Filosofía Educativa Siglo XIX
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“LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN EUROPEA DURANTE EL SIGLO XIX Y SU RELACIÓN CON LOS PROYECTOS EDUCATIVOS DE LA ÉPOCA”
JOSÉ RAFAEL CAVAZOS CEPEDA
Agosto 2012
Definiciones de romanticismo e idealismo.
La restauración europea, a fines del siglo XVIII y la vuelta al antiguo régimen, son el contexto histórico que da marco al origen y desarrollo del romanticismo e idealismo o neohumanismo.
El eje histórico revisado hasta ahora, en los cursos anteriores de filosofía, y con los ideales del romanticismo e idealismo, nos permiten advertir el paso de la filosofía clásica, medieval y moderna a la contemporánea. Después de Hegel y durante los siglos XIX y XX transcurren las corrientes filosóficas que constituyen el puente entre la Edad Moderna y la Contemporánea, siendo esencialmente el “romanticismo” y el “idealismo alemán” dicho puente. Estas son las bases filosóficas que influirían inicialmente a las corrientes pedagógicas que se retoman en México y Latinoamérica, antes de la época de la revolución institucionalizada y del Estado de Bienestar.
La evolución sociocultural de la humanidad, en el contexto o circunstancia de la Restauración, a partir de la lucha por la abolición de los absolutismos monárquicos con el ascenso de la burguesía y el capitalismo, llegó al punto de generar una “revolución copernicana”, transformándose las relaciones de producción, los modelos políticos y las formas de pensar. Así, el “romanticismo” e “idealismo” surgen para justificar al Estado como baluarte del derecho, el nacionalismo como garantía de la cohesión identitaria y cultural, y considerar a la realidad como una totalidad espiritual y orgánica; siendo la “Humanidad” y el “universalismo” el fin de la educación para estas corrientes de pensamiento.
El romanticismo
Es una corriente del pensamiento que sustenta una visión de la vida y una forma de pensamiento acerca del hombre y la naturaleza, fundamentada en la idea de que lo que mueve al universo es el sentimiento no la razón. Surge como reacción al clasicismo y ha sustentado a varias corrientes filosóficas que surgieron después y al pensar popular, que se manifiesta como “formas de vivir y ver el mundo”; siendo la corriente más estructurada filosóficamente aquella que surge a fines del siglo XVIII y principios del XIX, en Europa (grupo de Jena).
Las principales características de esta corriente son:
Considerar que la vida está constituida dialécticamente por una serie confrontada de hechos que tienden al orden y otros al caos. De igual forma la historia se hace de situaciones de conflicto: la paz y la guerra. El sentido estético incluye, tanto las formas luminosas: de expresión bondadosa, de carácter apacible, de castidad, disciplina, racionalidad ecuánime –simbolizados en el día, el orden, la belleza bucólica, la alegría, la paz, lo divino—, como las formas de la oscuridad: expresiones de la malevolencia, violencia, erotismo, rebeldía, caos, desenfreno –simbolizados en la noche, la fealdad, la tristeza, la guerra, lo diabólico—.
Es individualista, porque explica que, si bien las cosas responden en su origen a un principio universal y con sentido de totalidad, las atribuciones divinas se manifiestan en mayor grado en unos seres que en otros, reflejándose esto en los genios humanos que muestran en sus obras la experiencia religiosa, mediante la pasión, la inspiración y la belleza en el arte –principalmente en la pintura, la poesía y la literatura—.
Creo que está implícito, en todo el cuerpo de ideas románticas, que el “ser romántico” es “vivir al día”, estar en el límite e ir un poco más allá de ese límite, en cuanto a las reglas morales o a las razones estatuarias es estar impulsado por la pasión, sin conceder la última cuota de decisión, respecto de lo que se hace o no hace, a la razón. Se trata de no tener un plan preconcebido para la vida; sino que deben sentirse los impulsos que emergen del espiritú, en el marco de la expresión de la naturaleza de todas las cosas.
Los “románticos” adoran interpretar lo que representan las catástrofes, los fenómenos incontrolables de la naturaleza y los conflictos que la pasión genera entre los seres humanos; por ello insisten en que la realidad está conformada tanto por cosas “feas” como por “lo bonito” de la vida –aquello que había sido representado siempre en los prototipos del arte en el clasicismo—. Como la relación de una pareja, que puede estar, algunas veces, en momentos de amor y , otras veces, en situaciones de rechazo y tristeza.
En ese sentido, el romanticismo, es una corriente nacida de la crítica y para la crítica de estereotipos ideales o utópicos de la realidad.
En el romanticismo encontramos las propuestas filosóficas y artísticas de Goethe, Schleiermacher, Schlegel, Schelling, Ticek, Novalis, Coleridge, Byron, Hugo, De Vigny, Stendhal, Tommaseo, Espronceda, Bécquer, entre otros.
El idealismo
Se dice, en lo general, de una filosofía que niega la existencia de cosas fuera del pensamiento y de una filosofía metafísica que se eleva encima de lo empírico hacia lo espiritual y trascendente, afirmando la inmanencia de lo empírico en la actividad creadora del sujeto pensante. Se trata de un idealismo ontológico—la idea o autoconciencia como principio absoluto de todo lo real; busca la norma de la validez del conocer en la actividad pensante— y no un idealismo lógico-gnoseológico como el de los clásicos y platónicos—las ideas como arquetipo de las cosas; no niega las cosas fuera del ser humano; más bien, busca explicar el mundo por realidades trascendentes a lo empírico; la norma del pensamiento está en el objeto—.
El idealismo alemán surge como superación del dogmatismo racionalista y del empirismo inglés; a partir de sus teóricos, la realidad es una automanifestación de la infinita razón.
Las principales características de esta corriente son:
En esta corriente revisamos las ideas fundamentales de Fichte, Schelling y Hegel
REPRESENTANTE TESIS Y CONCEPTOS FUNDAMENTALES
KANT Filosofía crítica e idealismo subjetivo.- Lo trascendente implica el espíritu humano como la fuente primordial y formal de todo saber. Para Kant, con el concepto de la cosa en sí, el espíritu humano producía a priori el espacio, el tiempo y las formas del conocer. La experiencia tiene un papel pasivo y el activo está en el conocer, ya que el sujeto crea las formas y principios racionales; y así el sujeto moldea a las cosas para producir la
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