Ensayo del libro "El hombre en busca de sentido"
Enviado por ElPosho22 • 24 de Octubre de 2016 • Ensayo • 1.736 Palabras (7 Páginas) • 527 Visitas
Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios No. 80
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Gral. Ignacio López Rayón
Temas de Filosofía
Lic. José María Fernández Reynaud
Ensayo
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Téc. En Electricidad
Héctor Alejandro Ramírez Serna
28 DE MAYO DEL 2016
Quiero comenzar a redactar de lo que trato el libro “El Hombre en Busca de Sentido” añadiendo que ha sido uno de los libros que más me ha gustado por el simple hecho de llevar la realidad a algo que nuestros ojos no han podido ver o al menos no de esa manera como nos lo narra el autor Viktor Frankl.
A razón del autor, nos describe cómo fue que estuvo viviendo él junto con sus compañeros en un campo de concentración.
A lo que dividiremos la historia en tres fases:
1.- Internado al campo de concentración.
2.- Supervivencia en el campo de concentración.
3.- La liberación.
Internado al campo de concentración
El señor Viktor Frankl era una persona muy importante y exitosa, se destacaba por ser uno de los médicos más importantes y hasta lo nombraron director de la sección de Neurología del Hospital de Rothschild en 1940 por su gran hallazgo como psicólogo y ahí era donde el atendía solamente a judíos lo cual era un gran riesgo ya que empezaba la segunda guerra mundial.
El señor Viktor Frankl tuvo la posibilidad de emigrar a Estados Unidos y esto le servía para evadir la persecución de los nazis, pero desafortunadamente sus padres no contaban con los documentos necesarios para lograr dicho trayecto entonces el psicólogo después de una larga charla consigo mismo decidió quedarse con sus padres unas semanas. Después su familia se iba separando, en Auschwitzse separó de su mujer llamada Tilly, de su madre se despidió en el campo de Theresienstadt en donde parecía ser un último adiós y le pidió su bendición.
A los pocos días su padre murió con ochenta y un años de edad, estaba desnutrido y sufría de un edema pulmonar y le inyectaron morfina, después él sabía que lo que había hecho era lo correcto según él para así evitar el “sufrimiento innecesario” de su padre.
En unas horas fue cuando se separó de los suyos y de manera fea y tosca le arrebataron un libro que siempre llevaba consigo mismo y en su cara lo hicieron pedazos, le dieron su ropa de prisionero donde curiosamente se encontraba la oración más importante de los judíos el “Shemal Israel” y de esa manera entró con un ánimo para enfrentar uno de los peores tormentos al cuál nombró experimentum crucis.
Mientras llegaba a Auschwitz, narraba todas las emociones que le rodeaban en ésos momentos, la imaginación hacía que percibiera cosas increíblemente abrumadoras, todo por el miedo que sentía al saber que estaba cerca del campo de concentración.
Una vez dentro, aceptando con voluntad y carácter su estancia, se realizó la primera fase llamada “juego del dedo”. Este juego era para separar al grupo en dos sentidos, una a la izquierda y el otro a la derecha, los que eran señalados hacia la izquierda pasaban directamente al crematorio en donde a las fueras del campo se veía una chimenea la cual significaba los cuerpos hechos cenizas. Los que eran señalados hacia la derecha pasaban por el proceso de desinfección, que era nada más y nada menos que quitarles todo el cabello de su cuerpo, seguido de desnudarlos y terminaban con una ducha y a los prisioneros que tenían zapatos lujosos se les cambiaban por unos feos y de un número más grande.
Supervivencia en el campo de concentración
Por simples razones, esta fue la fase más perturbadora, porque se mostraba la apatía en proceso de disminuir la intimidad, el prisionero se entristecía al recordar su hogar y a su familia, ya demasiados humillados comenzaban a experimentar una de las peores torturas pero sin embargo no bajaban la guardia y siempre tenían arriba su escudo.
Los prisioneros, día tras día, noche tras noche, sufrían una tensión psíquica pero con la esperanza de sobrevivir y esta parte del libro fue de las que más me conmovió porque me puse a reflexionar y comencé a creer que el dormir y poder soñar era lo más bonito que podían sentir, fuera de la realidad que los rodeaba, así podían verse con su familia, comiendo un rico postre o algún logro exitoso, o tal vez, alguna pesadilla.
“Jamás olvidaré aquella noche en que me desperté con los fuertes gemidos de un compañero amigo que se agitaba en sueños bajo el efecto de alguna horrible pesadilla. Yo siempre me he sentido especialmente conmovido ante las personas que sufren delirios o pesadillas angustiosas. Decidí despertar al pobre hombre, pero en el último instante me detuve, retiré rápidamente mi mano asustado por lo que iba a hacer. Por muy horrible que fuese, podría ser peor que nuestra actual realidad, una realidad a la que estuve a punto de cometer la crueldad de devolverlo” (p.57)
Un día por la mañana Viktor Frankl estaba realizando los ejercicios propuestos por el comandante, el prisionero que iba a su lado dijo: “Si nuestras mujeres vieran esto” lo que le hizo pensar en ella y mirando al cielo entendió a los poetas y filósofos.
Ahora, es fácil darse cuenta que, por una parte, les empezaba a funcionar en algún aspecto esto a los prisioneros. Su vida espiritual en muchos iba aumentando porque también, conforme pasaban los días, apreciaban y sobretodo valoraban más la belleza de la naturaleza, mientras observaban las montañas de Salzburgo durante el viaje a un campo de Baviera.
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