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Filosofia Medieval


Enviado por   •  26 de Enero de 2013  •  8.706 Palabras (35 Páginas)  •  987 Visitas

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UNIDAD III La filosofía griega

PLATÓN: Era un genio dotado de una inmensa facultad asimiladora. Todos los pensadores y todas las escuelas con que entró en contacto dejaron marcada su huella en una finísima receptividad. No es fácil apreciar cuanto debe a los presocráticos (Heráclito, Parménides, Zenón, Empédocles, Anaxágoras y los atomistas) y a contemporáneos como Euclides de Megara, Aristipo, Antístenes, etc. Aristóteles y Diógenes Laercio coinciden en afirmar que Platón explicó LO SENSIBLE según Heráclito, LO INTELIGIBLE según Parménides y LA POLÍTICA, según Sócrates. La nota distintiva de Platón es su aspiración hacia una realidad absoluta, la cual se concreta en su teoría de las ideas, con la que trata de dar respuesta a los tres grandes problemas: del SER, del SABER y del OBRAR.

EL PROBLEMA DE LA VIRTUD

Una virtud es una cualidad humana que permite a quien la posee tomar y llevar a término las decisiones correctas en las situaciones más adversas para cambiarlas a su favor. El virtuoso es el que está en camino de ser sabio, porque sabe cómo llegar a sus metas sin pisar las de los otros, porque pone a los demás de su lado y los lleva a alcanzar un objetivo común.

Platón plantea que el ser humano dispone de tres poderosas herramientas: el intelecto, la voluntad y la emoción. Para cada una de estas existe una virtud: la sabiduría, el valor y el autocontrol. La sabiduría permite identificar las acciones correctas, saber cuándo realizarlas y cómo realizarlas. El valor permite tomar estas acciones a pesar de las amenazas, y defender los ideales propios. El autocontrol permite interactuar con las demás personas y ante las situaciones más adversas cuando se está realizando lo que se debe hacer para lograr los fines propios.

A estas tres virtudes se añade una cuarta, la justicia, que permite respetar las ideas de los demás, sin abandonar las nuestras, para compartir los frutos de nuestras acciones y ayudar a los otros a realizar las suyas.

LA EDUCACIÓN SEGÚN PLATÓN

Las ideas de platón sobre la educación son como el corolario de su concepción ético-política. En Platón por primera vez se encuentra una doctrina pedagógica orgánica, claramente encuadrada en su grandioso sistema filosófico; el ordenamiento educativo está constituido en estrecha relación con el ordenamiento político, el cual halla su justificación en un ideal ético en el que se fundamenta en una concepción metafísica del ser universal.

La educación es función del estado: sólo a través de un perfecto ordenamiento educativo es posible realizar el Estado perfecto, y a la inversa, sólo el Estado puede ser verdaderamente educador. Siendo el estado la encarnación absoluta del orden según justicia, él sólo puede saber cuál es el puesto que debe ocupar cada ciudadano en tal orden, y obrar de tal modo que a cada uno se le asigne el puesto que le corresponde. Solamente el Estado puede formar en el individuo la conciencia de la verdad, pues el valor espiritual de ésta se agota al ser parte de ese todo racional que es el estado mismo, y por consiguiente sólo éste puede asegurar el predominio de la parte racional sobre las partes inferiores del alma.

La educación así entendida se limita a la clase de los guerreros, de entre quienes son elegidos después los filósofos- regidores; el Estado se despreocupa de la educación de la gran masa de los mercaderes y de los trabajadores. Platón no cree ni en la universal educabilidad de todos los individuos, ni en la eficacia incondicionada o en la omnipotencia de la educación: la acción educativa halla constituida ya una base natural, determinada tanto por la herencia como por un obscuro factor de fatalidad, límite de la educabilidad del individuo.

EL BIEN Y EL PLACER: Lo primero que hace Platón es rechazar la ética hedonista de algunos discípulos de Sócrates, marcando la diferencia que existe entre el BIEN y el PLACER, y negando que puedan identificarse. Tampoco admite Platón aquel apotegma de Protágoras según el cual el hombre es la medida de todas las cosas. Por eso, y ahora frente al sofista, establece "la medida de todas las cosas es Dios", y "Dios es el bien en sí, la medida de todas las medidas". Al identificar a Dios con el Bien, Platón ha dado el viraje, y ha convertido su ética y política en teología. La idea del Bien sigue siendo el fin a que tienden todas las ideas, las cosas y el hombre.*****

EL PROBLEMA DEL SER: LA METAFISICA: Aunque Aristóteles no reduce la filosofía a la física, ya que afirma la existencia de seres no sensibles (esencias), sí renuncia al carácter trascendente y separado de las ideas, ya que éstas, en última instancia, deben explicar los acontecimientos y seres del mundo en que vivimos, si se quiere construir una ciencia (Episteme) que nos incumba y no sólo una idea de la ciencia.

Por ello, las esencias (que otorgan la necesidad y permanencia que lo sensible no posee) deben ser inmanentes a las cosas mismas si queremos reconocerlas como tales y que cumplan su función: determinar a las cosas a ser esto o lo otro. Si las ideas se encontraran separadas no podrían determinar a las cosas de ninguna manera, por ser trascendentes a ellas. Además, los conceptos platónicos de imitación y participación tampoco explican realmente nada y añaden mayor confusión al asunto. Se trata de hacer ciencia, no de crear bellos mitos.

La teoría de las ideas tampoco cumple su función explicativa de la realidad, porque ellas, en su eternidad inmóvil son incapaces de explicar la existencia del movimiento y del cambio de los seres, y mucho menos, de ser causa de ellos. Efectivamente, al platonismo se le presenta el siguiente problema: si las ideas son eternas e inmóviles, cómo dan razón de los cambios y movimientos a los que están sometidos los seres de este mundo, sobre todo teniendo en cuenta que éste mundo nuestro no es más que una copia e imitación de aquel. Mala copia es este mundo ya que asume atributos que el original no posee: el movimiento, el cambio, la pluralidad.

Si se trata de hacer ciencia sobre el mundo que nos interesa, en el que vivimos, las ideas no satisfacen su función causal. Por ello, Aristóteles asegura que es imposible que las esencias de las cosas estén separadas de las cosas mismas. Las ideas son quimeras, hipóstasis de lo sensible mismo. Y, por lo tanto, podemos prescindir de la teoría platónica de las ideas porque más que explicar la realidad, la complica.

Sin embargo, Aristóteles no se separa del todo de su maestro: al igual que Platón, admitirá la existencia de seres no sensibles, las esencias, pero esta vez inmanentes (inoculadas) dentro de las cosas singulares como su "forma" para formar, junto con la materia, un compuesto unitario: la substancia.

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