Falacias jurídicas
Enviado por lesly11manu • 6 de Marzo de 2015 • Tesis • 3.582 Palabras (15 Páginas) • 888 Visitas
CURSO: HERMENEUTICA
Tema: Falacias jurídicas
1. Noción de falacia
'Falacia' deriva del latín ‘fallacia’, que quiere decir engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien. En efec¬to, las falacias nos engañan, haciéndonos admitir como válidos razonamientos que no lo son. En las falacias los errores se hallan reves¬tidos de una apariencia de corrección. Como se comprende, un error visible sería detectado de inmediato.
En ocasiones se distingue entre los términos 'falacia', 'paralogismo' y 'sofisma'. Se llama paralogismo a la falacia que se comete de buena fe, es decir, por un error o descuido en el razonamiento; mientras que se denomina sofisma a la falacia que se comete con la intención de engañar a los demás. Lo usual, sin embargo, es usar los términos 'falacia', 'paralogismo' y 'sofisma' en el mismo sentido. En español se va imponiendo la tendencia a usar 'falacia' en vez de 'paralogismo' o de 'sofisma'. En consecuencia, una falacia es un tipo de razonamiento incorrecto y engañoso, tanto por su forma (se presenta como si fuese válido sin serlo) como por su contenido (son psicológicamente persuasivos).
Las falacias se distinguen de las paradojas. Las paradojas son tipos especiales de contradicción cuya verdad implica su falsedad y cuya falsedad implica su verdad. Por ejemplo, supongamos que A es la proposición “yo miento” . Ahora bien, si es verdad que yo miento, entonces hago afirmaciones falsas y, como yo digo A, entonces A es falsa. Pero si es falso que miento, entonces digo la verdad y, como yo digo A, entonces A es verdadera. Hay dos tipos de paradojas: semánticas y sintácticas. La paradoja de Epiménides o del “mentiroso” es semántica porque en su construcción se usa los predicados “verdadero” o “falso”; y es sintáctica cuando en su construcción se puede prescindir de tales predicados. La paradoja de Russell, “las clases que no se pertenecen a sí misma”, es sintáctica. Con frecuencia se usan como sinónimos de “paradoja” los términos “antinomia” y “aporía”
En el lenguaje coloquial el término 'falacia' se emplea a menudo .con poco rigor para designar cualquier idea equivocada o creencia falsa, como la falacia de creer que "todos los judíos son avaros" o que "ninguna mujer es infiel” A veces se llama, asimismo, falacia a una proposición falsa, pero esto es también un uso impropio.
En un sentido más estricto o más técnico los lógicos usan el término “falacia” como error en el razonamiento. Para que haya falacia es menester que haya algún razonamiento, aunque sea en el sentido de “aparente”. Una falacia es un tipo de razonamiento incorrecto. Pero no todo razonamiento incorrecto es una falacia. Algunos razona¬mientos son tan obviamente incorrectos que no engañan a nadie. Por ejemplo: "Si algunos jueces son probos, entonces todos los jueces son probos", es un razona¬miento incorrecto, pero no es una falacia. En lógica se acostumbra reservar el nombre de 'falacia' a aquellos razonamientos que, aunque incorrectos, son psico¬lógicamente persuasivos. Una falacia es un tipo de razonamiento incorrecto que se presenta como si fuese correcto, pero resulta no serlo cuando se lo analiza cuidadosamente.
2. Importancia de su estudio
Las falacias son trampas del lenguaje en las que cualquiera de nosotros puede caer al efectuar un razonamiento. Así como se colocan o levantan señales para prevenir a los viajeros y apartarlos de los lugares peligrosos, así también los rótulos para las falacias, pueden considerarse como otras tantas señales de peligro colocadas para impedir que caigamos en trampas del razonamiento incorrecto. La familia¬ridad con estos errores y la habilidad para identificarlos y analizarlos pueden impedir que seamos engañados por ellos. Su estudio y conocimiento permitirá ponerlos al descubierto y saberlos evitar.
El estudio de las falacias estuvo en boga durante le Edad Media e incluso en los prime¬ros tiempos de la Edad Moderna, pero cayó en desuso con el advenimiento de la lógica formal contemporánea. Empero, hoy día, los lógicos están centrando su atención nuevamente en ellas, pues los refinados métodos de análisis de que dis¬ponen permiten estudiar las falacias no formales, materiales o retóricas de manera mucho más profunda y mostrar que en ellas hay mucho de interesante y valioso. En efecto, el lógico belga Perelman ha iniciado una sugestiva vía de exploración en este campo. Las falacias están siendo objeto de un nuevo estudio y revaloración.
3. Clases de falacias
Aristóteles fue el primero en presentar una lista de trece falacias en su escrito Sobre las refutaciones sofísticas, el cual es considerado como un apéndice de los Tópicos. El Estagirita indica que hay dos clases de razonamientos: unos válidos y otros que no lo son aunque parecen serlo. Estos últimos son, precisamente, las falacias. Éstas se dividen en dos grandes grupos: las formales y las no formales.
3.1. Falacias formales
Las falacias formales –denominadas también lógicas o deductivas– son ti¬pos de razonamientos incorrectos que se derivan del empleo inadecuado de las reglas lógicas. Podemos dividirlas a su vez en falacias de la lógica de proposi¬ciones y falacias de la lógica de predicados. Las primeras se cometen por el mal uso de las reglas de inferencia, tales como el Modus Ponens (M.P.), el Silogismo Hipotético (S.H.), el Silogismo Disyuntivo (S.D.), entre otras; mientras que las segundas se derivan del mal empleo de las reglas silogísticas formuladas por Aristóteles.
3.2. Falacias no formales
Las falacias no formales –denominadas también materiales o retóricas– son tipos de razonamientos incorrectos que se derivan de la inadvertencia o falta de atención al tema, o bien de alguna ambigüedad del lenguaje usado para formularios. Son tipos de razonamientos incorrectos por su contenido; éstos, además, no tienen forma lógica conocida o común a todos ellos.
Estas falacias no son propiamente tema de la lógica, pero como atentan de manera indirecta contra la corrección del razonamiento es conveniente conocer¬las para evitarlas o combatirlas.
Podemos dividirlas a su vez en falacias de atingencia o pertinencia y falacias de ambigüedad. Las falacias de atingencia se caracterizan por el hecho de que sus premisas carecen de atingencia o pertinencia lógica con respecto a sus conclusiones por lo que aquéllas son incapaces de establecer la verdad de éstas. Las falacias de ambi-güedad, por su parte, aparecen en razonamientos que contienen
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