Franja Amarilla , Reseña

En su escrito Willian Ospina a manera de anécdota nos introduce en una narración histórica que tiene por objeto tratar de explicar los acontecimientos y los actores que han generado en Colombia problemáticas de tipo social, político, económico, geográfico y religioso, que han convertido a la población colombiana en un pueblo sin identidad, incapaz de hacerle frente a unas minorías, que social y económicamente se han hecho del poder político y también del monopolio comercial que durante más de medio siglo han convertido esta grande y prospera tierra, que ostenta, según es fama la mayor diversidad de pájaros del mundo, en apenas un territorio reconocible por los demás países como un gestor de violencia y materia prima, haciendo perfecto uso del cualitativo de tercermundista. Nos encontramos en un país dice Ospina en su escrito, que muestra uno de los cuadros de ineficiencia estatal más inquietantes del continente, al lado de buenos índices de crecimiento económico, muestra fuertes niveles impositivos y altísimos niveles de corrupción en la administración, muestra unas condiciones asombrosas de impunidad y de parálisis de la justicia y al mismo tiempo una elevada inversión en seguridad, así como altísimos costos para la ciudadanía en el mantenimiento del aparato militar, muestra las más deplorables condiciones de desamparo para casi todos los ciudadanos. A pesar de todas estas problemáticas tiene un pueblo que parece ser indiferente a estas, un pueblo que parece vivir en una fantasía puesta en frente de ellos por unos pocos nada interesados en que la situación cambie, para no ceder las riquezas que han amasado a través de subyugar a una población que siglo tras siglo parece ser más explotada, y que por ende no parece dar ese salto en la evolución humana. ¿Pero es el pueblo culpable de estos males que los aquejan desde hace más de medio siglo?, Ospina, utilizando como arma la historia, nos muestra las acciones que han tenido repercusiones en la actualidad los orígenes de los denominados males, y en estos orígenes encontramos que los dirigentes, supuestamente delegados por el pueblo para cumplir la función de llevar a Colombia a un mejor mañana, no han hecho otra cosa más que explotar a su tierra y a su población, no solo por los mezquinos intereses económicos, sino también por influencia de los países que han visto un lugar donde comprar materias primas a precios extremadamente cómodos, países como Estados Unidos que tras las luchas que vivía Colombia internamente se hizo del poder en el canal interoceánico de Panamá, dándole así una de las riquezas más grandes monetariamente.

Las diferencias de opiniones e ideales han sido la fuente de las diversas luchas dentro del territorio, pero esas opiniones e ideales han sido manipuladas por las clases dirigentes, minorías que crearon los partidos políticos y sembraron en el pueblo ideales erróneos divididos en dos bandos, en los que sus dirigentes eran caras de una sola moneda, una batalla en la que se peleaban el control político y económico, ideales poco destinados a crear un bienestar que abarcará en él a la totalidad de la población colombiana. El pueblo, fue utilizado como actor corriente de una película que desencadeno una violencia extrema en el territorio, dos bandos, dos partes de una sola nación separados por un color y enceguecidos por la idea de controlar todas las riquezas que abundan en el territorio, la batalla dejo en el camino a quienes intentaron oponerse a las ideas tiranas de

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