En el desarrollo histórico de la relación sociedad

Como bien se afirma en la conferencia de premios Nobel, celebrada en París del 18 al 21 de enero de 1988: "Todas las formas de vida deben ser consideradas como formas esenciales de la humanidad. Alterar el equilibrio ecológico es por consiguiente un crimen contra el futuro. La riqueza de la humanidad reside también en su diversidad, que debe protegerse en todas sus facetas: cultural, biológica, filosófica, espiritual. Con tal fin debe hacerse constante hincapié en la tolerancia, la capacidad de escuchar al otro y el rechazo de las verdades definitivas".

Siendo medio ambiente entendido como un sistema muy complejo, delicado y dinámico de interrelación ecológica, sociocultural y económica, en la cual se insertan los seres humanos a través del proceso de evolución histórica de la sociedad, las soluciones a sus problemáticas requieren de una perspectiva que abarque múltiples disciplinas y esté dispuesta a la cooperación entre distintas maneras de ver el mundo para poder llegar a un verdadero desarrollo sostenible.

En el desarrollo histórico de la relación sociedad – naturaleza se distinguen tres formas: en la primera hay una dependencia absoluta del hombre con relación a la naturaleza. El mejor reflejo de esa dependencia son los mitos y la religión. Los "pequeños" seres humanos se pierden ante la terrible y vasta naturaleza, el humano primitivo es incapaz obtener de aquella los medios necesarios para subsistir. La segunda forma de esta relación se realiza en la práctica de la producción y crece de manera imparable apoyándose en la técnica y las ciencias, a partir de este momento y en forma progresiva esta relación resulta ser la del hombre–dios y sus dominios. En esta etapa la naturaleza interesa al humano por sus recursos alimenticios, energéticos y materias primas. El ser humano considera a la naturaleza como un gran recipiente del que puede extraerse de manera interrumpida todo lo que se necesite, sin llegar a considerar los daños que con su actividad ocasionaría a éste, su objeto, sin considerar que dichos daños, también le ocasionarían trastornos al propio hombre, ignorando que la naturaleza es todo menos infinita. La naturaleza no es algo aparte al humano, sino que él es parte inseparable de ella. En la tercera forma se manifiestan las alteraciones del equilibrio dinámico de la relación producción – naturaleza; es extremadamente complejo el problema de los recursos renovables; se complica el proceso de eliminación de los residuos industriales y resulta cada vez más difícil asegurar en las grandes urbes el aire relativamente puro y el agua potable. Es por esto que se insiste en la toma de conciencia desde la posición de un ciudadano promedio, cuyo accionar no está separado sino que se enlaza de forma concatenada con el de otros muchos, para dar un resultado con carácter social a partir de una manera distinta de ver el mundo y las complejas

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