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Filosofia Carpio


Enviado por   •  25 de Junio de 2013  •  2.891 Palabras (12 Páginas)  •  339 Visitas

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HERACLITO de EFESO:

Para el todo cambia y nada hay que sea permanente. Heráclito expresa esta idea diciendo que es imposible bañarse dos veces en el mismo río porque en el tiempo que va entre la primera y la segunda vez que se ingresa al rió, las aguas, por el curso de la corriente, son otras y el río solo aparentemente es el mismo. Para el entonces, todo está en movimiento, todo está cambiando continuamente, pero este cambió no se produce de cualquier manera: un niño no se transforma en un elefante, es decir, el cambio se produce siguiendo cierto orden, a este orden o ley del cambio lo llamó "logos", que significa razón.

PARMENIDES de ELEA:

El piensa de un modo totalmente distinto del de Heráclito. Aunque Parménides ve, como todo el mundo, que las cosas cambian, considera que no debemos guiarnos por lo que vemos, oímos o tocamos, es decir, por nuestros sentidos, sino que debemos considerar la cuestión del cambio solamente en el pensamiento, con la razón. A Parménides le parece que hay un principio racional, absolutamente seguro, que es el siguiente: "lo que es, es, y lo que no es, no es" o "el ser es y el no ser no es".

Él es el filósofo de lo permanente, el que busca algo fijo, algo que no cambie y que al hallarlo lo considera lo único real.

Llega a la conclusión de que lo que es auténticamente, lo que es verdaderamente, no cambia, es eterno y único.

¿Y las cosas que vemos o sentimos cambiar? El dice que se trata de una ilusión de nuestro sentido, que el problema no hay que abordarlo con los sentidos, sino con la razón.

El atomismo

Dos filósofos, Leucipo de Mileto y Democrito de Abdera, sin embargo, ensayaron una síntesis entre las posiciones de Heraclito y Parmenides. Leucipo y Democrito postularon la existencia de átomos, que en griego quiere decir indivisible, minúsculas partículas materiales casa una de las cuales era eterna, inmutable, inengendrable e indestructible, es decir, tenían las propiedades del entre de Paremenides, pero a diferencia de este, no eran únicas, sino múltiples, y aunque en si mismas inmutables, estaban sometidas al cambio de lugar. Los átomos se desplazan en el vació y se unían o separaban entre si, formando distintos objetos materiales. En lo que se refiere a los cuerpos compuestos, los que tienen mas vacío son mas ligeros, duros son los mas densos y blandos los mas raros. El cambio que experimentan los objetos se explica porque se agregan o desagregan átomos, que aunque son tan pequeños que

no pueden ser vistos se distinguen entre si por su tamaño y su figura. Los átomos están dotados de movimiento espontáneo y determinado y se mueven en un universo infinito, en parte lleno y en parte vacío. De esta manera, para la teoría atomista, ni el cambio ni la permanencia tienen un carácter absoluto, hay un cambio y una permanencia relativos y de este modo se concilia a Heraclito con Parmenides.

Socrates y los sofistas

El filosofo que reacciona contra los sofistas es Sócrates, quien lo hace a partir de la propuesta de un método. Consideremos un ejemplo que nos sirva para explicar el mismo. Sócrates intenta determinar qué es la valentía. A diferencia de los sofistas, piensa que no es posible que la valentía sea una cosa para unos y algo distinto para otros. Hay que determinar en que consiste la valentía en forma objetiva. Sócrates se dirige a la plaza pública donde acostumbraba encontrarse y conversar con sus ciudadanos. Encuentra al general Laques y le pregunta en que consiste la valentía. El general le responde que la valentía es no retroceder frente al enemigo. Sócrates le responde que eso no es erróneo, pero que se trata solo de un ejemplo de valentía, que a veces se habla de un marinero u o de un político valiente. Frente a estos otros ejemplos de valentía, el general se confunde, no puede responder y reconoces que en realidad no sabe lo que creía saber. Con esto termina la primera fase del método que se denomina refutación. Ahora el interrogado sabe que no sabe y esto es valioso porque de esta manera ya no está en el error y tiene la posibilidad de llegar a la verdad, a diferencia del que no sabe pero cree saber y permanece en el error. La ignorancia que se sabe tiene un carácter positivo.

El segundo momento del método socrático se denomina mayéutica, que significa "arte de ayudar a dar a luz", es decir, se trata del saber de la partera. Sócrates sigue adelante con el interrogatorio, planteándole al general distintos casos de valentía, ayudándole a establecer comparaciones entre ellos, hasta que el general logre dar a luz el concepto de valentía. El papel de Sócrates es similar al de la partera: el ayuda a que si discípulo pueda llegar al conocimiento, pero no lo proporciona.

El método socrático es mas formativos que informativo, no se trata de llenar la cabeza del discípulo con datos, sino de ayudarlo a pensar, a razonar, esto hasta tal punto que, muchas veces, en los diálogos socráticos no se llega a establecer una conclusión.

Los sofistas

Suele denominarse cosmológico ese primer período de la filosofía durante el cual predominan los problemas relativos al “cosmos” –siglo VI y primera mitad del V–. Con el avance del siglo V, toman mayor relieve las cuestiones referentes al hombre, a su conducta y al estado: se habla de un período antropológico, que abarca la segunda mitad del siglo V, y cuyas figuras principales con los sofistas y Sócrates.

Los encargados de satisfacer estos requerimientos de la época son unos personajes que se conocen con el nombre de sofistas. Los sofistas eran maestros ambulantes que iban de ciudad en ciudad, enseñando, y que cobraban por sus lecciones, y en algunos casos sumas elevadas. No fueron más que meros profesionales de la educación. Su finalidad era bien limitada: responder a las “necesidades” educativas de la época. Los sofistas se consideraban a sí mismos maestros de “virtud” y se proponían enseñar “como manejar los asuntos privados lo mismo que los de la ciudad”:

La mayor parte de los sofistas no fueron más que simples preceptores o profesores: hubo algunos, sin embargo, que alcanzaron verdadera jerarquía de filósofos: sobre todo dos, Protágoras y Gorgias.

Protágoras enseñaba el arte mediante el cual se podían volver buenas las malas razones, y malos los buenos argumentos, es decir, el arte de discutir con habilidad tanto a favor como en contra de cualquier tesis. Sostenía que respecto de todas las cuestiones hay siempre dos discursos, uno a favor y otro en contra, y él enseñaba cómo podía lograrse que el más débil resultase el más fuerte, es decir, que lo venciese independientemente de su verdad o falsedad, bondad o maldad.

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