Ensayo Filosófico sobre Televisión
Enviado por Sofía Cáffaro • 23 de Septiembre de 2019 • Ensayo • 848 Palabras (4 Páginas) • 96 Visitas
El espectro invisible
El otro día, me asomé por una ventana y observé a un ente absolutamente hipnotizado con todos sus
sentidos puestos en un solo y particular objeto, sus pupilas dilatadas y sus ojos bien abiertos hacia un
artefacto desgraciadamente espectacular, lo cual me causó una insaciable inquietud sobre si realmente
somos capaces de pensar y tomar decisiones y así llevar a cabo una vida, solo por nosotros mismos y no
influenciados por una particular caja. Ahora bien, la pregunta es ¿Esa caja irradia solo imágenes y
entretenimiento?
Para empezar, revisemos la idea del concepto, una caja cuadrada en algunos casos, ya es una tabla, con
brillo, mucho brillo, colores y ruido. Toda esa información, guiada y planificada por muchos entes de gran
magnitud a escala social y económica en el mundo, en cada una de nuestras casas, en cada par de nuestros
ojos, penetrando constantemente más allá de nuestra retina y de todos los demás tejidos que hay detrás,
comenzando por nuestras neuronas hasta el aparato más paradigmático de la historia de la humanidad:
nuestra fantástica mente. Esa a la que Kant y muchos otros filósofos racionalistas le rendían culto y se
enfrascaban a encontrarle respuestas, la que hasta ahora, a los más grandes científicos sigue maravillando.
Y ese, ese valioso aparato, es el que cada ser moderno de nuestra actual sociedad le permite entrar, le
abre las puertas cada día de su vida, sin cuidado alguno, porque cree que en realidad se está sumergiendo
al mundo, que está conectado, y para ustedes ¿realmente estamos en contacto entre nosotros? Algunos al
abrir los ojos en la mañana, se posicionan en frente, otros, al anochecer antes de cerrarlos, también.
¿Cómo creen que todo ese conjunto audiovisual afecta a nuestra vulnerable y sensible mente?
Ahora, pensemos, ¿cómo alcanzamos el acceso a esa magnitud de información? Pagamos. Utilizamos ese
maldito material capaz de mover al mundo, por lo que nuestros sensibles ojos reciben pura y meramente
un “producto”, un elemento creado especialmente para nosotros, los consumidores, los engranajes que
hacen funcionar este gran reloj mundial que es el consumismo, los que hacen valer ese maldito papel color
verde que nos es más vital que el aire que respiramos.
Entonces, como dije, estamos consumiendo un producto, algo planeado para seducir nuestro inconsciente,
hacernos sentir cómodos y a gustos con ello, algo que deseemos, que esperemos involucrar y mantener en
nuestra vida: nuevos productos que están al alcance de nuestro cuerpo, nuevas ideas al borde de nuestra
racionalidad, inquietas, totalmente efervescentes esperando que nuestro conjunto de masa gris las
succione y las incorpore como parte de ella. ¿Qué estamos incorporando? ¿Realmente sentimos
satisfacción por gusto o por conformismo? ¿O porque es más fácil estar estáticos, dejando que solo un
esfuerzo mental casi invisible permita que nuestra mente se entretenga?
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