Entre El Alma Y El Sujeto: La Libertad

Hegel expone lógicamente (punto de vista del pensamiento o de las categorías) la subjetividad distingue tres categorías pensadas desde tres lógicas diferentes:

1. Concepto: lógica de la inmediatez

2. Juicio: lógica de la negatividad

3. Silogismo: Lógica de la absolutez.

Son sucesivas, porque el juicio supone negar el concepto y la subjetividad se realiza en la negación de la negación que el juicio hace de la inmediatez del concepto.

Pensar las relaciones entre el cuerpo (informado por el alma) y la cultura (sujetos comunicados) desde el punto de vista de la libertad, genera un modelo asignado por la contradicción.

El cuerpo presenta problemas para la cultura de la autonomía de la razón que se da su propia ley. La libertad, como juicio, negando independencia como alteridad.

La ley del cuerpo es la de la necesidad natural, mientras que la libertad se mueve en la legalidad racional.

El cuerpo queda definido como el campo de la otra ley, la natural, entra en contradicción con la racional (ley de libertad). El cuerpo es lo otro que busca moverse, (deber interactivo) deseo, que tiene pasiones y afectos siempre impulsados por algo distinto que el sujeto y su libertad racional.

Se hace necesario no dejar grietas para que aparezca los juicios hipotéticos (ley de la naturaleza) “Si quieres ser feliz obra de tal manera” se trata de liberarse de la condición “natural” actuar racional y sensatamente.

El cuerpo es siempre signo de contradicción, campo de lucha, conducta transgresora e irrespetuosa, de la ley propia de la razón. El cuerpo queda carente de identidad.

La moral autónoma divide las aguas, no solo entre la ética y la ciencia, sino también entre la ética y el derecho, donde el cuerpo se convierte en objeto natural. Por lo tanto, el derecho penal y el derecho civil son instrumentos reguladores de las prohibiciones sociales para el uso del cuerpo.

En nombre de la libertad, se le pide al cuerpo que ocupe un lugar subordinado porque es NATURAL y no LIBRE.

El cuerpo acepta su destino natural, renuncia a la cultura y niega la libertad en nombre de la necesidad.

Cuando es la libertad quien une el alma, que es el viviente, con el sujeto, que es la cultura, el cuerpo no puede ser sino lo natural, sometido a la leyes que rigen a los cuerpos naturales.

Cuando la libertad se constituye como sujeto cultural, el cuerpo pierde la estructura comunicacional y se refugia en la naturalidad salvaje, primitiva, infantil y peligrosa.

En esta instancia el cuerpo, opaca las relaciones con los otros, esto es determinante para el accionar de los políticos en la fundación del estado y de la sociedad.

El cuerpo es malestar en la cultura, porque la naturalidad vital del alma es poder negador de la libertad cuando esta aliada con la subjetividad cultural.

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