Especialidad CONSTRUCCIÓN DE HABILIDADES DEL PENSAMIENTO

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        UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL [pic 4]

UNIDAD 011

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN BÁSICA

Ensayo. Mi escuela en la complejidad

Especialidad

CONSTRUCCIÓN DE HABILIDADES DEL PENSAMIENTO

Módulo 1

Modelos del pensamiento y construcción del conocimiento

ESTUDIANTE:

Eduardo Daniel Arriaga García

 Aguascalientes, Ags., a 24 de Octubre de 2015

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Mi escuela en la complejidad

Hace algunos años un jovencito de no más de 12 años me dijo con voz firme y fuerte, “¡¿para qué sirve eso profe…? ni modo que yo vaya a la tienda a pedir cinco séptimos de jamón… ¿eso qué?…!” y sólo pude contestar, “pues para desarrollar tu mente, incrementar tus conocimientos, y alguna vez distinguir que significa eso…” Pero sinceramente es una pregunta que todavía yo no puedo respondérmela. Y lo peor, cada bimestre trabajo en sesiones donde se estudian las fracciones.

Actualmente la escuela pareciera vivir un momento de transformación donde se intenta regresar a la educación escolarizada a un mundo real, cambiante, dinámico, complejo. La escuela se había aislado de la realidad: se encerró en cuatro paredes fuertemente selladas por un portón imponente que no permitía el paso de agentes ajenos a la institución, se limitaron los espacios de cada grado escolar también en cuatro paredes, se renegaba de las situaciones que ocurrían en el exterior, incluso se establecieron límites para el esparcimiento donde la edad de cada uno determinaba el lugar y hora donde se podía transitar, e incluso llegar al extremo de evitar correr. Parecía que la escuela era una burbuja flotante dentro de una sociedad en ebullición, y la cual no estaba regida por las normas, ni mucho menos de sus necesidades.

La burbuja no era eterna, y tarde o temprano reventaría por su propio peso. Algunos docentes anhelamos aquellos momentos en los que todo era posible en esa burbuja escolar, donde una mirada, un grito, un golpe en el escritorio o simplemente una llamada de atención regresaba la “paz” al salón; también se suspira por aquellas planas, memorizaciones, lecturas, cátedras, operaciones… que parecían que abrían la mente de los alumnos al mundo del conocimiento.

Hoy no es así (y creo nunca lo fue), la posmodernidad nos alcanzó, la complejidad nos engulle, el dinamismo nos exprime.

Hoy indudablemente vivimos en una época posmoderna, surgida desde los 80´s, y donde su primicia es la crítica a la verdad absoluta, a las teorías, a la formalidad, a la cuadratura. Nos exige un cambio radical en la escuela, donde se permitan las manifestaciones únicas de cada estudiante, que se busque la crítica de los mismos, que se trabaje de forma activa, que no se creen verdades finitas o totales, que se atienda a la diversidad. ¿Pero la escuela está preparada para eso? ¿Es una alternativa de solución a la “crisis” escolar?

Por ello, y como consecuencia o alternativa, se propuso una educación basada en el Pensamiento Complejo de Morín (2004), en el cual se consideran infinidad de factores, como la transdisciplinariedad, transversalidad, la no linealidad, la horizontalidad del conocimiento, el conflicto, la holística, la metacognición, entre varios más.

Se nos propone a los docentes crear situaciones complejas, de conflicto, de interés, de orden superior, etc. Pero cómo hacerlo si casi la totalidad del magisterio se formó con las consignas “la letra con sangre entra”, “calladitos se ven más bonitos”, “todo de memoria”, “un candadito nos vamos a poner…” y más. Esas frases constituyen una realidad social, un constructo colectivo y un lugar común en todos los maestros. ¿Cómo romper con esos paradigmas?

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