Ensayo Venezuela
Enviado por davidhz • 20 de Junio de 2012 • 1.494 Palabras (6 Páginas) • 1.417 Visitas
EL ENSAYO EN VENEZUELA
La generación de la independencia, tal como lo habíamos mencionado, que lee los textos de Bacon, de Descartes, Montesquie, Voltaire y de otros produce en Venezuela desde 1830 al igual que en el resto del continente una literatura de combate. Abarca, desde el punto de vista literario, toda la época de auge y fin del romanticismo y disolución del clasicismo. Alcanza un destino estelar con nombres -como vimos- que van desde Simón Rodríguez y Simón Bolívar ("vastas resonancias de maestro profeta y discípulo genial", como los llama respectivamente Lezama Lima), hasta el clásico pero moderno Andrés Bello. No debemos dejar de mencionar en este período a los destacados Arístides Rojas, Fermín Toro, Juan Vicente González, José María Baralt y Cecilio Acosta. Es el tiempo de los gobiernos de José Antonio Páez, los hemanos Monagas, la guerra federal y Antonio Guzmán Blanco. Llega también a la presidencia un hombre distinto, distinguido y universitario, el Dr. José María Vargas, primer rector de nuestra Universidad Central de Venezuela.
El escenario, en efecto sirve para la transfiguración histórica y muestra el desafío de una literatura que se sumerge en el humus de la guerra, donde en esa transición (desde el punto de vista cultural) del barroco al romanticismo de fines del siglo XVIII y principios del XIX se sorprende con rasgos ya de raigambre muy americana, que sin romper la tradición hispánica, abre un nuevo camino a la reflexión y expresión de los problemas más candentes del momento. Es importante aclarar que estos personajes aún no están conscientes de la categoría de ensayo, y expresan sus ideas en un texto que algunos llaman "proto-ensayo", y que en alguna medida se emprenta todavía con el tratado, el artículo, la epístola y la oratoria. Pero a la vez se van a convertir en los primeros enlances entre la reflexión y la historia literaria de Venezuela.
Y dentro de ese proceso que arranca del siglo pasado, el género del ensayo se va a consolidar "como forma de expresión de un grupo homogéneo y literariamente organizado" (José Ramón Medina, 50 años de literatura venezolana, p.186) con los escritores que integraron la primera generación positivista: José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado, César Zumeta. Luis Razetti, Laureano Vallenilla Lanz, Pedro Manuel Arcaya, Samuel Darío Maldonado, por citar a los más destacados. Todos ellos diversificaron su interés investigativo por temas típicamente positivistas: la historia natural, la biología, la antropología, la sociología, economía, política, filosofía y el derecho y la historia. Y como lo señala José Ramón Medina, el positivismo, esa nueva ciencia que penetra con evidente retardo en los estudios universitarios de Venezuela, significa un saludable impacto para la cultura general venezolana. Sobre todo la historia, la sociología, la filosofía y la crítica literaria (aún no deslindada del ensayo, confusión que aún hoy se da en algunos escritores) entran en el mundo del ensayo dentro de una nueva concepción que utiliza un método de investigación novedoso entre los intelectuales venezolanos. Este método también va a repercutir sobre el campo literario con el modernismo. La novela y el cuento se van a mover entre el campo de la experimentación tesista (que pretende demostrar algo, lo que llamaríamos novela-tesis) pero que a la vez crea un discurso preciosista de giros y aires no tan pausados que irrumpen en todos los campos de la literatura. Pero sobre todo va a ser el ensayo la expresión donde, tanto el positivismo como el modernismo encontrarán su justo y verdadero cauce de búsqueda conceptual de identidad nacional.
El ensayo de esta época une su destino a dos aspectos de gran interés y que darán forma a la expresión ensayítica de principios del siglo XX: por un lado la influencia que va a tener en los escritores venezolanos la generación del 98 español, sobre todo a través de los ensayistas Ortega y Gasset, Unamuno y Azorín, y por el otro el planteamiento de América como problema. Con respecto a este segunto aspecto, la indagación inquietante de la cultura, la historia y finalmente identidad propia es una búsqueda que oscila entre la esperanza y un desventurado pesimismo. El pesimismo nos viene de lo que llama el poeta cubano Lezama Lima el complejo de inferioridad, "creer que su expresión (expresión americana) no es forma alcanzada, sino problematismo, cosa a resolver", ("Mitos y cansancio clásico", en La expresión americana, p.27). Se va estructurando un cuadro nacional que se imbrica con los nombres de Rodó, Mariátegui, Vasconcelos, Alfonso Reyes y Pedro Henrìquez Ureña entre otros.
Así tenemos, entre los primeros a José Gil Fortoul (1862-1941), quien aborda
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