzo y libertad.
No obstante, este ocio plenificante estaba reservado a muy pocos: únicamente a aquellos que poseían la riqueza suficiente para poder desentenderse del trabajo. Sólo los hombres libres podían permitirse el estar ociosos y, para ello, requerían de otros hombres, considerados esclavos, que trabajaran para satisfacer sus necesidades básicas.
En el imperio romano, se consideró al ocio (otium) como un tiempo de descanso y recreación indispensable para poder dedicarse al trabajo (nec-otium). Con ello, el ocio contemplativo dejó de ser el ideal de la vida humana para convertirse en pan y circo.
Pese a que, en la actualidad, es cada vez mayor el número de personas que pueden disfrutar de tiempo libre, nuestra concepción del ocio es más cercana al descanso y entretenimiento romano que a la contemplación gozosa griega (artes, filosofía, ciencia, religión). El acceso al tiempo de ocio para las mayorías fue una conquista derivada de la revolución industrial, que originó movimientos sociales que exigían la reducción de la jornada laboral y mejores condiciones de trabajo. Sin embargo, pensar el ocio como el tiempo que queda libre después del trabajo tiene sus desventajas, puesto que se le identifica como una actividad no productiva, por contraposición a la productividad requerida laboralmente. Es así como llegamos a la noción capitalista del ocio: si el trabajo es producción y esfuerzo, el ocio es consumo y descanso. Es por ello que, en la mentalidad popular, el ocio está ligado al vicio e incluso a la inmoralidad: se suele decir que “el ocio es la madre de todos los vicios”.
No sólo concebimos el ocio como lo opuesto al trabajo, sino también como su antídoto: buscamos compensar en él la tensión, la fatiga
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