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Existe El Ateismo


Enviado por   •  5 de Agosto de 2013  •  682 Palabras (3 Páginas)  •  258 Visitas

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¿Existe realmente el ateísmo?

Se dice que existe el ateísmo, pero ¿existe el ateo?

La palabra ateo, como todos sabemos, proviene del griego “A” que significa “sin” y “Teo” que significa Dios, es decir, persona que no cree o niega la existencia de Dios. Pero, ¿realmente existe el verdadero ateo? Hay dos tipos de ateos:

a. Ateo práctico: el que dice creer en la existencia de Dios, mas no sigue sus mandamientos y ordenanzas, pero sí acepta que hay un Dios omnipotente creador del universo.

b. Ateo teórico: es de este tipo de ateo del cual hablaré. Estos son los que se la pasan casi todo el tiempo estudiando y tratando de comprobar que Dios no existe; su afán es tan grande, que no solamente se limitan a creérselo ellos, sino que lo exteriorizan ya sea escribiendo libros o artículos del tema.

Mi profesor de filosofía siempre decía: ¿Cómo es posible que “alguien que no exista” te cause tanta conmoción y desesperación? ¿Por qué recalcar algo que no te afecta en lo absoluto, puesto que “no existe”?,¿es normal que te quejes de “alguien” que no te ha hecho nada porque nunca estuvo ahí para hacértelo?

Bueno, estoy seguro de que muchos ateos-teóricos nunca se habían hecho esta pregunta. ¿Saben que estos tipos de ateos se saben la Biblia hasta mejor que la mayoría de los creyentes? ¿No es sorprendente?

Aunque también hay un tercer tipo de ateo, el más común, el simple y sencillo “ateo” (valga la redundancia) y es el que dice “no creer en Dios”; sin embargo, solo lo declara a la hora de hablar de religión. Este no se dedica a confeccionar libros ni artículos referentes al ateísmo.

Pero hay algo extraño y de verdad increíble. Llegué a esta conclusión después de escuchar varios relatos de personas como este: Un padre de familia, que se declaraba ateo cada vez que venían misioneros a su casa a predicarle el Evangelio, éste, con una actitud desafiante les cuestionaba: ¿Dios existe?, ¿puedo verlo?, ¿puedo tocarlo?

Claro está que este tipo de discusiones nunca podrán resolverse, quedando ambos bandos satisfechos. Resulta que un día hubo un derrumbe en la mina de carbón donde trabajaba el ateo, en el que muchos murieron y pocos sobrevivieron. El ateo, que estaba dentro de la mina, instintivamente levantó un brazo para protegerse la cabeza, lo que creó una bolsa de aire que le permitió respirar casi dos horas hasta que lo rescataron. Tiempo después, estos misioneros fueron a visitarlo al hospital. El “ateo” se encontraba de buen humor. Cuando conversaban, un misionero le preguntó: Mientras estaba por casi dos horas enterrado, respirando de esa pequeña bolsa de aire, ¿qué hacía?

A lo que el ateo, ¡sin pensarlo!, contestó: “¡Estuve orando constantemente!”.

El misionero respondió: ¿Orando?,

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