Filosofia Del Filosofar

LA CÁTEDRA RAFAEL CARRILLO

Simón Martínez Ubárnez

“Los tiempos se valen de la casualidad para dar a luz lo que está ya latente en lo más profundo de sus entrañas, y esta casualidad son los hombres”, con esta frase lapidaria escrita hace algo más de sesenta años, se refería el filósofo Rafael Carrillo, al significado de la obra del más consistente filósofo del derecho del siglo XX, el austriaco Hans Kelsen, al ocuparse en un análisis crítico, de su obra destacada Ambiente axiológico de la teoría Pura del Derecho, que había publicado en 1935.

Pero esa frase podría ser aplicada también a su autor, porque en lo más profundo de las entrañas del pensamiento colombiano, latía la necesidad de renovar las líneas para que ayudaran a modernizar, no solo la filosofía, sino las costumbre, la cultura, la sociedad y al país en general y Carrillo apareció como esa casualidad, y fue el pionero en la modernización de las ideas filosóficas en Colombia. Pero más que casualidad, fue el hombre oportuno en el momento oportuno, y como él mismo señala, lo que tenga de azaroso la aparición de una obra en manos de un hombre, no aminora su mérito inmenso.

Nos habíamos tardado los cesarenses en registrar los méritos y valorar la obra de Carrillo. Pero en Buena hora la Universidad Popular, nuestra empresa académica de mayor dimensión, quiso hacerle un merecido reconocimiento académico, creando la cátedra de pensamiento jurídico, filosófico y humanístico que lleva su nombre. Empresa que se había iniciado hace ya varios años y se ha retomado con una jornada de reflexión iusfilosófica, en la cual participan académicos de respetadas universidades del país, como Delfín Grueso de la Universidad del Valle; Numas Armando Gil de la del Atlántico y Tomás Vásquez de la Distrital, con la cuota local del autor.

Se trata de un escenario que aspira a tener continuidad y que periódicamente estará ofreciendo a los cesarenses, en una cátedra abierta, la oportunidad de escuchar y debatir con destacadas figuras de la intelectualidad nacional, regional y local, en aspectos que hasta ahora parecían predestinados solo a grandes centros y a climas fríos, pero como demostró el filósofo de Atánquez, desde la periferia y desde el trópico, también se desarrolla pensamiento serio y universal de consistencia y envergadura.

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