Fundamentos filosóficos de la psicología
Enviado por Martin Osmar • 28 de Marzo de 2019 • Resumen • 2.468 Palabras (10 Páginas) • 104 Visitas
[pic 1][pic 2]
Universidad de Guadalajara.
Centro Universitario de Ciencias de la Salud.
Departamento de Disciplinas, Filosófico, Metodológico e Instrumentales
Carrera de Psicología
Fundamentos filosóficos de la psicología.
Introducción a la filosofía
“Concepto de la filosofía”, “Problema fundamental de la filosofía”, Materialismo e Idealismo, Materialismo mecanicista y Materialismo Dialectico.
Alumno: Peña Guerrero Martin Osmar.
Profesor: José Antonio Curiel Zúñiga.
Fecha de Entrega: 21 de febrero de 2019.
EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA
La filosofía (del griego: philo-sophia, amor al saber) es, en su representación mas general, la tendencia de la razón a buscar, a través de la pluralidad y mutabilidad de las cosas, en principio que, permaneciendo idénticos a sí mismo, las unifique.
La filosofía de la antigua Grecia antigua añade que el carácter desinteresado de la búsqueda: filosofo es el que desea conocer por conocer sin compromisos previos con exigencias de orden práctico. El que tuvieran de la filosofía un concepto tan inminente contemplativo no impidió a los griegos interesarse en el estudio de los problemas relativos a la acción.
Es pertinente preguntarse si no hay una aprehensión inmediata, además de la mediata, de la esencia de la filosofía. Muchos filósofos contestan afirmativamente a esta cuestión: si todos los hombres tienden naturalmente al saber, la exigencia de una unidad suprema que dé razón del mundo de nuestra experiencia sensible es una “Ley originaria del espíritu.
El objeto de la filosofía, consiste, en pocas palabras, en determinar la realidad con respecto a la apariencia, que la oculta o a lo mas la manifiesta sólo imperfectamente. La filosofía antigua define a “lo que es” como “substancia”, a saber, es forzoso admitir la presencia de una fuerza o causa motora.
A partir del Renacimiento, se abandona el concepto tradicional de la substancia y se circunscribe la investigación al mundo de los fenómenos, del cual hay que descubrir las leyes.
El kantismo no se aparta de estas líneas, con la particularidad de que la trama que une a los fenómenos no es concebida dogmáticamente como un ordenamiento objetivamente existente, sino como el resultado de la actividad sintética del sujeto.
El positivismo restaura la experiencia como la sola fuente del saber y, valiéndose de los resultados de las ciencias particulares, los reúne y coordina en sistemas coherentes.
El Marxismo preserva la unidad de principio formal y principio material, el situar en el seno de la realidad histórico-social-política, como su motor.
EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA FILOSOFÍA
La aspiración a abarcar la realidad en su unidad y totalidad, características de conocimiento filosófico, se manifestó fundamentalmente como “búsqueda del principio de todas las cosas”.
El problema del origen del universo había sido planteado con anterioridad, y correlativamente resuelto, por el mito. En Homero leemos que Océano y Tetis son los padres de todos los dioses. Hesíodo (siglos VIII y VII a.C.) el que mejor preludia esta viva curiosidad por saber cual es el ser primero del cual se han derivado todos los demás, el poeta de hecho está tratando de resolver el problema de a génesis y de la gradual formación del universo. Antes de todas las cosas (dice Hesíodo), existió el Caos, del cual procedieron Gea, el Erebo y Eros; Gea engendró por si misma a Urano, a los mares y a Ponto; a continuación, se enumeran las generaciones de las restantes divinidades hasta llegar al imperio de Zeus.
Tres científicos filosóficos, que florecieron sucesivamente a lo largo del siglo VI a.C, Tales, Anaximandro y Anaxímedes son los exponentes de la escuela jónica se preguntan cuál es la causa primera del mundo de nuestra experiencia y cómo se determina en la variedad de las cosas. Y por tal entienden una “sustancia universal”. Tales de la observación de que lo húmedo es de nutrimento de los cuerpos vivientes piensa que el agua es el principio del universo; Anaxímedes basándose en que el soplo es condición de vida tanto para el hombre tanto para el mundo entero, sostiene que el generador de las cosas es el aire, mediante el doble proceso de rarefacción y condensación; Anaximandro se abstiene de toda definición concreta. De donde, por u proceso de separación, deriva la generación de los seres, y donde se cumple también su disolución, de acuerdo con una ley que hace expiar a los hombres con la muerte la culpa de haber roto, naciendo, la unidad distinta a la originaria, afirma que la substancia de las cosas es el número; en efecto, sin el número, que es medida, ritmo, proporción de las partes es la unidad de cada cosa, no podríamos comprender la armonía que reina en el universo.
Heráclito de Éfeso continua la tradición naturalista de la escuela de Mileto del eterno devenir del mundo, del fluir universal de los seres, que halla en el fuego, el más inestable de los elementos.
Parménides (siglo V a.C.) elimina la relación entre una realidad derivada, al probar que el mundo múltiple y cambiante, que nos hacen conocer los sentidos, es ilusorio porque es contradictorio. Los objetos aparecen a los sentidos en continuo movimiento: nacen y precien, mudan de composición; ahora son y ahora no son, ahora son de un modo y ahora son de otro. Empédocles de Agrigento (492-432 ? a.C.) habla de cuatro raíces: agua, aire, tierra y fuego, cuya unión y disolución son procesos debidos a la pugna entre dos fuerzas exteriores: el Amor y el Odio, que se alteran en su dominio. Anaxágoras de Clazómonas supone que el mundo esta formado por un sinnúmero de cualidades básicas, que una Mente ordena en proporción diversa, pero sin que se pierda la unidad originaria; es decir, aun conteniendo cada uno las propiedades de los demás, los cuerpos se distinguen entre si por las propiedades que prevalecen en ellos. Demócrito de Abdera (460-370 a.C.) sostiene que todas las cosas están formadas por partículas indivisibles (átomos), cuantitativamente diversas que, moviéndose en el espacio, chocan y, así, dan lugar a al devenir: al nacimiento y a la destrucción, por medio de la reunión y de la separación.
...