Elogio a la locura
Enviado por fredd_c • 11 de Febrero de 2013 • Ensayo • 1.168 Palabras (5 Páginas) • 481 Visitas
ELOGIO A LA LOCURA
Que se diga de mí todo lo que se quiera (ya sé que la Locura es detractada continuamente
incluso por los más locos), sin embargo soy yo y solamente yo quien, por mis influjos
divinos, esparzo la alegría sobre los dioses y los hombres.
En efecto, desde que me he presentado ante esta numerosa asamblea, desde que
me he dispuesto a hablar, ¿no se refleja en vuestros rostros una vivacidad y alegría
inusitadas? ¿No se ha desarrugado vuestro entrecejo? Y las carcajadas que se han
escuchado por todas partes, ¿no reflejaban el contento que embargaba vuestros corazones
Y el placer que os ha causado mi presencia? Al contemplaros ahora me parece estar viendo
A los dioses de Homero embriagados de néctar y “nepentes”. Antes os veía tristes e
Inquietos como gente que acabase de salir del antro de Trofonio. Igual que el astro rey
disipa con sus primeros rayos matinales las tinieblas que cubrían el horizonte o cuando la
Primavera trae consigo las juguetonas bandadas de suaves céfiros: todo cambia de pronto
Sobre la tierra, un colorido más brillante embellece los objetos, la naturaleza rejuvenecida
Ofrece a nuestros ojos un espectáculo más agradable y placentero. Así ha producido mi
Presencia en vosotros esa feliz transformación en vuestras fisonomías. Lo que los grandes
Oradores obtienen a duras penas con sus largos y estudiados discursos, lo he conseguido
Yo con mi sola presencia en un instante. En cuanto me habéis visto, vuestras inquietudes
Han desaparecido como por encanto.
Ahora vais a saber por qué me presento hoy ante vosotros con este extravagante
Atuendo, si es que seguís escuchándome. No creáis sin embargo, que os voy a exigir la
Atención que dispensáis ordinariamente a vuestros predicadores. Nada de eso.
Escuchadme del mismo modo que lo hacéis con los bufones, comediantes, titiriteros y
charlatanes en las plazas públicas o como nuestro amigo Midas escuchó en otros tiempos
La música del dios Pan. Tengo el deseo de hacer un poco el sofista con vosotros. No hablaré
Por consiguiente como esos pedantes que atiborran actualmente las cabezas de los niños
Con un sinfín de enrevesadas tonterías y que les enseñan a discutir con más obstinación
Que las mujeres; en lugar de eso, imitaré a los antiguos que para evitar el apelativo de
Sabios, muy desacreditado en aquellos tiempos, prefirieron llamarse sofistas, dedicándose
A rendir elogios a los dioses y los héroes. Voy pues a dedicar un elogio; no será el de
Hércules ni el de Solón; será el mío, es decir “El Elogio de la Locura”.
Sabréis en primer lugar que me tienen sin cuidado esos sabios que cuando alguien
Se alaba a sí mismo le tachan de engreído e impertinente. Que le traten de loco, pase, pero
Que confiesen al menos que actuando así se comportan de una forma por completo acorde
Con esta cualidad. En efecto, ¿hay nada más natural que ver a la Locura exaltar sus propios
Méritos y cantar sus alabanzas? ¿Quién mejor que yo para describirme a mí misma? A no
Ser que alguien pretenda conocerme mejor que yo.
Además, actuando así, creo obrar aún con más modestia que la mayor parte de
Sabios y grandes de la tierra. Contenidos por un falso pudor, no se atreven a alabarse a sí
Mismos, pero procuran tener cerca de sí algún almibarado panegirista o poeta adulador
Que, por dinero, se encarga de prodigarles alabanzas, es decir recitarles
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