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Gustavo Adolfo Becquer V


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2012  •  397 Palabras (2 Páginas)  •  861 Visitas

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V

Las ondas tienen vaga armonía,

las violetas suave olor,

brumas de plata la noche fría,

luz y oro el día,

yo algo mejor;

¡yo tengo Amor!

Aura de aplausos, nube radiosa,

ola de envidia que besa el pie.

Isla de sueños donde reposa

el alma ansiosa.

Dulce embriaguez

¡la Gloria es!

Ascua encendida es el tesoro,

sombra que huye la vanidad.

Todo es mentira: la gloria, el oro,

lo que yo adoro

sólo es verdad:

¡la Libertad!

Así los barqueros pasaban cantando

la eterna canción

y a golpe de remo saltaba la espuma

y heríala el sol.

-¿Te embarcas? gritaban, y yo sonriendo

les dije al pasar:

Yo ya me he embarcado, por señas que aún tengo

la ropa en la playa tendida a secar.

V

Las ondas tienen vaga armonía,

las violetas suave olor,

brumas de plata la noche fría,

luz y oro el día,

yo algo mejor;

¡yo tengo Amor!

Aura de aplausos, nube radiosa,

ola de envidia que besa el pie.

Isla de sueños donde reposa

el alma ansiosa.

Dulce embriaguez

¡la Gloria es!

Ascua encendida es el tesoro,

sombra que huye la vanidad.

Todo es mentira: la gloria, el oro,

lo que yo adoro

sólo es verdad:

¡la Libertad!

Así los barqueros pasaban cantando

la eterna canción

y a golpe de remo saltaba la espuma

y heríala el sol.

-¿Te embarcas? gritaban, y yo sonriendo

les dije al pasar:

Yo ya me he embarcado, por señas que aún tengo

la ropa en la playa tendida a secar.

V

Las ondas tienen vaga armonía,

las violetas suave olor,

brumas de plata la noche fría,

luz y oro el día,

yo algo mejor;

¡yo tengo Amor!

Aura de aplausos, nube radiosa,

ola de envidia que besa el pie.

Isla de sueños donde reposa

el alma ansiosa.

Dulce embriaguez

¡la Gloria es!

Ascua encendida es el tesoro,

sombra que huye la vanidad.

Todo es mentira: la gloria, el oro,

lo que yo adoro

sólo es verdad:

¡la Libertad!

Así los barqueros pasaban cantando

la eterna canción

y a golpe de remo saltaba la espuma

y heríala el sol.

-¿Te embarcas? gritaban, y yo sonriendo

les dije al pasar:

Yo ya me he embarcado, por señas que aún tengo

la ropa en la playa tendida a secar.

V

Las ondas tienen vaga armonía,

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