Etica de Marx
Enviado por coinneey • 11 de Mayo de 2013 • Monografía • 2.555 Palabras (11 Páginas) • 351 Visitas
Etica de marx
Para Marx la ética es ideología pura con la única visión de legitimar lo que hay. Según Marx los seres humanos no necesitan una moral para ver transformado su mundo, necesitan que se transformen las condiciones de la humanidad en que vive la mayoría, víctima de la desigualdad y la injusticia. Para Marx no es la teoría sino la practica, el cambio de circunstancias reales, lo que eliminará ciertas ideas de las mentes humanas y así cambiar la moral de las personas. Para Marx la moral no será capaz de superar la alienación del hombre, sino que será preciso la transformación de las estructuras materiales que son realmente culpables de la enajenación de los seres humanos. Para Marx las ideas morales o filosóficas no contribuyen a superar este mundo, más bien lo consagran y lo justifican al no darse cuenta de su procedencia. La Ley y la moral son, prejuicios burgueses derivados de interés burgueses con la única y exclusiva intención de perpetuar la riqueza en quien la posee. Los valores morales son los portavoces de los intereses de la clase dominante,
Para Marx la transformación moral del mundo es pura mentira sino atiende fundamentalmente a la corrección de una distribución de la riqueza radicalmente injusta e inmoral
Ética Marxista – Revolución Moral
En la búsqueda de la moralidad marxista, la revolución es el medio más eficiente para crear una sociedad sin distinciones de clases. De acuerdo con los marxistas, la revolución es inevitable y es la única manera de derrocar a la burguesía y elevar al proletariado.
La historia de la teoría del conocimiento y la ética tienen un punto de inflexión en el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804). En teoría del conocimiento su Crítica de la Razón Pura supuso un verdadero “giro copernicano” a la gnoseología mientras que su ética meramente formal contrasta con las éticas materiales propuestas hasta entonces. Su teoría ética asume como principio la libertad y dignidad de todos los hombres, hecho que conecta su pensamiento con la ideología de las revoluciones burguesas de su tiempo y a través de ellas con la actualidad.
LA ÉTICA KANTIANA:
Para Kant es un hecho que lo único objetivamente bueno es una buena voluntad. La inteligencia, el valor, la riqueza y todo lo que solemos considerar valioso dejan de tener valor y se vuelven incluso cosas perniciosas si van acompañados de una voluntad torcida. También la felicidad, meta de muchas teorías éticas, tiene un valor relativo frente a la buena voluntad ya que la felicidad del malvado genera repulsión al observador objetivo como si solo fuéramos dignos de ser felices cuando poseemos una buena voluntad.
Que la buena voluntad es buena incondicionalmente podemos demostrarlo como sigue. La naturaleza no hace nada en vano, si un ser natural posee un órgano para satisfacer una función ese órgano es adecuado y perfecto para esa función. El hombre posee razón e instinto y la razón no tiene solo una función teórica sino también práctica que busca el bien moral. Pero la razón difícilmente nos puede hacer felices, el hombre sabio descubre pronto que todas las preocupaciones que nos muestra nuestro intelecto (muerte, enfermedad, pobreza, incertidumbre...) y que los actos buenos de nuestra razón práctica no conducen a la felicidad; sin embargo, el hombre sencillo haya la felicidad sin necesidad de su razón con su mero instinto. Concluye Kant que si el fin del hombre fuera la felicidad la naturaleza no nos hubiese dotado de una razón práctica que elabora juicios morales que no conducen por sí mismos a la felicidad. De este modo sostiene Kant que el hombre ha sido dotado por la naturaleza de razón práctica para otro fin más alto que la felicidad: el bien moral.
El bien moral se manifiesta claramente en el concepto de deber. La búsqueda de la felicidad o de la riqueza nos fuerza a acciones cuyo valor está condicionado a la consecución de un fin mientras que los actos del deber impuestos por nuestra razón práctica tienen valor por sí mismos. De este modo concluimos que los actos morales no son evaluables por sus resultados porque no son elegidos para alcanzar algo sino por ellos mismos. El resultado de un acto bueno puede ser perjudicial pero el acto seguirá siendo bueno porque lo importante de un acto moral es el principio por el que se realiza.
Para mostrar esto Kant habla de tres tipos de actos: los actos por deber, conforme al deber o contra el deber. Utilizando el famoso ejemplo del tendero Kant nos explica que un tendero puede actuar conforme al deber al no engañar a un niño en su comercio para defender su negocio de la mala fama. ¿Es este acto por deber? No, porque no se ha hecho por sí mismo, no se ha realizado por respeto al deber sino buscando algo; el acto tampoco es contra el deber ya que el tendero no engaña sino que es un acto conforme al deber, es decir, hecho “como si” se obrase guiado por el deber pero realmente guiado por fines espurios. Kant criticará de este modo muchas de las teorías éticas cristianas ya que ser bueno para ser recompensado por Dios en el cielo es igualmente un comportamiento conforme al deber pero no por deber.
Los actos mandados por el deber tienen forma de imperativo categórico. Además del imperativo categórico existen imperativos hipotéticos que mandan algo para conseguir otra cosa, “si quieres ser famoso haz X”, son mandatos condicionados por un fin. El imperativo categórico manda por sí mismo sin fin alguno, por respeto al deber. Si el hombre es capaz de mandarse a sí mismo es claro que es un ser libre; mientras que los demás entes se guían por leyes naturales de causa-efecto el hombre es capaz de ser autónomo, es capaz de decidir por si mismo como actuar con indiferencia del mundo natural de leyes. En esta libertad reside la dignidad específica del ser humano.
El imperativo categórico debe mandar por sí mismo, sin mirar otros objetivos que él mismo por lo que debe ser universal más allá de cualquier circunstancia. De este modo Kant enuncia este imperativo como “obra de tal manera que puedas querer que el principio que guíe tu acción sea un principio universal”. Por ejemplo, si decido eludir las deudas con excusas para no pagar ¿puedo querer que este principio sea universal, es decir, puedo querer que todos los hombres lo sigan? Dice Kant que no es posible querer un mundo así ya que nadie confiaría en nadie y el principio “es bueno eludir las deudas si se puede” se autodestruiría.
El hombre es un ser autónomo y libre, no es por lo tanto un eslabón más de la cadena de causas sino que su libertad moral lo convierte en algo valioso en sí mismo. Mientras que los objetos son “cosas para algo” el hombre es principio de la cadena de causas por lo
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